Reunión sin precedentes

IAG reúne a su primer 'cónclave verde' para hacer frente a la descarbonización

La propietaria de Iberia se reúne por primera vez con la banca de inversión y los principales analistas que cubren la compañía para abordar los retos de sostenibilidad que sus aerolíneas tienen por delante.

IAG Iberia avión
Un avión de Iberia, propiedad de IAG.
Europa Press

La fiebre por incorporar los criterios de sostenibilidad en la dirección de las grandes empresas afecta de lleno a la industria del transporte. IAG, el holding hispano-británico propiedad de Iberia, trata de sacudirse el estigma que tiene el sector de las aerolíneas por sus niveles de emisiones y busca la manera de demostrar al mundo que también están haciendo los deberes. Es lo que ha intentado el pasado viernes, en la primera reunión con analistas e inversores en la que ha desgranado su hoja de ruta ESG para los próximos años.

La compañía propietaria también de la británica British Airways y la irlandesa Aer Lingus mantuvo encuentros con grandes grupos de banca de inversión que analizan el día a día de la compañía, como la alemana Deutsche Bank y la suiza UBS, quienes han remitido durante esta semana distintos resúmenes de la jornada a sus clientes. La sesión, que se celebró en un formato híbrido (presencial-telemático), contó con la asistencia del consejero delegado de IAG, Luis Gallego, y de Jonathan Counsell, máximo responsable en materia de sostenibilidad.

A nivel grupo, IAG explicó sus objetivos en materia de sostenibilidad a medio y largo plazo. La compañía quiere reducir las emisiones de CO2 (de 26 millones de toneladas a 22 millones de toneladas) para 2030 y lograr ser neta cero en carbono para 2050. Este objetivo es más ambicioso incluso que el que ha marcado la Organización de Aviación Civil Internacional para las empresas de la industria. Para conseguirlo, la compañía ha comprometido aproximadamente 900 millones de dólares en inversiones relacionadas con la producción de combustible sostenible (SAF) y la conversión de residuos en queroseno para aviones.  

Algunas de estas iniciativas ya han echado a andar en España, donde Iberia ha firmado distintos acuerdos estratégicos con compañías energéticas. Uno de estos convenios se firmó en julio del pasado año con Repsol, en un acto al que asistieron los máximos representantes de las compañías, Josu Jon Imaz y Javier Sánchez Prieto. El otro gran acuerdo significativo llegó en enero de este año y se firmó con Cepsa. Este último pacto también incluye a la filial de corto radio Iberia Express y pasa por contemplar alternativas energéticas como el hidrógeno renovable y la electricidad para sus nuevos aviones.

Sobre la renovación de flota, IAG anunció recientemente la compra de 50 nuevos aviones al fabricante estadounidense Boeing. Se trata de una operación con implicaciones económicas y estratégicas, por haberse cerrado a un precio muy ventajoso y haber dotado de poder de negociación a la compañía frente a Airbus, su otro gran proveedor. Pero la compra de nuevas aeronaves tiene también una clara lectura en materia de sostenibilidad, ya que se trata de modelos más eficientes en uso de combustible. 

Otra de los aspectos ESG de IAG pasa por fomentar una mayor diversidad en su plantilla. En este sentido, la meta es que dentro de tres años el 40% de las mujeres ocupen puestos de alta dirección. Ese porcentaje era del 33% al finalizar 2021. El nuevo objetivo se anunció por primera vez el pasado mes de marzo y está en línea con las recomendaciones realizadas por el FTSE Women Leaders Review, un organismo no gubernamental de Reino Unido que persigue que las empresas se rijan por criterios de igualdad. 

La lucha frente al ferrocarril

El giro hacia la sostenibilidad de las aerolíneas es un claro gesto que responde a la presión que las grandes compañías están recibiendo para reducir su huella ambiental. En la industria del transporte, esta postura ha tomado formas de distintas decisiones políticas que, a ojos de muchas voces del sector, discriminan al avión frente a otros rivales. Un claro ejemplo está en la distribución de los fondos europeos Next Generation, donde el ferrocarril está recibiendo mucho más oxígeno desde las instituciones al tratarse de un medio menos contaminante.

Otras decisiones han sido rechazadas por las aerolíneas de manera pública. Como ejemplo paradigmático está la voluntad de prohibir algunos trayectos de corto radio en avión (los que tienen una duración de menos de 2 horas y 30 minutos). Esta idea, que se ha llevado a cabo en Francia y en nuestro país se quiere replicar en el plan España 2050, ha sido contestada en estos últimos meses por la patronal ALA (Asociación de Líneas Aéreas), que se ha apoyado en estudios del Colegio Oficial de Ingenieros Aeronáuticos para argumentar que la decisión apenas tendría impacto en el nivel global de emisiones. 

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