"Falta inversión". Esta es la frase más repetida a la hora de preguntar por los Rodalies de Cataluña -el servicio de trenes de cercanías-. El descarrilamiento de uno de estos convoyes este mismo martes que ha causado el fallecimiento de uno de sus pasajeros ha reabierto el debate sobre si las cifras dedicadas a este tema son suficientes. Para empezar, faltarían alrededor de 5.000 millones de euros de inversión solo en Cataluña, según datos de la propia Generalitat consensuados y reconocidos desde Madrid en los últimos años.
Precisamente, una de la primeras actuaciones sobre las que puso el foco el actual Ministerio de Fomento fue precisamente la necesidad de invertir hasta 3.000 millones de forma urgente en la red de cercanías de toda España.
En un informe de la Generalitat fechado en 2013 se establecían ciertas prioridades sobre las que se debía actuar de forma urgente y se daba como presupuesto más de 300 millones de euros para sacar adelante estas propuestas. Fomento aceptó entonces el informe como suyo dada la buena sintonía que todavía había entones entre la Generalitat y el Gobierno del PP.
Desde entonces las negociaciones para seguir invirtiendo se han sucedido, pero solo una pequeña parte de ellas ha llegado a buen puerto. En total, más de 5.000 millones de euros en inversiones que no se han desarrollado y de los que todavía quedan pendientes más de 4.500, según diversas fuentes consultadas por La Información.
La primera gran "lluvia de millones" para los Rodalies de Cataluña se puso sobre la mesa con el 'Plan de Infraestructuras de Rodalia de Barcelona 2008-2015'. Eran 4.000 millones para modernizar las infraestructuras ya existentes, la construcción de otras nuevas y la puesta a punto de estaciones y grandes intercambiadores. En definitiva, para renovar el conjunto de la red.
Ya en pleno conflicto por el 'proces', la Generalitat denunciaba que en 2017 solo se había ejecutado un 13,5% de las inversiones previstas. A día de hoy, tal y como confirman a La Información fuentes políticas, "no se han realizado inversiones nuevas". De acuerdo con estos datos, aún quedarían por utilizar casi 3.500 millones más de este presupuesto.
Pero esta no fue la única inversión que no se cumplió. El pasado año se volvió a prometer una partida de otros 4.000 millones de euros para mejorar las líneas de cercanías de Cataluña. El nuevo plan que puso sobre la mesa de Oriol Junqueras la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, suponía una reconversión casi total de las infraestructuras catalanas, bajo la amenaza del referéndum del 1-O.
El denominado 'plan Soraya' suponía una inversión total de 3.895 millones repartida en dos fases: una de 1.882,4 millones hasta 2020 y otra de 2.012 millones de 2021 a 2025. Las principales actuaciones serían la renovación integral de varios tramos y centros de control de tráfico, la restauración de la electrificación de la catenaria, nuevas subestaciones eléctricas. Pero el dinero y, sobre todo, las obras nunca llegaron tan siquiera a empezarse. Sea como fuere, lo cierto es que los usuarios denuncian día tras día retrasos, paradas repentinas y cambios de trenes que justifican aludiendo a la falta de mantenimiento de vías y convoyes.
La antigüedad de la red de esta región se une así a la falta de mantenimiento por un desvío constante de fondos a la construcción de las líneas de la alta velocidad. Tal y como denuncian diferentes colectivos, la culpa reside en "la concepción radial de las infraestructuras" de nuestro país. "No se puede descuidar el tren que cogen cada día miles de estudiantes y trabajadores de toda Cataluña", señalan.
Los problemas constantes de la red
Más allá de los retrasos de los que diariamente se quejan los usuarios a través de las redes sociales, en los últimos tiempos los problemas de la red de Rodalies han ido en aumento. Por ejemplo, el pasado verano, uno de los trenes de este servicio se estrelló contra el tope de la estación de Francia, en Barcelona.
En un principio se le echaba la culpa al constante robo de cable de cobre que sufren las instalaciones de este tipo. Lo cierto es que Cataluña era -en pasado, ya no- la comunidad autónoma en la que más sustracciones de este material se llevaban a cabo hasta 2016. Pero en 2015 se realizaron pequeñas actuaciones para complicar el trabajo de los cacos y dificultar el acceso al material. Los resultados se han visto y, en apenas tres años, el número de hurtos de este estilo ha pasado de más de 200 a 18.
Más allá de estos problemas, cada día las incidencias se suceden por, según destacan, "una falta de mantenimiento adecuada". En 2017 se produjeron en Cataluña un total de 18.748 incidencias y se cifró en más de 5,6 millones el número de usuarios afectados. Por ello, los usuarios reclaman inversiones urgentes y creen que atajar las incidencias de este servicio debería ser el principal objetivo de la región.
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