Internacionalización empresarial

España se enfrenta a Francia para hacerse con los proyectos del AVE en Marruecos

Empresas y Gobierno arrancan su ofensiva ante los planes de Rabat de invertir 35.000 millones en la mejora de la red ferroviaria, que incluye la construcción de nuevas líneas de alta velocidad o mejores conexiones portuarias. 

Trenes Haramain o 'AVE a la Meca' en una estación de la línea RENFE (Foto de ARCHIVO) 16/2/2022
Trenes del 'AVE a la Meca' en una estación de Arabia Saudí
RENFE

Las constructoras ferroviarias, las de obra civil y sus industrias auxiliares tienen un nuevo objetivo preferente: la nueva red ferroviaria de alta velocidad de Marruecos. Rabat tiene en marcha un megaplan de casi 35.000 millones de euros para expandir sus líneas de ferrocarril y renovar su material rodante, y las grandes corporaciones españolas han empezado a tomar posiciones y activar su maquinaria de la mano del Gobierno. El máximo rival de España en este proceso es el vecino del norte, Francia, avalado por una histórica relación con el Reino de Marruecos y que ya se encargó de poner en marcha la primera línea de alta velocidad en el país hace siete años, de la mano de Alstom y el Gobierno y las instituciones financieras francesas. 

Las conversaciones con España se intensificaron durante la cumbre hispano-marroquí celebrada en febrero, cuando el Ministerio de Transportes desveló, sin dar grandes detalles, que varias empresas españolas estaban interesadas en los distintos proyectos de infraestructuras que tiene en marcha el reino alauí. Entonces, la ministra española del ramo, Raquel Sánchez, se reunió con los ministros de Transportes y Logística, Mohammed Abdeljalil, e Infraestructuras y Agua, Nizar Baraka, para "abordar temas de interés común" y trasladarles el interés de las grandes empresas españolas por participar en los proyectos del territorio africano. 

Ambos gobiernos salieron de aquellas reuniones rubricando un Memorando de Entendimiento —cuyo contenido no ha sido desvelado, como suele ser habitual en este tipo de acuerdos—que tiene como fin "promover diversos y numerosos ámbitos de colaboración en todos los modos de transporte, destacando el ferrocarril y sus infraestructuras". El único que se dio a conocer es la reactivación del comité dedicado a reactivar el túnel bajo el Estrecho de Gibraltar para conectar ambos países. 

“España querría estar presente en los nuevos desarrollos de infraestructuras, en particular en los planes para ampliar la red ferroviaria de alta velocidad y la red aeroportuaria”, aseguró entonces la ministra. Estos planes incluyen las ampliaciones de capacidad de los aeropuertos de Marrakech, Tánger y Agadir, así como mejoras y ampliaciones en la red de puertos, ayudas a la navegación o control del tráfico marítimo. El acuerdo abre la puerta a colaboraciones en construcción de líneas, explotación de servicios ferroviarios, mantenimiento de material, formación o implantación de sistemas tecnológicos.

Inversiones por 35.000 millones de euros

Pero la pieza más deseada es el ferrocarril. Rabat tiene en marcha un plan de transformación de su red ferroviaria que movilizará 34.722 millones de euros hasta 2040. Este incluye la construcción de 1.100 kilómetros de nuevas líneas de alta velocidad, como las que unirán Kenitra y Casablanca con Marrakech —para lo cual se duplicará la vía actual—; una posterior expansión a Agadir, en la costa oceánica; o una línea este-oeste que una Rabat con Oujda. Todos estos planes están en estudio. 

A las intenciones de Rabat hay que sumar otros 1.600 kilómetros de red convencional, la conexión de la red con 9 puertos o la rehabilitación de buena parte de la red actual. De ese ambicioso plan, Marruecos ya ha presupuestado 2.140 millones de euros en inversiones hasta 2025, parte de los cuales se destinarán a la adquisición de 100 trenes, aunque la mayoría de ellos deberán construirse en su suelo con vistas a establecer una industria local que también se dedique de su mantenimiento. 

Un mercado por explorar

Con casi 4.000 kilómetros de vías, la operadora ferroviaria marroquí (ONCF) apenas traslada a 34 millones de viajeros anuales, cifras casi parejas con el total de habitantes del país (37 millones). La infraestructura ferroviaria, aunque en proceso de mejora, todavía sigue lejos de los estándares europeos: cuenta con 600 kilómetros de doble vía y unos 1.500 km de la red electrificados. En comparación, España, con una superficie inferior a su vecino sureño, ronda los 4.000 kilómetros de red de alta velocidad totalmente electrificada y otros 10.000 kms de red convencional que dan servicio a 500 millones de viajeros cada año. 

Las empresas españolas han ido aumentando su presencia en el país en los últimos años, con importantes hitos como los acuerdos firmados por Renfe y Adif con la ONCF para asistencia técnica o la implantación del sistema de seguridad DaVinci, que el Administrador español transfirió gratuitamente a la entidad marroquí. Firmas como CAF o Bombardier han exportado su tecnología en materia de señalización, mientras que otras como ArcelorMittal, Ayesa o ICF han realizado distintas obras, según registros del ICEX. 

La pasada semana también tuvo lugar un encuentro empresarial organizado por la CEOE donde máximos responsables de empresas y autoridades de ambos países dieron a conocer las oportunidades de colaboración y negocio. El evento contó con la participación de destacadas compañías de transporte como ALSA o Balearia, que ya operan en Marruecos con servicios de autobús o relaciones marítimas con España. 

Francia, el gran rival a batir

La histórica relación entre Francia y Marruecos ha hecho que la industria gala mantenga una estrechísima relación con el territorio africano, participando en la construcción de grandes proyectos de infraestructuras y formando parte de la gestión diaria de muchas de ellas. El Gobierno francés movilizó 1.000 millones de euros en créditos para financiar la primera línea de alta velocidad africana, Al-Boraq. Puesto en servicio en 2016, une Tánger con Kenitra en 2 horas y 10 minutos, en las proximidades de Rabat y también cerca de Casablanca. 

Francia, encargada del 51% del proyecto, movilizó sus fondos a través de la Reserva Francesa para Países Emergentes, que financió el material rodante con un préstamo de 625 millones de euros; la Agencia Francesa de Desarrollo, que aportó 300 millones para una fábrica de traviesas y la ejecución de viaductos; y la propia Hacienda gala, con una donación de 75 millones para asistencia técnica. Los trenes que prestan el servicio llegaron de la mano de Alstom, constructora multinacional con origen francés, pero también con sede en España. 

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