Tras el impacto de la crisis

Indra elimina previsiones y pospone la decisión sobre el dividendo por el virus

  • La compañía tecnológica cerró el primer trimestre del año con unos ingresos estabilizados y una caída del 65% en el beneficio neto. 
Fernando Abril-Martorell, presidente de Indra.
Fernando Abril-Martorell, presidente de Indra.
L. I. / Archivo

Indra toma medidas ante la crisis del coronavirus. La compañía presidida por Fernando Abril-Martorell ha decidido eliminar las previsiones para este año 2020 ante la incertidumbre generada por la pandemia en todos los mercados. A esta medida suma otra: pospone la decisión sobre la vuelta al pago de dividendo, prevista anteriormente para este ejercicio. "El impacto, duración y ámbito de la crisis sanitaria y económica es muy difícil de estimar en estos momentos", asegura el primer ejecutivo.

Pese a que es muy difícil estimar el impacto, desde Indra insisten en que la Covid-19 ya está comenzando a tener un impacto "profundo" en la economía global. Prevén que afectará a los resultados de la compañía -participada por el Estado- "en los próximos trimestres". En las del primer periodo, entre enero y marzo, la afección ha sido muy limitada gracias a la "buena inercia comercial".

Para el año 2020 se esperaba un crecimiento de ingresos de un dígito medio (en torno al 5%), junto con una generación de caja libre de más de 150 millones de euros. Esta previsión ha sido retirada oficialmente, según ha confirmado la empresa en un hecho relevante. Ofrecerá una nueva hoja de ruta en cuanto haya mayor visibilidad sobre el impacto que se sufrirá en las cuentas.

Por otra parte, la empresa -cuyo 20% está en manos del Estado y es éste uno de sus principales clientes- había establecido este año 2020 como clave para decidir si volvía a entregar dividendos tras años sin hacerlo. Pero la crisis del coronavirus ha obligado a posponer esta decisión 'sine die'. "Estaba prevista anteriormente para el presente ejercicio 2020", apunta.

Sobre esa posibilidad de regresar al dividendo, suspendido desde el año 2013 -que se pagó en 2014-, Abril-Martorell apuntó en la junta general de accionistas del año pasado que el balance había mejorado suficiente como para planteárselo. "Si el plan estratégico va rindiendo como tiene que rendir, lo lógico es que cumplamos con el compromiso", aseguró. Ahora, esa decisión, que debería abordarse en la reunión anual, se deja en el aire.

Ingresos estables y ERTE retirado

Más allá de estas dos decisiones, Indra cerró el primer trimestre del año con unos ingresos estables (destacando el crecimiento de su unidad de negocios digitales Minsait, que subió un 4%) y con una caída de más del 65% en el resultado neto hasta situarlo en los 6 millones de euros. Su cartera de contratos se sitúa en un techo histórico: 4.800 millones de euros, con un crecimiento de más del 12% en un año.

"El impacto de la Covid-19 en nuestros resultados ha sido muy limitado y corresponde sólo a algunas semanas de marzo y se concentra en transporte y defensa", explica Abril-Martorell, quien insiste en que ha consistido principalmente en el retraso de algunos proyectos, que se están produciendo por la postergación en la toma de decisiones de algunos de sus clientes o en la falta de certificación de otros, junto con la menor operatividad de las fuerzas de ventas.

El presidente confirma que ahora la "prioridad absoluta" es preservar la sostenibilidad de Indra en este entorno "cuyo impacto y duración son desconocidos". En este sentido, precisa que se han tomado medidas para reforzar la liquidez y el balance. A cierre del ejercicio contaba con más de 940 millones de euros entre dinero en efectivo y líneas de crédito dispuestas pero no utilizadas.

La compañía planteó a finales de marzo un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) para buena parte de la plantilla. Se sumaba una rebaja salarial durante un un periodo de tres meses. Sin embargo, finalmente decidieron retirar su propuesta y buscar un cauce para compartir la evolución de las estimaciones de manera continuada con el comité de empresa, para que éste acabe apoyando "las decisiones que se deberán tomar". Pese a la retirada, según afirmó el propio presidente, la bajada salarial del 25% para su retribución fija se mantuvo.

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