Condiciones implícitas de la opa 

IFM sube la presión: aprieta a Naturgy para reducir sus activos no renovables

El gestor de fondos se comprometía a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en todas sus compras de activos con el objetivo de convertirse en una compañía de cero emisiones netas para 2050.

Teresa Ribera
IFM redobla la presión: aprieta a Naturgy para reducir sus activos no renovables. 
Agencia EFE

En octubre de 2020, el gestor de fondos australiano IFM se comprometía a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en todas sus compras de activos con el objetivo de convertirse en una compañía de cero emisiones netas para 2050.

Sin duda era una decisión histórica para un fondo cuyo origen es netamente industrial. La justificación de la compañía se basaba en la tan manida lucha contra el cambio climático y, concretamente, con la alienación con los objetivos de París para limitar el aumento de temperatura global. Sin embargo, en realidad, era una muestra más de las acciones que la australiana, y la gran mayoría de fondos internacionales, ya estaba tomando para reducir sus emisiones a través de la inversión en energías renovables y otras muchas iniciativas de reducción de carbono.

Entre ellas destacaba la creación de una ‘taskforce’ para el estudio de iniciativas que contribuyeran a esta decisión y, en concreto, a “la identificación de oportunidades de inversión en descarbonización y activos renovables, y garantizar que IFM continúe desarrollando capacidades para aprovecharlas”.

Tres meses más tarde, a comienzos de febrero, el gestor de fondos australiano presentaba ante la CNMV su opa parcial sobre Naturgy, el gigante nacional de gas y ciclos combinados, con la que pretende hacerse con el 22,7% del capital de la española. El importe de la operación alcanzará aproximadamente los cinco mil millones de euros. La confusión en Australia ante estas dos noticias, en principio contradictorias, no tardó en surgir tanto en los medios de comunicación como en las instituciones financieras.

El anuncio de una apuesta innegable por las energías renovables y la transición energética podrían contrastar a simple vista con su participación en una empresa que suministra la mayor parte del gas que importa España. A este respecto, Kyle Mangini, el director de infraestructuras de IFM, era preguntado sobre el impacto que tendría la participación de la australiana en Naturgy y cómo esto podría afectar a su compromiso anunciado de reducción de emisiones a 2050.

Acudiendo al lenguaje taurino, Mangini trató de hacer una larga cambiada ante la pregunta, afirmando que, durante la presentación de la oferta, “trataban de estar cómodos y en línea con el objetivo marcado (de reducción de emisiones)”. Además, el directivo añadía que “(Naturgy) tiene un portfolio renovable muy amplio y están progresando en esa dirección”. Ante la presión de los periodistas australianos, Mangini puntualizó que el acuerdo con Naturgy no afectaría al objetivo de emisiones cero de IFM, algo normal teniendo en cuenta el compromiso adquirido hacía apenas un mes. Pero no respondió a si, una vez dentro de la compañía española, tratarían de hacer valer su posición en el consejo para que Naturgy haga una transición más rápida hacia activos más renovables.

Desde entonces, el gestor de fondos no ha hecho otra cosa que desprenderse de todo aquello que no huela a energía renovable. En febrero, los australianos descartaban acometer nuevos proyectos térmicos tras cerrar un acuerdo para la adquisición del 50% de la canadiense ‘Enwave’, por lo que los australianos renunciarán, después de haber invertido casi 3.000 millones de dólares, a cualquier proyecto futuro en este campo.

Un condicionante de la operación 

En caso de salir adelante la opa, las intenciones de IFM, como así están haciendo en todas sus participadas, pasarán probablemente por priorizar y presionar la inversión y operación de activos renovables y desprenderse de los componentes más contaminantes de la cartera de Naturgy.

Esta operación está en línea con las decisiones adoptadas por Reynés al frente de la compañía. Desde 2012, Naturgy ha reducido sus emisiones directas de gases de efecto invernadero en un 42%, además de haber puesto en marcha en 2020 más de 150 MW de proyectos renovables, incrementando el 29% de su potencia renovable instalada. Así, durante el último ejercicio, Naturgy generó el 22% de su electricidad total gracias a sus activos a partir del agua, el sol o el viento. Para 2021, ha fijado que el 34% de su capacidad de generación sea de origen renovable, además de reducir en un 21% adicional sus emisiones de CO2.

Paradójicamente, la apuesta renovable de Naturgy es especialmente visible en Australia, donde a través de proyectos adjudicados o en operación dispondrán en el futuro de más de 700 MW de capacidad renovable instalada. Unas cifras que pueden haber llevado a IFM a considerar que, dentro de Naturgy, podrían encontrar una empresa comprometida para llevar adelante sus objetivos a 2050.

Esta oportunidad, en caso de salir adelante la Opa, podría encontrar su manifestación en la futura presentación del plan estratégico. Un documento que fue aplazado, una vez más, tras conocerse la noticia de las intenciones de los australianos de entrar en la energética. El plan estratégico es la guía estratégica sobre la que se planificarán todas las operaciones de la energética.

Parece lógico retrasar su presentación, dado que la mayor o menor presión que pudiera ejercer IFM sobre la futura hoja de ruta girará en torno al papel del gas en la transición energética. Un aspecto que tanto IFM como Naturgy conocen a la perfección y con el que el Ministerio de Transición Ecológica también cuenta para hacer realidad la nueva ley que salga del Congreso de los Diputados y que se encuentra actualmente en fase de tramitación.

El proyecto de ley de Cambio Climático y Transición Energética también plantea alcanzar la neutralidad de emisiones para 2050. Al menos en este asunto España y Australia no se encuentran en las antípodas.

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