Iberdrola se lanza al coche eléctrico con retraso para alcanzar a Repsol y Endesa

  • La compañía eléctrica anunciará un plan para competir con más decisión en el transporte tras el acuerdo de suministro con Zity
Coche eléctrico de Zity aparcado en una calle de Madrid.
Coche eléctrico de Zity aparcado en una calle de Madrid.
EFE

Más vale tarde que nunca. Iberdrola siente que está perdiendo la carrera del coche eléctrico y va a anunciar en los próximos días nuevos planes para competir en un negocio prometedor. Esos planes pueden incluir acuerdos con empresas especializadas, al estilo de lo que ha hecho la petrolera Repsol con Kia, según fuentes de la eléctrica. La compañía que preside Ignacio Sánchez Galán lleva un cierto retraso en la competición por los nuevos modos de movilidad. Endesa ha apostado con fuerza por el vehículo eléctrico y presume de que sus empleados compran siete de cada 100 vehículos no contaminantes que se venden en España. 

Iberdrola no da el empujón en el vacío. Pero necesita más. La eléctrica tiene un acuerdo con Zity, el proyecto de coche compartido de Renault y Ferrovial -500 coches en Madrid- para que toda la recarga de los vehículos esté certificada con garantía de origen de la electricidad 100% procedente de fuentes renovables.

Pero no es suficiente. La eléctrica, al menos en imagen, va a remolque de sus competidores. A Sánchez Galán le gusta poco que le tomen la delantera, menos en un negocio que se presume rentable. El nuevo plan de movilidad eléctrica, confirma la compañía, se hará público en los próximos días tras haber sido aplazado "por cuestiones de agenda".

Electrificación e inversiones

El desarrollo del coche eléctrico encaja en el discurso oficial de Sánchez Galán, a favor de la descarbonización y el cumplimiento de los acuerdos contra el cambio climático. En la última cumbre de Davos, el presidente de Iberdrola insistió en la necesidad de electrificar la economía a nivel mundial con nuevas renovables, disponer de una mayor capacidad de almacenamiento, más redes inteligentes y más vehículos eléctricos en todo el mundo. Todo ello, requerirá, según Galán, unas inversiones por parte del sector eléctrico de unos 19 billones de dólares (unos 15,5 billones de euros) en los próximos 25 años.

En España, el avance en la implantación del vehículo eléctrico es todavía lento. Endesa lleva desde el año 2011 estudiando a través de pruebas piloto el sector. Y sólo muy recientemente se ha arriesgado a anunciar un plan por el que instalará en tres años  600 puntos de recarga eléctricos de acceso público repartidos por todo el país.

El mercado se acelera, pero las cifras son todavía muy modestas. Aunque el año pasado fue el mejor de la serie, en todo el año sólo se vendieron 3.920 coches eléctricos "puros" -sin tener en cuenta los híbridos-, aunque esa cifra casi duplica la registrada un año antes, según datos de los fabricantes.

Ayudas que duran horas

El interés del público por la movilidad eléctrica es claro. El Ministerio de Energía ha destinado, a través del IDAE, 20 millones para la compra de vehículos de combustibles alternativos -Plan Movalt- y otros 15 millones a la instalación de infraestructura de recarga de vehículos eléctricos. Las solicitudes agotaron los fondos en apenas unas horas.

Pero el coche eléctrico se enfrenta todavía a algunos inconvenientes. Para empezar, un cierto escepticismo en la Administración. El ministro de Energía, Álvaro Nadal, lo expresó en un acto celebrado en octubre. "Está muy bien establecer prohibiciones al motor de combustión" dijo "pero todavía queda muchísimo para tener baterías que sean capaces de dar las prestaciones que nos tendrían que dar". Pese a todo, el ministerio prepara medidas para facilitar la extensión de los puntos de recarga.

El vehículo eléctrico se enfrenta también a la necesidad de las empresas petroleras y gasistas de aprovechar al máximo las existencias de hidrocarburos. Tanto Repsol como Gas Natural Fenosa tienen en marcha proyectos para extender el uso de gas natural en el trasporte. El gas no es un carburante totalmente limpio, aunque contamina menos que la gasolina o el diésel. Pero las empresas publicitan el gas como más verde, limpio y ecológico. Cuestión de necesidad: un 75% de las reservas de Repsol -1.798 millones de barriles- y un 65% de la producción -449.000 barriles al día- son de gas.

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