Tensión en las negociaciones

Iberia se pone de perfil y deja la compra de Air Europa en manos del Gobierno

La compañía rebaja su implicación tras encontrar un sinfín de obstáculos. Insiste en el valor estratégico de la fusión, pero en privado considera que tenía sentido antes de la pandemia y de la intervención de la SEPI.

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Iberia se pone de perfil y deja la compra de Air Europa en manos del Gobierno.
Europa Press

En un momento clave para la operación y tras meses de negociación, el pesimismo de Iberia sobre la resolución de la compra de Air Europa le ha llevado a rebajar su posición negociadora y pasar la 'patata caliente' al Gobierno. En el seno de la compañía consideran que la intervención de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) ha entorpecido la fusión y ha reducido el sentido estratégico que tenía antes de que la pandemia hundiera el tráfico aéreo. Las próximas semanas serán decisivas para conocer el desenlace.

Queda apenas un mes para que Bruselas se pronuncie de manera definitiva y la balanza puede deslizarse hacia cualquier lado. La compañía Iberia considera que ha hecho todo lo posible por cerrar la operación que inició en 2019. Formuló unos 'remedies' voluntarios con las aerolíneas españolas Volotea y World2Fly (Iberostar) como prueba de buena fe ante las autoridades de Competencia, pidió más tiempo a la Comisión Europea para analizar la operación y finalmente terminó presentando unos descartes regulatorios "más generosos", en palabras de la propia compañía, que los planteados en un primer momento.

Pese a ello, el diagnóstico de la compañía es "más pesimista" que al inicio de las negociaciones. Es un sentimiento que en las tres últimas semanas han reconocido cuatro de sus máximos directivos en un claro gesto de presión. Primero fue Javier Sánchez Prieto, presidente de la compañía, y más tarde Luis Gallego, máximo responsable del holding IAG, durante la última presentación de resultados. Seguidamente, se pronunciaron en el mismo sentido Juan Cierco, director corporativo, y María Jesús López Solas, jefa de compras de la aerolínea.

Ese pesimismo responde a la evolución de las negociaciones, influenciadas por el rescate de la SEPI. Los 475 millones de euros de ayudas entregados a Air Europa han viciado la operación, habida cuenta de que dicho dinero supone una deuda que IAG tendrá que devolver al Estado si compra la compañía de Globalia. Una cifra que incrementaría los compromisos del propio grupo hispano-británico, que por su parte también ha tenido que lograr liquidez durante la pandemia. Todo ello ha empujado a que Iberia haya reducido su exposición en las conversaciones al considerar que el Gobierno, que apenas se ha pronunciado al respecto, debe dar un paso al frente. "Es un equilibrio difícil", llegó a manifestar el propio Sánchez Prieto en relación con la negociación a tres bandas entre la Administración, la familia Hidalgo y la propia Iberia.

Por su parte, el Gobierno tiene en sus manos la obligación de sacar adelante la operación para preservar la conectividad de Barajas, donde la suma de Iberia-Air Europa sería beneficiosa para la industria aérea en España. Y, sobre todo, el Ejecutivo es responsable del desenlace, porque la ayuda otorgada a Air Europa a través de la SEPI puede tener un efecto boomerang que termine con la compañía de Globalia convertida en la nueva Alitalia. 

El bloqueo de la compra de Air Europa puede traducirse en su caída. Y nadie quiere ser señalado como el responsable

La clave: parte del préstamo, aproximadamente más de 200 millones, se concedió en deuda convertible en capital, lo que abre la puerta a que el Gobierno nacionalice la compañía si Air Europa no puede asumir la devolución de dicha deuda. Y la probabilidad es mayor a cada momento que pasa. El auditor de sus cuentas, KPMG, ya advirtió de que necesitaría un tercer rescate si su actividad no remontaba, como han probado durante estos meses los datos de Eurocontrol.

La resolución definitiva parece ser una segunda renegociación del precio, algo que no gusta nada a la familia Hidalgo, dueña de Air Europa, que ya cedió en enero de este año al reducir el precio de compra a la mitad (de 1.000 millones a 500) y al reconfigurar el calendario de pagos para que fuese mucho más favorable a Iberia. Los primeros vencimientos llegarían en 2025, coincidiendo con la recuperación de los niveles de vuelos y pasajeros previos a la pandemia del coronavirus.

Las próximas semanas son decisivas. En Europa no gusta el efecto que la combinación de las rutas y slots (derechos de despegue y aterrizaje) de ambas compañías podría tener sobre la competencia y los consumidores. Sin embargo, también se es consciente de que el bloqueo de la operación es un golpe casi mortal para el futuro de Air Europa. Y nadie quiere ser señalado como el responsable de haberla dejado caer.

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