Primera gran cotizada

Indra incluye la pandemia del Covid por primera vez en sus riesgos en pleno ERTE

  • Lo plantea como un riesgo "emergente" y asegura que no puede hacer una cuantificación precisa de las consecuencias a corto, medio y largo plazo.
Fernando Abril-Martorell
Fernando Abril-Martorell
Europa Press - Archivo

Indra es la primera que mueve ficha. La tecnológica española, participada por el Estado, ha incluido dentro de los riesgos para su negocio las enfermedades infecciosas y, en concreto, el coronavirus. Lo hace en el informe anual publicado en la Comisión Nacional del Mercado de Valores en plena crisis por la pandemia y con la negociación del Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) para su plantilla en ciernes. La compañía no ha planteado sus previsiones sobre el impacto a corto, medio o largo plazo en su negocio.

Ha sido de los últimos del Ibex 35 en presentar su informe anual, lo que le ha permitido contemplar lo que hoy trae de cabeza a todas las compañías en España: el Covid-19. Y lo hace en una categoría nueva en el documento presentado a los inversores: riesgos emergentes. Se trata de aspectos que pueden tener un impacto en el negocio "en el medio o largo plazo y que requieren medidas de mitigación o respuestas específicas".

En esos riesgos emergentes incluye como el principal el de las enfermedades infecciosas y las pandemias globales, junto a otros como la gestión del talento o el cambio climático. Al igual que Indra, la gran mayoría de las compañías del selectivo español no tenía contemplados este tipo de crisis sanitarias entre sus particulares preocupaciones. El coronavirus también ha cambiado esta realidad.

Pese a que reconocen que se trata de un contratiempo importante, desde la compañía presidida por Fernando Abril-Martorell no han fijado aún ningún escenario financiero sobre el impacto concreto en su negocio ni a corto ni a largo plazo. "Es prematuro realizar una valoración detallada", apunta en el informe de gestión, donde insiste en que hay "incertidumbre sobre sus consecuencias a corto, medio y largo plazo".

Por tanto, no cuantifica el golpe que acarreará en las cuentas, pero sí precisa algunos de los riesgos para su negocio y operatividad del día a día. Por ejemplo en la actividad comercial, donde podría impactar no sólo en las ventas sino también en la capacidad para cerrar acuerdos recién firmados, para ejecutar proyectos en el extranjero o para mantener niveles de producción.

En el lado de la liquidez, Indra señala que es una de las variables que más están vigilando durante estas semanas de crisis. Buscan negociar la reducción de una parte significativa de los vencimientos de deuda previstos para 2021, que eran de 134 millones de euros (apenas 14 millones para el presente ejercicio), y aumentar o extender las líneas disponibles de financiación a corto plazo. Hoy cuenta con 136 millones bajo este último paraguas. 

En pleno ERTE

Pese a asegurarse ese 'extra' de liquidez, la compañía acaba de presentar al comité de empresa un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) para una parte de la plantilla en España -que sería mayoritariamente de reducción de jornada- y para el resto de una rebaja de sueldo. Esta última no se ejecutaría a los que ganan menos de 25.000 euros al año y sería gradual del 5% al 25% en base al sueldo bruto.

Esta medida deberá ahora negociarse en los próximos días con los sindicatos, que ya han iniciado los primeros trámites. Las posiciones de los dos sindicatos mayoritarios son contrarias. Tanto UGT como CCOO la consideran excesiva. La compañía, cuyo 20% está en manos del Estado y es éste uno de sus principales clientes, la justifica en que ha habido una "caída de la demanda y la imposibilidad de ejecutar ciertos proyectos en el extranjero". En 2019 aceleró su crecimiento tanto en ingresos (+3,2%) y en la cartera de proyectos (+11%) como en los beneficios (+1,3%).

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