Mira al continente americano

Florentino da por imposible ASPI y ya arma su ofensiva por otras concesiones

El presidente de ACS ha indicado que el grupo está estudiando compras alternativas a Autostrade para impulsar su estrategia de crecer en el negocio concesional tras quedar fuera de la puja transalpina.

Florentino Pérez junta ACS bolo
Florentino Pérez, presidente de ACS
José González

El presidente de ACS, Florentino Pérez, da por imposible la compra de Autostrade (ASPI) y se prepara para pujar por otras concesionarias. Así lo ha indicado el empresario madrileño en la Junta General de Accionistas de 2021 que ha tenido lugar en la mañana de este viernes y en la que Florentino ha confirmado que la constructora ya está estudiando la adquisición de otros negocios que ayuden a la empresa a impulsar su apuesta por la actividad concesional, un área que ACS quiere enfocar en el desarrollo y la gestión de infraestructuras de transporte, con las autopistas como protagonistas.

ACS seguirá adelante con sus planes de invertir los 4.900 millones que recibió de la compra de su división de servicios industriales Cobra al grupo francés Vinci en ampliar su catálogo de carreteras de peaje. Pero no será el mercado italiano el que calme el apetito inversor de la constructora que pilota Florentino Pérez. "ACS está estudiando la adquisición de otras concesiones de autopistas, alternativas a Autostrade", ha confirmado el empresario este mismo viernes ante el resto de accionistas.

"El mercado (concesional) es dinámico y ofrece muchas oportunidades", ha insistido Florentino. Además, el presidente de ACS ha indicado que la compañía tiene identificado un conjunto de potenciales proyectos greenfield (desde cero) de concesiones de infraestructura con un volumen de inversión del orden de los 250.000 millones de euros a desarrollar en los próximos años en Estados Unidos, Canadá, Australia y Europa. Sopla viento de cola, pues estos países ya están anunciando por todo lo alto la aceleración de este tipo de proyectos para impulsar la recuperación económica tras la pandemia.

Pese a que la apuesta de ACS por la mayor red de autopistas de pago transalpina nunca pasó de una manifestación de interés, la eventual integración de ASPI en Abertis, filial de autopistas de ACS, había generado grandes expectativas en el sector. Finalmente no será así. Hace justo una semana que Atlantia, compañía en manos de la familia Benetton propietaria de ASPI, rechazó la apuesta de Florentino al considerarla "incierta y arriesgada"

El consejo de la empresa de los Benetton (socios de ACS al 50% en Abertis) acabó a altas horas de la noche del pasado viernes. Atlantia valoró favorablemente la oferta vinculante presentada por la sociedad estatal italiana CDP junto a los fondos Blackstone y Macquarie, que elevaron su ofensiva por Autostrade (ASPI) a 9.300 millones de euros, frente a los 9.100 iniciales. A falta de la ratificación de la junta de accionistas de Atlantia, convocada para el próximo 31 de mayo, la empresa italiana cerró las puertas de Autostrade a ACS.

En la junta de accionistas de este viernes, Florentino Pérez ha incidido en su intención de aumentar el peso de las áreas de concesiones y de renovables en el futuro inmediato de la constructora, un plan que tiene como referencia el éxito de Abertis. El empresario ha calificado la entrada de ACS en la concesionaria como "un gran paso estratégico" y ha puesto de relevancia las posibilidades de crecimiento de la filial, que sigue tanteando oportunidades para invertir en el  mercado bronwfield (aquellos que no parten desde cero) de las vías de pago. ACS prevé un aumento de su beneficio neto conjunto del entorno del 25% al cierre de 2021.

Abertis cerró el pasado ejercicio dos jugosas adquisiciones. En junio la filial de ACS selló la compra del 72,3% de la Red de Carreteras de Occidente (RCO), uno de los mayores operadores de autopistas de México, una operación que llevó a cabo conjuntamente con GIC. En diciembre, la empresa desembarcó en EEUU al adquirir -junto a su socio Manulife Investment Managemen-, la concesión para los 50 años siguientes de los túneles Elizabeth River Crossings (Virginia, Estados Unidos), por 2.000 millones de euros, protagonizando una de las mayores operaciones de infraestructuras  durante el año pandémico.

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