La Fundación no estaba dispuesta

Ibercaja no aceptó que su OPV bajase al precio que se fijó para Unicaja en bolsa

Los bancos de inversión crearon una expectativa de salida en una horquilla de entre el 47% al 53% del valor en libros, si bien en pocos días recularon hasta calcular un debut al nivel de la entidad malagueña. 

Víctor Iglesias, consejero delegado de Ibercaja
Víctor Iglesias, consejero delegado de Ibercaja
EUROPA PRESS

Ibercaja no está dispuesta a que su oferta pública de venta (OPV) baje al precio de Unicaja Banco. La Fundación, como máximo accionista de la entidad aragonesa, se negó rotundamente a continuar con su inminente debut bursátil después de que sus asesores Morgan Stanley y JP Morgan recalcularan sus expectativas ante las tensiones geopolíticas que se viven en los mercados internacionales hasta un valor en libros que se acercaba al del banco andaluz, según fuentes conocedoras del proceso consultadas por La Información. 

Los bancos de inversión crearon una expectativa de salida en una horquilla de entre el 47% al 53% del valor en libros, coincidiendo con el deseo de la cúpula de Ibercaja. Sin embargo, en los últimos días han revisado todos sus cálculos hasta acercarse a un nivel cercano al que debutó la entidad malagueña en 2017. La valoración de Unicaja Banco fue del 40% del valor en libros, a diferencia de la de CaixaBank, donde el grupo con sede en Zaragoza se ve plasmado guardando las distancias de tamaño, que se situó en un 64%.

La decisión, aunque tomada por el máximo órgano de gestión y bajo la preferencia del principal accionista -ostenta el 88% del capital-, ha supuesto un cierto revés. El folleto estaba completamente listo para remitirse a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) este mismo miércoles y dar luz verde a la apertura de libros a finales de semana. El calendario estaba muy definido, pero los 'inputs' que los bancos asesores empezaron a trasladar provocaron que la valoración se desacoplara demasiado de las ambiciones del grupo. 

Su equipo directivo tiene claro que no se lanzará al mercado si no tiene la convicción de que obtendrá una buena acogida. No ven con buenos ojos llegar a situarse en niveles de Unicaja Banco, pese a que su tamaño es muy similar. Se comparan más bien con una entidad de la envergadura de CaixaBank a pesar de que son conscientes de las limitaciones de escala, pues el banco aragonés es prácticamente diez veces menor al grupo capitaneado por José Ignacio Goirigolzarri. Pero esta diferencia no es una barrera para verse como un reflejo en términos de modelo de negocio y calidad del riesgo, entre otros elementos. Su intención es situarse a un nivel intermedio, por debajo de CaixaBank, pero en todo caso por encima de Unicaja Banco. 

Los coordinadores de la operación empezaron a observar desde el miércoles pasado que el índice VIX de volatilidad empezaba a subir con picos cercanos al 30%, unos niveles en los que se desaconseja seguir adelante con colocaciones en el mercado. La incertidumbre empezó a aumentar poco después cuando se pudo constatar que los inversores con los que se había entablado contactos y con los que estaba todo prácticamente atado estaban empezando a adoptar un perfil más cortoplacista, lo que igualmente aprieta a la baja la valoración. Ibercaja quiere conseguir institucionales con vocación de permanencia. A su vez, la holgura del mercado ha venido cayendo y los volúmenes de negociación se han estado ajustando. 

Otro detonante fue la suspensión de otras dos operaciones de este tipo en Holanda y en Alemania. La tecnológica Wetransfer estaba a punto de salir a cotizar en la Bolsa de Ámsterdam, igual que la farmacéutica Cheplapharm Arzneimittel. Ambas han remitido comunicados similares a los de Ibercaja: "A la vista de la alta volatilidad que se está registrando en los mercados de capitales internacionales en los últimos días, derivada de la situación de elevada tensión geopolítica mundial, ha acordado esperar a que los mercados vuelvan a una situación de mayor normalidad". 

El consejo tratará de aprovechar la ventana de abril o junio, pero no tiene prisa ni necesidad como para salir a cualquier precio

Con todos estos riesgos encima de la mesa y una revisión del resultado de la OPV, el consejo de administración de Ibercaja se reunió de urgencia para tomar la decisión de no seguir adelante en esta ventana e intentar aprovechar la próxima de abril o la de junio. En caso de que el contexto continúe agitado, la última opción sería llegar a la oportunidad que se abre en otoño (septiembre). En esta fecha, a la que no se prevé llegar, se empezaría a valorar otras alternativas a la salida a Bolsa, como la creación de un fondo de reserva o solicitar al Gobierno, de nuevo, una ampliación del plazo.

La cuestión es que no hay ni prisa ni necesidad. La diferencia de la operación de Ibercaja con otro tipo de colocaciones es que la entidad no cuenta con ningún tipo de presión para sacarla adelante lo antes posible, ya que no es por apuros de capital ni por otra debilidad, sino por cumplir con una exigencia regulatoria que le obliga a reducir la participación de la Fundación por debajo del 50%. De hecho, el banco debía de haber salido a Bolsa antes del ejercicio 2020, si bien el Gobierno le dio dos años de margen ante las dificultades del contexto y el estallido de la crisis del coronavirus. 

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