Santander abre la veda a un nuevo ajuste de 4.000 empleados más en la banca

  • La integración del Popular, la unión Bankia-BMN y Evo Banco generarán salidas. Desde 2008, el sector ha extinguido 90.000 puestos de trabajo.  
Gráfico sobre la evolución de las plantillas y sucursales en banca.
Gráfico sobre la evolución de las plantillas y sucursales en banca.
Gráfico sobre la evolución de las plantillas y sucursales en banca.
 

Con el negocio crediticio en caída y unos tipos de interés que tardarán en subir hasta 2019, la necesidad de bajar costes de estructura apremia aún al sector. El Santander arrancó el viernes la negociación con sindicatos para dar salida a los empleados excedentarios cuando  integre el Popular. Sin cifras oficiales sobre la mesa, pero con la experiencia de otras fusiones, se estima en entre 1.000 y 1.500 los trabajadores afectados solo en sus servicios centrales, dado que las redes de sucursales convivirán autónomas durante, al menos, dos años.

Es casi un pistoletazo a una nueva ronda de ajustes susceptibles de plantear la extinción en España de otros 4.000 empleos este año por distintas motivaciones. Limar duplicidades es la razón que negocia el Santander y Popular, y que abordarán Bankia y BMN cuando completen la integración jurídica. Se prevé que los bancos semipúblicos arranquen la negociación en los últimos compases del ejercicio y algunas estimaciones cifran en 1.200-1.300 los empleos que podrían considerarse excedentarios, por duplicar funciones.

Evo Banco invocó la semana pasada un giro estratégico para plantear un expediente de regulación de empleo que afectará a hasta 270 empleados, el 60% de su fuerza laboral, y clausurará casi el 90% de las oficinas para centrarse en la banca digital que prefiere su clientela. Liberbank barajaba destinar cierta partida a ofrecer salidas voluntarias definitivas a empleados acogidos a excedencias temporales compensadas. BBVA, por citar otra entidad, ha iniciado ahora el camino de minorar la plantilla con externalizaciones transitado antes por un largo etcétera de entidades -traspasó 152 trabajadores a IBM junto a un contrato de servicios y otro casi centenar con la venta de la filial de renting-.

Reducciones de 1.600 empleos en nueve meses

 

De manera más silenciosa, por no requerir de negociaciones para  finalizar la relación laboral con censos abultados de trabajadores, casi todas las entidades van adelgazando sus nóminas aprovechando las bajas vegetativas o amortizando puestos vacantes. Un argumento es acomodar la estructura al nuevo mundo, donde los clientes demandan canales de relación no presenciales, aunque hoy el objetivo prioritario de la industria es empujar la todavía baja rentabilidad y minorar los costes o ganar eficiencias es una palanca para conseguirlo.

La gran banca -Santander, con Popular; BBVA, Caixabank, Bankia y Sabadell- ha reducido de hecho el censo de trabajadores en 1.586 en España en los últimos nueve meses. Las 118.261 personas que empleaban el pasado año bajaron a 116.675 al cierre del pasado mes de septiembre según desvelan en sus informes financieros. La transformación digital es una obsesión ante la demanda creciente de un cliente que se fideliza mejor surtiéndose de servicios y productos por canales remotos y renta, además, por encima del puro usuario de sucursal; y afecta de manera global.

El Santander desvela que el grupo sólo ha ampliado plantilla en los doce meses transcurridos desde septiembre de 2016 en México y en el brazo de financiación al consumo en Europa. La reduce en España, junto a Polonia, Alemania o Portugal, mercados estos últimos donde se encuentra también en pleno proceso de integración de filiales o negocios adquiridos. La situación de BBVA es similar: sólo incrementa plantilla en EEUU y mete tijera en el resto de países, incluído México, España o Turquía.

Un tercio de los despidos de la zona euro, en España

El esfuerzo del sector bancario en España excede, no obstante, a las reorganizaciones en otros países. Entre 2008 y 2016 se extinguieron 98.515 puestos de trabajo o casi uno de cada tres de los 276.497 censados en el punto álgido de contratación. Supone la cuarta parte de los despidos bancarios en la zona euro, donde aún trabajan 1,96 millones de personas en banca, y el mayor sacrificio registrado en los sistemas financieros de la Unión Europea, que han comenzado a aliviar sus plantillas con varios años de retraso respecto al fenómeno español.

El proceso ha ido acompañado con el cerrojazo a 17.258 sucursales o casi el 47% de todos los cierres compilados en la zona euro por el Banco Central Europeo (BCE). Había 46.065 locales antes de estallar la crisis y quedan 28.807 el pasado año. Si antes de la crisis, España disfrutaba de la mayor red de oficinas del Viejo Continente, hoy nos superan en capilaridad Alemania, Francia e Italia; aunque la oferta de oficinas por habitante continúa siendo de las más frondosas del mundo.

El esfuerzo de contención de costes, vía ajustes de estructura, comienza a rendir el objetivo buscado. Conforme a la última estadística del Mecanismo Único de Supervisión, los bancos significativos españoles o los vigilados por el BCE -todos, salvo las pequeñas cajas de ahorros y cooperativas- contaban con una rentabilidad sobre recursos propios del 8,28% frente al 7,10% de media de la zona euro. La eficiencia o parte de los ingresos que consumen los gastos de explotación se situaba en el 50,91% -bate el 62,72% europeo-. Sin embargo, quedan ajustes por integraciones pendientes y porque mientras no tire bien el crédito la palanca más fácil para mejorar la cuenta es economizar.

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