A la espera de un marco regulatorio

Los reyes del azulejo enfilan su salto al hidrógeno para romper el 'yugo' del gas

La industria intensiva en energía vive contra las cuerdas por la imparable subida del precio del combustible. Gigantes de referencia en el sector trabajan con grandes bufetes de abogados en acelerar su giro verde.

El presidente de Grupo Pamesa, Fernando Roig
El presidente de Grupo Pamesa, Fernando Roig
PAULA LORENZINO/EUROPA PRESS

Dicen que nada acelera más la ciencia que una guerra. La invasión rusa de Ucrania ha supuesto un acicate para que la industria española intensiva en consumo de gas se haya decidido a dar un salto verde que, hace apenas un año, quedaba relegado a la vaguedad del largo plazo. El acelerón se está cocinando en los grandes hornos de la Comunidad Valenciana, donde los 'reyes' del sector azulejero enfilan su giro al hidrógeno renovable

El empuje es más notable allí donde la herida del sobrecoste energético sangra con más intensidad. Gigantes de la cerámica como Grupo Pamesa, compañía que preside el empresario valenciano Fernando Roig, se han hecho con la pole position en esta carrera, según varias fuentes del sector energético consultadas por La Información. Pero no avanzan solos. 

Al azulejero se han sumado otros sectores como el de los fertilizantes (Fertiberia), el metalúrgico (Asturiana de Zinc) o el siderúrgico (Acerinox). "Tradicionalmente, se ha pensado que la implementación del hidrógeno verde sería primero en su uso como materia prima, luego para movilidad y, más tarde, para la industria. Pero esta última podría ocupar la segunda posición, al calor del actual shock energético", explica Carlos Mínguez, socio de Andersen especialista en Derecho Público y Regulatorio.

La industria española ya está testando este escenario. "Estamos hablando de proyectos que han dejado de valorarse en años. Ahora los plazos apuntan a varios meses", afirma el abogado. Sociedades como Pamesa o Asturiana de Zinc han arrancado proyectos piloto y esperan transitar hacia el hidrógeno en 2023, según aseveran fuentes empresariales a este medio.

Quien más, quien menos se ha visto obligado a parar máquinas en algún momento de la crisis energética. En los casos más severos, se ha recurrido a los ERTE -Pamesa se acogió a esta medida el pasado agosto para los 117 trabajadores de su filial Azuliber-. Un dato, el consumo nacional de gas natural -excluyendo el empleado para producir electricidad- cayó un 15,2% entre enero y agosto de 2022 respecto al mismo periodo del año pasado. El 60% de la demanda nacional corresponde a la industria.

El pasado viernes, la cotización del gas en el mercado holandés TTF, superó los 187 euros/Mwh. Un incremento de más del 400% respecto al mismo periodo del año pasado, cuando el precio del gas rondaba los 36 euros. Hace solo unas semanas, llegó a escalar por encima de los 300.

"Desde que empezó la guerra en Europa, las facturas de luz y gas se revisan con lupa", señala un técnico de control energético de una compañía del sector cerámico. "A estos precios y con los niveles de consumo que se manejan en la gran industria, cualquier fallo en el recibo supone un sobrecoste de al menos cuatro dígitos", zanja.

El objetivo de estas iniciativas es abastecer de energía las fábricas con hidrógeno verde, como sustituto al gas natural que emplean ahora. Los proyectos más avanzados se ciñen, por tanto, a un modelo de autoconsumo. Precisamente por esta razón, la industria está logrando sortear algunos de los trámites burocráticos que ponen trabas a la expansión de este combustible. De momento.

El retraso en la regulación del hidrógeno añade incertidumbre al salto renovable de la gran industria, que empieza a exigir certezas a nivel normativo y fiscal

"La producción del hidrógeno mediante electrólisis -y no por reformado de gas natural- en España se encuentra con las trabas propias de lo que todavía  no tiene regulación. Una especie de Terra incognita", apunta Mínguez, "La aproximación regulatoria deberá partir del efecto favorable ambiental y energético que provocará este cambio en el proceso de descarbonizacion de la industria”. Hay dos cuestiones que preocupan especialmente a la industria. La primera es la cuestión normativa. Entre otras dudas, surge la incertidumbre sobre el sistema de garantías de origen que se aplicará a la producción de este gas no contaminante.

"A finales de julio Enagás, empresa a la que el Gobierno ha encargado el desarrollo de dicho marco en su condición de gestor técnico del sistema gasista, presentó un borrador al respecto", señala Ramón Vázquez, socio de Energía de Fieldfisher, "Se trata de un documento clave que debería de estar ya aprobado". El borrador, que recibió casi una treintena de propuestas en la fase de consulta pública, fue remitido a la Secretaría de Estado de Energía, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica, el 29 de julio. 

Otro foco de incertidumbre es la fiscalidad. La Comisión Europea ya ha movido ficha en este aspecto. La última revisión de la directiva sobre fiscalidad de la energía (DFE), de julio de 2021, puso el foco por primera vez en la tributación del hidrógeno renovable. El documento firmado en Bruselas establece que a este combustible no contaminante se le aplicará el tipo mínimo más bajo, de 0,15 €/GJ (euros por gigajulio) durante un período transitorio de 10 años, sustancialmente por debajo del tipo de referencia dada su contribución al objetivo comunitario de alcanzar la neutralidad climática para 2050.

"Más de un año después, España todavía no ha traspuesto esta directiva", coinciden fuentes legales y del sector energético en conversaciones con este medio. Este limbo tributario preocupa a la gran industria, pues dificulta la previsión de costes de sus planes de transición ecológica. Fuentes del Ministerio de Hacienda han confirmado a este diario que el departamento aún no han empezado a diseñar el régimen fiscal del hidrógeno verde.

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