La vuelta a la 'normalidad'

Jornadas más largas, menos vacaciones... así se reactivarán las empresas públicas

  • El Gobierno aboga por que los trabajadores prolonguen su jornada diaria o semanal para recuperar las horas pérdidas por el cerrojazo de la economía.
Fotografía astillero Navantia
Fotografía astillero Navantia

A partir de este lunes trabajadores y empresas -las que estén autorizadas para volver a la actividad- empezarán a negociar cómo recuperar las jornadas no trabajadas pero retribuidas de estos días de cerrojazo casi total a la actividad económica a través del permiso retribuido recuperable habilitado por el Gobierno. Esa negociación está más avanzada ya en las empresas públicas donde el no taxativo de Hacienda a la realización de ERTE para aliviar el coste de la parálisis ha obligado a empresas y sindicatos a acordar un esquema de contingencia para recuperar la acumulación de jornadas perdidas no sólo del periodo de 'cerrojazo de la economía' sino desde la declaración del estado de alarma, cuando muchas empresas como Paradores o Navantia decidieron ya echar el cierre. De algún modo, la empresa pública está marcando esta vez el camino a seguir en el sector privado. 

¿Y cómo se está enfocando el asunto en el sector público empresarial? Los acuerdos alcanzados hasta ahora en las principales empresas de ese segmento -Navantia, Grupo Tragsa o Paradores- priorizan la prolongación de la jornada diaria o semanal durante lo que queda de año para recuperar las jornadas perdidas durante este parón. En Tragsa, por ejemplo, se ha acordado que la recuperación de las 60 horas pagadas pero no trabajadas en el marco del permiso retribuido recuperable se recuperen durante las próximas diez semanas -hasta el mes de julio, aproximadamente- a razón de una hora más de trabajo diaria de lunes a jueves y dos horas más en la jornada intensiva del viernes.

Para los trabajadores que por unas razones u otras dejaron de trabajar antes del 'cerrojazo',  bien fuera por tratarse de personas con un perfil de alto riesgo en caso de contagio a las que se envió a casa o bien porque desempeñaran su trabajo en actividades accesorias o vinculadas a un sector paralizado desde la declaración del 'estado de alarma', Tragsa ha optado por constituir otro de los elementos de los que se empezará a hablar y mucho a partir de este lunes: las bolsas de horas. Las jornadas no trabajadas en este caso se integrarán en una especie de 'bolsa de horas' de la que la empresa podrá ir tirando a lo largo del próximo año y medio según sus necesidades, durante lo que queda de 2020 e inicios de 2021. Eso sí, la empresa deberá respetar los periodos de descanso y la jornada máxima semanal de los trabajadores y deberá avisarlos con una antelación de cinco días cuando quiera utilizar esas horas a disposición.

En Navantia, donde la flexibilidad interna de las cargas de trabajo está híperregulada desde hace años, el abanico de opciones es aún más amplio. Eso sí, los gestores de los astilleros públicos quieren recuperar este mismo año todas las jornadas de trabajo perdidas desde la declaración del estado de alarma. La empresa se encuentra en un momento crítico, con importantes encargos en marcha -como las célebres corbetas de Arabia Saudí- y una nueva estrategia comercial y productiva que apuntalar para garantizar su supervivencia a futuro. Probablemente se trate de la principal damnificada de este parón.

El plan acordado con los sindicatos para gobernar la reactivación de la actividad cuando se levante el 'estado de alarma' se mueve en dos vectores, básicamente. Por un lado, ofrecer a los trabajadores la mayor cantidad de opciones posible para 'devolver' a la empresa las jornadas no trabajadas siempre dentro del año 2020; por otro, para el caso de trabajadores que tuvieran acumuladas muchas horas extra, detraer el trabajo no realizado de éstas con el ahorro económico que ello implica.

Los operarios de Navantia podrán optar por constituir una 'bolsa de horas' a devolver a la empresa durante lo que queda de año, detraer las jornadas perdidas de las horas trabajadas de más, o de las vacaciones no disfrutadas de años anteriores, o de los días de libranza que hubieran acumulado. Incluso se da la opción, de manera excepcional, de que pueda acortar sus vacaciones de 2020 o renunciar a días libres si así lo prefieren para devolver a la empresa las jornadas no trabajadas.

El caso de Paradores es muy singular. Tras más de un año de litigio con el sindicato CSIF por la no aplicación en la red de establecimientos turísticos singulares del Estado de la jornada de 37,5 horas, reconocida para todo el sector público en el acuerdo de mejora de las condiciones de los funcionarios rubricado en marzo de 2018 entre los sindicatos y el Gobierno de Mariano Rajoy, el pasado mes de febrero la empresa presidida por Óscar López asumió el cambio de jornada y se comprometió a compensar las horas de más realizadas por sus empleados en los dos años anteriores con 15 días extra de vacaciones a disfrutar a razón de tres anuales en los siguientes cinco años.

Paradores echó el cierre a toda su red de establecimientos en los primeros compases de la crisis y mandó a casa con su sueldo intacto a la parte de la plantilla que desarrolla su trabajo en los mismos. La empresa turística fue la primera en reaccionar y abrir una negociación con los sindicatos para compensar de algún modo la anomalía laboral causada por el Covid-19. En primera instancia se acordó compensar las jornadas perdidas con esos 15 días de vacaciones reconocidos por la demora en implantar la jornada de 37,5 horas en la empresa, pero la prolongación de las restricciones para evitar la propagación del virus han derivado en otro acuerdo para reimplantar excepcionalmente la jornada de 40 horas durante 2020 y compensar así las jornadas perdidas.

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