La compañía española Iberdrola es uno de los líderes energéticos a nivel global y una de las mayores compañías eléctricas por capitalización bursátil. El grupo suministra energía a cerca de 100 millones de personas en decenas de países. Datos que corroboran su fuerte presencia internacional, en la que destaca México, donde ha invertido cifras multimillonarias en proyectos energéticos que incluyen tanto las renovables como las más tradicionales de gas, lo que le ha convertido en uno de países estratégicos.
"Estamos firmemente comprometidos con el desarrollo energético y económico en México, el fortalecimiento de su sector industrial y la generación de empleo de calidad, siempre a través de las fuentes de energía más eficientes y limpias". Estas eran las palabras del presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, hace ya casi tres años, cuando en 2019, Iberdrola anunció una inversión de 5.000 millones de dólares en nuevas centrales de generación hasta 2025, con el objetivo de satisfacer las previsiones energéticas de México. Un compromiso que, además, se veía reforzado con una importante apuesta por la industria nacional que se vería favorecida por contratos imprescindibles para la construcción de un ciclo combinado en Veracruz, una planta de cogeneración en Querétaro y un parque fotovoltaico en Puebla.
Sin embargo, las relaciones entre Iberdrola y México no han ido como se presuponían por aquel entonces. La cuerda se ha tensado aún más en las últimas semanas, tras la presentación de una iniciativa preferente (el equivalente a un decreto-ley en España) que refleja las líneas maestras de la pretendida reforma de la Ley de Industria Eléctrica de México. De prosperar las enmiendas registradas en el Congreso mexicano, la presencia de empresas energéticas extranjeras en el país podría llegar a su fin, lo que supondría, para Iberdrola, perder todas las inversiones en el país.
Iberdrola en México
La 'salida' de Iberdrola de México no sería un asunto baladí. La compañía de Galán lleva desde finales de la década de los 90, aumentando de forma constante e ininterrumpida sus inversiones y actividades en el país, pues es considerado, como decíamos al principio, uno de sus puntos más estratégicos en el proceso de internacionalización.
En la actualidad, Iberdrola dispone en el país de una capacidad instalada de 10.500 MW a través de más de una veintena de centrales de ciclo combinado, cogeneraciones, parques eólicos y fotovoltaicos. Todas ellas expandidas a través de 13 estados.
Las plantas que utilizan la tecnología de ciclo combinado son más eficientes con el ambiente, puesto que emiten menos contaminantes que las que utilizan otros combustibles fósiles como el fuel o el carbón. Iberdrola las tiene instaladas en los siguientes estados mexicanos: Baja California, Nuevo León, Sinaloa, Durango, Tamaulipas, San Luis Potosí.
Fue en 1999, cuando comenzaron las actividades de Iberdrola en México. Entonces, comenzaron la licitación para la construcción de la que sería la primera planta en el país con un equipo que formaban solo 12 personas. De esta forma, la planta de ciclo combinado Dulces Nombres se convirtió en la primera instalación de la compañía en el país. Tras esta, llegaría en 2003, la central ubicada en Monterrey que reemplazó el funcionamiento de una antigua planta generadora de los años 50.
El primer parque eólico de Iberdrola se asentaría en Oxaca en 2008. Se trataba de la primera instalación renovable que operó bajo el esquema privado de autoabastecimiento. Su ubicación, además, fue estratégica ya que está en una de las zonas donde más prevalecen los fuertes vienes, los cuales pueden alcanzar una velocidad de 200 km/h, similar a los que se generan en una huracarán de categoría 3.
Todas las operaciones de Ibedrola en México en las dos últimas décadas se traducen en una inversión acumulada de alrededor de 6 millones de euros, según datos de la compañía.
