¿Buscas piso? Unas 70.000 viviendas en España están condenadas a la demolición

  • El número de propiedades vacías apenas se ha reducido en un 18% tras la crisis a pesar de la reactivación del mercado inmobiliario. 
Imagen de Ciudad Valdeluz, en el municipio de Yebes, el que tiene mayor índice de desocupación de vivienda de toda España.
Imagen de Ciudad Valdeluz, en el municipio de Yebes, el que tiene mayor índice de desocupación de vivienda de toda España.

Las viviendas vacías son uno de esos lastres para el mercado inmobiliario español que salen a la luz de forma recurrente. Esta vez ha saltado a la palestra en los últimos días tras la petición del sindicato UGT de crear un impuesto para gravar este tipo de propiedades de entidades bancarias.  El Ministerio de Fomento calcula que a cierre de 2017 existían en el territorio nacional 476.938 viviendas sin ocupantes que se corresponden con el 1,36% del total del parque de residencias de nuestro país. Lo que más sorprende es que no todas ellas acogerán jamás un residente; según varios expertos, unas 70.000 están condenadas a ser demolidas. 

Desde el año 2012, en lo peor de la última crisis económica, las viviendas vacías apenas se han reducido en un 18% al pasar de 583.453 a las algo más de 475.000 que se contabilizaron a finales del ejercicio de 2017. La revitalización del mercado inmobiliario tras la recesión parece que no ha calado en este tipo de edificaciones que no encuentran comprador ni lo harán próximamente. 

Pero, ¿por qué no se venden estas viviendas? ¿Por qué la única salida parece ser la piqueta? Según Beatriz Toribio, directora de Estudios de Fotocasa, "el problema de muchas de estas propiedades es la localización". Daniel Cuervo, secretario general de la Asociación de Promotores y Constructores de España, refrenda la opinión de Toribio y destaca que habría que dividir las viviendas vacías en varios tipos en función de la causa por las que no se venden. 

Es necesario diferenciar entre varios tipos de vivienda vacía. Por un lado, están aquellas propiedades que se llevaron las entidades o los fondos y tratan de venderse por un precio demasiado alto. Las entidades tienen que "esperar varios años para poder ofrecer descuentos y que los balances financieros no se vean perjudicados", destaca Cuervo. 

Por otro lado, están los proindivisos, es decir, viviendas que pertenecen a varias personas que no llegan a un acuerdo para deshacerse de la propiedad. Normalmente este tipo de inmuebles se encuentran en zonas rurales o altamente despobladas, por lo que su salida en el mercado tampoco es fácil. 

Además, existe un tercer tipo, el más problemático, las propiedades que se levantaron durante el 'boom' inmobiliario en localidades que se pensaba que iban a tener un gran desarrollo económico y que finalmente se quedaron estancadas y con gran cantidad de viviendas ya construidas que no tienen salida en el mercado. "Podrían contabilizarse unas 60.000 o 70.000 viviendas en estas condiciones", explica Daniel Cuervo. 

"Se trata de viviendas que no responden a las necesidades de la población que demanda propiedades actualmente", confirma Cuervo, que señala que no ve ninguna tontería la demolición. "A algunas no les quedará más remedio que ser demolidas, el problema es que la demolición conlleva un coste que nadie quiere asumir". Para los expertos promotores resulta difícil encontrar una salida para este tipo de viviendas. "La gente prefiere una vivienda nueva a una que ya lleva años construida", destacan fuentes del sector. 

¿Por qué no se utilizan como viviendas sociales?

En cambio, en la calle surge una pregunta al respecto: ¿Por qué no se utilizan como viviendas sociales? La principal razón que destacan desde el sector es que se encuentran en zonas despobladas, rurales y lejos de cualquier núcleo de actividad económica que pueda servir como dinamizador, por lo que no creen que generen interés en este aspecto. 

Al contrario de lo que destacan los expertos, zonas que nacieron con el 'boom' inmobiliario, como Seseña, en Toledo, o la ciudad de Valdeluz, en Guadalajara, comienzan a ver actividad en pisos que hasta ahora estaban vacíos gracias a la rebaja sustancial del precio de sus viviendas y a la utilización de muchas de ellas como vivienda social. 

El sindicato UGT ha propuesto además la creación de un impuesto que grave las casas vacías propiedad de las entidades bancarias para evitar la especulación en torno al alquiler. Además, tienen como fin facilitar el acceso de las administraciones a una mayor cantidad de pisos que puedan convertirse en vivienda social.

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