Los sindicatos lo comunican a la plantilla

Indra se ciñe al convenio del metal y fija un alza salarial mayor al 3% en defensa

El incremento, por debajo del 5,7% de la inflación en 2022, contempla el ajuste del pasado ejercicio y lo correspondiente a 2023. La plantilla mira con preocupación la alta rotación de personal de la compañía.

Indra sede
Sede de Indra en España.
CONTACTO vía Europa Press

Indra Sistemas, la división de la prioritaria área de defensa de la compañía española, acaba de establecer la subida salarial para su plantilla conformada por cerca de 6.000 empleados. No existe un convenio 'ad hoc' para el grupo y se rige directamente por el del sector del metal con algunas mejoras pactadas con el comité de empresa en los últimos años. La firma incrementará los sueldos, según confirman desde la representación de los trabajadores, en más de un 3%, entre la compensación por el año 2022 y lo correspondiente al presente ejercicio, tras los diferentes ajustes.

Pese al tamaño relevante de la plantilla, la compañía ha apostado tradicionalmente por vincularse al convenio del metal e ir negociando con los sindicatos diferentes medidas extra. Hace más de dos años, la compañía, bajo la presidencia ejecutiva de Fernando Abril-Martorell, puso sobre la mesa un ERE que finalmente retiró para acordar 135 prejubilaciones y 85 salidas voluntarias. En ese contexto se firmó por primera vez desde hacía más de una década un acuerdo marco laboral -estancado desde 2019- que regulaba algunos derechos más para la plantilla -como las bolsas de horas o las compensaciones salariales- y que tenía una vigencia hasta este 2023.

La subida del IPC en 2022 fue del 5,8%. El incremento contemplado para el ejercicio era del 1,5%. Según el convenio y los diferentes ajustes que acarrea, la subida para personas que no tienen en su nómina complementos personales sería del 3,65% (la inmensa mayoría sí que los tiene). Para los que los tienen hay lo que se conoce como absorción, lo que hace que la subida real fuera del 0,9%, según ha comunicado la representación de los trabajadores a la plantilla. Aplicando el acuerdo marco de 2020, la subida es del 2,07% para este último caso. En el caso de 2023, se sitúa en el 1,25%.

La compañía, dirigida por Ignacio Mataix y presidida por Marc Murtra, se ciñe exclusivamente a lo contemplado en el convenio colectivo del metal y el acuerdo firmado hace más de dos años por la representación sindical, sin ningún tipo de compensación extra para corregir la pérdida de poder adquisitivo teniendo en cuenta lo sucedido con el IPC en el anterior ejercicio y lo que está previsto para este año. Hay compañías como la propia Telefónica, donde habrá un incremento total de la masa salarial en España de las tres principales filiales del 7,8%.

La plantilla de Indra Sistemas, la división que se dedica al sector del transporte y la defensa, se sitúa ligeramente por debajo de los 6.000 empleados. Antes de afrontar el ERE de 2020 se superaba los 6.300 y tras las salidas voluntarias y los ajustes que se han vivido en los dos últimos ejercicios, se encuentra en estos niveles. Hay que tener en cuenta que el objetivo de la compañía es priorizar esta actividad, con mayores márgenes de beneficio, en un momento de un gasto en defensa al alza y de un creciente clima bélico marcado por la invasión de Ucrania.

Proyectos clave con alta rotación

En los próximos trimestres van a llegar más proyectos que abordar. El Gobierno ha cumplido con su promesa ante la OTAN de elevar el gasto militar un 8,4% si se incluyen los fondos europeos, a lo que sumará 4.900 millones de euros de los programas especiales de modernización. Habrá más dinero público. Y la compañía debe concentrarse en la cobertura de todas esas iniciativas con personal propio y subcontratado. Y va a resultar todo un reto teniendo en cuenta la escasez de personal altamente cualificado.

La salida de personal por el recorte ejecutado por Abril-Martorell en 2020, con más experiencia en el sector, junto con la alta rotación de la plantilla -en toda la compañía, incluido el negocio tech, se situaba en el 15%- está generando problemas, según explican fuentes internas de la empresa. Se están produciendo retrasos en algunos de los proyectos, que no sólo se pueden achacar a la falta de chips o la guerra de Ucrania, sino también a las dificultades para fichar y retener empleados. Algunos de esos contratos se están tratando de renegociar.

Uno de esos retos relevantes es el programa europeo de defensa FCAS. La empresa arrancó en diciembre lo que se conoce como fase 1B del proyecto como coordinador nacional. Esto supondrá 600 millones de ingresos durante los próximos tres años pero también una carga de trabajo relevante. En este papel de coordinador, la firma contará con una sede y un centro de trabajo destinados en exclusiva al proyecto del avión de combate. Permitirá, según sus cálculos, la creación de más de 1.000 puestos de trabajo directo de muy alta cualificación en el país, más de 400 de ellos en Indra.

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