Iberia no quiere intrusos en la T4 y recela del reajuste de Barajas que plantea Aena

  • El gestor aeroportuario intenta descongestionar la T1,2 y 3 trasladando a la nueva terminal un 2,5% de vuelos procedentes de otras compañías.
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EFE

Iberia ha puesto el grito en el cielo tras mostrar a Aena su total disconformidad con la decisión adoptada por el gestor aeroportuario de trasladar a la T4 del Aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid- Barajas las operaciones de otras compañías ajenas a las empresas del Grupo IAG o a sus socios de la alianza Oneworld. La compañía estatal que preside Maurici Lucena comunicó en febrero la reordenación del principal aeropuerto de la red española con el fin de equilibrar la operatividad conjunta de las instalaciones y descongestionar las más antiguas terminales 1,2 y 3 cuyos límites de capacidad son inferiores en un 25% al tráfico aéreo que puede absorber la T4.

El Ministerio de Fomento ha recordado a Iberia que la solución planteada es inevitable y estaba prevista desde la etapa presidencial en Aena de Jaime García-Legaz, el último responsable de la empresa colocado a instancias del Partido Popular tras la dimisión en septiembre de 2017 de José Manuel Vargas. Las tensiones para incorporar dentro de la T4 a otros inquilinos ajenos a Iberia y sus empresas asociadas vienen de antiguo y alcanzaron un momento crítico en 2013 cuando el presidente de Globalia y máximo accionista de Air Europa, Juan José Hidalgo, recriminó airadamente a Vargas su afán por defender la posición de IAG en contra del resto de aerolíneas españolas.

Vargas consiguió apaciguar los ánimos encendidos de Hidalgo con soluciones intermedias en las antiguas terminales de Barajas que, a la postre, han permitido incrementar la posición competitiva del principal rival español de Iberia, pero esto no ha hecho sino aumentar la amenaza latente que Air Europa supone para el hub con Latinoamérica que la filial de IAG controla desde la célebre T4. De ahí que la inminente llegada de eventuales ‘intrusos’ suponga un quebradero de cabeza para los responsables de la antigua compañía española de bandera, una empresa obligada a una competencia feroz desde hace años pero que, no se olvide, lleva en su ADN los genes del antiguo monopolio del Estado.

El planteamiento de Aena consiste en trasladar a las más modernas instalaciones de Barajas las operaciones de cuatro aerolíneas que, en conjunto, suman el 3% de los pasajeros del aeropuerto madrileño y poco más del 2,5% de las operaciones. Entre las mismas destaca la escandinava Norwegian Air Shuttle, considerada en su día como el mirlo blanco con el que Aena consiguió desmontar el duopolio ejercido hasta hace unos años en Barajas por EasyJet y Ryanair dentro del segmento de bajo coste. Además pasarán también a la T4 la filial de IAG, la irlandesa Air Lingus; así como Air China y la española Plus Ultra Líneas Aéreas.

La mudanza está prevista que se lleve a cabo antes del verano y aunque los datos fríos parecen desmentir los temores de Iberia, lo cierto es que las suspicacias se han acumulado estas últimas semanas en las relaciones entre la primera aerolínea española y el gestor aeroportuario. Los directivos de IAG, con su consejero delegado, Willie Walsh a la cabeza, consideran que la rendija abierta por Aena en la T4 no presagia nada bueno para los intereses de su filial, más si cabe en un momento especialmente delicado como consecuencia de las incertidumbres provocadas por el Brexit acerca de la jerarquía que en el futuro pueda disfrutar Iberia como primer y más distinguido cliente de Barajas.

Una solo hub de vuelos internacionales

El malestar de IAG se entiende mejor teniendo en cuenta que el gran beneficiario de la medida dispuesta por Aena no es otro que la propia Air Europa que, de entrada, podrá disponer de un espacio adicional para ampliar el hub que mantiene en las antiguas terminales con sus aliados de Skyteam, entre los que se incluye Air France. La aerolínea gala es una de los principales caballos de batalla a los que se enfrenta Iberia y la que más ha presionado en Bruselas para que la aerolínea española tenga que adaptar su accionariado a las normativas comunitarias en el supuesto de que el Reino Unido termine por abandonar la Unión Europea.

El plan director diseñado por el Ministerio de Fomento para el Aeropuerto de Barajas subyace detrás de todo este enfrentamiento ya que la intención de los responsables aeroportuarios no es otra que ampliar la T4 para que Iberia y Air Europa terminen compartiendo un único centro de conexión para los vuelos internacionales. Aena trata de defender los intereses de su principal activo por encima de los objetivos estratégicos de IAG, mucho más si finalmente Iberia pierde su pasaporte comunitario con el temido Brexit.

Las noticias procedentes del Reino Unido han dado un respiro en los últimos días, pero el Gobierno tampoco quiere cruzarse de brazos a la espera de acontecimientos. Por una vez, y sin que sirva de precedente, en momentos de cambio se impone hacer mudanza y aunque el ajuste anunciado por Aena suponga ahora una mínima alteración, Iberia tiene también motivos para ajustarse el cinturón en prevención de mayores turbulencias que puedan afectar en el futuro a su posición en asiento preferente dentro de Barajas.

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