La cuenta atrás continúa y las gestiones entre bambalinas se aceleran. Indra y la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) apuntalan la ‘hoja de ruta’ para coronar a Marc Murtra ‘de facto’ ante la junta general de accionistas del próximo 22 de junio como primer ejecutivo tras el fiasco de hace un año. El último consejo antes de la reunión anual se antoja clave para fijar posiciones y para nombrar el tercer consejero tras superar el 23% de las acciones con la última compra de títulos a Corporación Financiera Alba (March). Buscan hacer una demostración de fuerza a las puertas de la cumbre de la OTAN que se celebra en Madrid en la última semana del mes.
Hace ahora un año todo era diferente. Fernando Abril-Martorell y la Sepi mantuvieron una pugna que trastocó los planes del Estado para nombrar a Murtra. Los independientes, nombrados en su mayoría por el ya expresidente y con Alberto Terol a la cabeza, tumbaron la propuesta. El directivo catalán, apuesta clara del Gobierno para el puesto, se vio obligado a presidir una junta en la que cedía los poderes a dos CEO en una tricefalia inédita en el Ibex 35. Un año después, Sepi e Indra no van a aceptar otra derrota. Y por eso se aceleran los movimientos para escenificar la victoria, aunque sea ‘en diferido’. El viernes se certificó el último de esos movimientos con la compra de títulos a los March.
El plan inicial fue trastocado por el retraso en la compra de acciones por parte de la Sepi. El acuerdo del Consejo de Ministros para alcanzar el 28% fue en febrero. Se esperaba una compra relativamente rápida para hacer todos los cambios antes de la convocatoria de la junta ordinaria. No fue así. La adquisición de títulos no se inició hasta hace algo más de un mes, como adelantó La Información. Pero el avance fue lento y esto llevó a convocar la junta general de junio sin el cambio de poderes. Pero ni Murtra ni la sociedad dependiente del Ministerio de Hacienda quieren llegar con las manos vacías al día 22. En este contexto, la reunión del consejo previa a la junta, que suele ser de trámite, tendrá previsiblemente más peso.
En ese consejo se podrá nombrar a ese nuevo consejero, tras superar el 24% de las acciones, pero para eso habría que dejar una vacante libre pues los estatutos establecen un máximo de quince miembros totales. Este cambio modificaría ese equilibrio de fuerzas para posteriormente aprobar la designación de Murtra como presidente ejecutivo en detrimento del propio Mataix. Hay que tener en cuenta que la independiente Isabel Torremocha, nombrada en la ‘era Abril-Martorell, será renovada por cuatro años más, por lo que lo lógico es que no impida ni bloquee el cambio en una nueva cúpula. A esto habría que sumar el otro puesto de consejero independiente que dejará libre Alberto Terol tras la junta.
Ante la imposibilidad de modificar el orden del día de la junta del día 22, sólo queda fijar una extraordinaria más adelante. Pero con todos estos cambios previos, la posición de fuerza de Murtra es muy diferente a la de junio de 2021, pues la Sepi se situará prácticamente en el 28% con una posición difícilmente contestable. La reunión se convertirá en una coronación ‘de facto’, aunque la formalización jurídica debería ser unas semanas más tarde. Esto resulta clave para el Gobierno de Pedro Sánchez, debido a que el próximo 29 de junio, justo una semana después, se celebra la cumbre de la OTAN en Madrid. Y el presidente de Indra busca llegar con los mayores galones posibles.
La Sepi y la compañía aceleran para que la junta sea una demostración de fuerza de cara a la cumbre de la OTAN en Madrid el próximo 29 de junio
En esta pugna no lo están poniendo nada fácil dos de los miembros del consejo. Uno es Alberto Terol, ‘jefe’ de los independientes y uno de los cerebros de esa rebelión que evitó el nombramiento de Murtra en 2021. La compañía le abrió la puerta a finales de marzo. No le permitió nombrar a su sucesor. Se designó a Enrique de Leyva, actual consejero, pero con efectos del día de la celebración de la junta. Pese a que en un primer momento valoró la posibilidad de dimitir antes de la junta y dejar libre la vacante, lo que habría allanado más el camino, decidió quedarse hasta el final. “Manifestó su intención de dimitir y cesar a la finalización de la junta, a la que asistirá”, apostillaba el informe de la Comisión de Nombramientos.
La otra pieza es Ignacio Mataix. Ante la posibilidad de perder las funciones ejecutivas, su homóloga en el área tecnológica, Cristina Ruiz, decidió abrir la puerta y dimitir. Se tuvo que designar a Luis Abril como su sustituto, aunque sin cargo de consejero delegado. Sólo quedaba el CEO de Defensa, reclutado por Abril-Martorell desde ITP en el año 2018. La presión interna no ha cesado en estas últimas semanas. El pulso llegó a un momento álgido después de que Mataix negara ante los analistas que la entrada de Indra en ITP estuviera sobre la mesa y la ministra de Industria lo desautorizara unos días después. Él ha decidido mantenerse en su puesto. Al menos, por ahora.
Esa entrada en ITP como socio de referencia en el consorcio español junto a Bain Capital es una de las medidas del plan de consolidación en Defensa que el Gobierno busca ejecutar con un mayor control de Indra. Con un clima bélico intensificado tras la invasión de Ucrania por Rusia y con países como Alemania aprobando el mayor gasto en Defensa desde la II Guerra Mundial (más de 100.000 millones de euros), el Ejecutivo busca convertir a la empresa semipública en piedra angular de su estrategia para incrementar el peso de esta industria. “Hoy nuestra seguridad está amenazada por el régimen de Putin . Eso requiere un aumento en el presupuesto de Defensa”, advirtió Pedro Sánchez la pasada semana en el acto por el aniversario de la adhesión a la OTAN. Y para eso quiere manos libres en Indra. La escenificación será en la junta. Y los pasos ya se están completando.
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