Las Cocheras de Cuatro Caminos llegan al último pleno de Carmena antes del 26-M

Las cocheras de Cuatro Caminos
Las cocheras de Cuatro Caminos
José González
Ibosa se hizo con el solar en subasta, por 88,3 millones. / José González
Una de las vías oxidadas de las que se usaban para el traslado de materiales. / José González
El proyecto tiene planificada una zona verde de 17.000 metros cuadrados. / José González
En varias zonas ha crecido la hierba hasta ocultar las traviesas. / Jose González
Durante las obras las cocheras deben seguir dando servicio. / José González
Comunicarán las calles de Bravo Murillo con Reina Victoria y Pablo Iglesias. / José González
El túnel de una antigua vía muerta, ahora en desuso. / José González
Las construcciones de ladrillo que rodean el solar se encuentran en estado de ruina. / José González
Metro ha convertido las instalaciones en almacén de desguace. / José González
Los transeúntes no son conscientes de la diferencia de altura. / José González
El más icónico resto de una época de esplendor es la entrada al túnel. / José González
Tornillos oxidados entre enredaderas y material obsoleto a cada paso. / Jose González
Hay varios muros desnudos que amenazan con derrumbarse. / Jose González
Las naves dan una imagen desangelada. / Jose González
Los estragos del tiempo en la pared que hace las veces de muro exterior del recinto. / Jose González

Las 443 familias que formaron una cooperativa con Ibosa y se hicieron con el solar de las antiguas cocheras del Metro de Madrid, en el céntrico barrio de Cuatro Caminos, tienen todas las esperanzas puestas en el último Pleno del Ayuntamiento de la capital antes de las elecciones, en el que, previsiblemente, se va a dar el visto bueno a su proyecto de renovación de la zona y construcción de sus viviendas. Más de cuatro años después y tras desembolsar 88,3 millones entre todos para hacerse con los 40.000 metros del solar, las familias ven ahora la luz al final del túnel, después de superar los requerimientos ciudadanos que reclaman el valor histórico del lugar, las dificultades técnicas del proyecto y los vaivenes políticos del Ayuntamiento de la capital.  

En la mitología griega, a Sísifo se le condena a subir una enorme roca a lo alto de una montaña, y cuando está a punto de llegar tiene que comenzar de nuevo la ascensión. Algo parecido ha ocurrido con el solar de Metro de Madrid en Cuatro Caminos en el que se encuentran las primeras cocheras del suburbano. En él, se alzará un nuevo desarrollo urbanístico que tras muchas idas y venidas, está a punto de concluir, o al menos, eso confirman las partes interesadas. 

Pero vayamos por partes. Fue en noviembre de 2014 cuando el Grupo Ibosa se hizo con el solar que ocupan las instalaciones de Metro de Madrid, entre las calles de Pablo Iglesias, la Avenida de Reina Victoria y Bravo Murillo. Para ello, Residencial Metropolitan, la cooperativa formada por las 443 familias representada por Ibosa ganó la puja por los terrenos abierta por la Comunidad de Madrid, tras imponerse a la inmobiliaria Pryconsa. Desde entonces y hasta hoy, el proyecto de reurbanización de esta zona señera de Madrid ha bajado al barro, convertido en una lucha entre futuros propietarios, asociaciones de vecinos y, sobre todo, inquinas políticas. 

Lejos de aplaudir la iniciativa ciudadana que había conseguido, vía Ibosa, reunir el capital necesario en régimen de cooperativa en escasos tres meses, los detractores (muy legítimos) del proyecto, argumentaron que la instalación puesta a la venta por Metro de Madrid era de indudable carácter histórico

De hecho, este año es clave para narrar el relato de la infraestructura. El suburbano madrileño (1919-2019) cumple un siglo, y el propio Felipe VI hizo un recorrido similar al que en su día supuso su estreno, llevado a cabo por Alfonso XIII con su bigote encerado a la moda y después de haber desembolsado su propio dinero para hacer posible el proyecto. Ocho estaciones y cuatro kilómetros de recorrido, así era la primera línea de Metro que se estrenó un 17 de octubre de 1919 con el viaje de Su Majestad entre Cuatro Caminos y la Puerta del Sol.

Acceder hoy, como ha hecho La Información, a las instalaciones de Cuatro Caminos es similar a abrir una cápsula del tiempo. El reloj se detiene en las vías ajadas por los años, en los travesaños de madera, en la clave del túnel que da paso a los convoyes que entran para su reparación o descanso. El tiempo detenido y las espadas en alto. 

¿Quién tiene la razón? ¿Debe protegerse? Cualquiera puede ver que las instalaciones de la Comunidad de Madrid están muy lejos de ser adecuadas para las 400 personas que ejercen en ellas su trabajo en tres turnos, 24 horas durante los siete días de la semana. Madrid no duerme y el Metro tampoco. Es admirable el esfuerzo por la conservación de la historia de todos los madrileños que han ejercido asociaciones como 'Madrid, Ciudad y Patrimonio', 'Ecologistas en acción', 'Parque sí en Chamberí', 'Corazón Verde' o la 'Plataforma por el Derecho a la Ciudad'. Todas ellas han defendido por activa y por pasiva que las Cocheras llevan la prestigiosa firma de Antonio Palacios (Pontevedra, 8 de enero de 1874 - Madrid, 27 de octubre de 1945), considerado uno de los arquitectos más importantes e influyentes en España durante la primera mitad del siglo XX, y artífice de edificios en la Villa y Corte como el Palacio de Comunicaciones, el antiguo Hospital de Jornaleros o el Círculo de Bellas Artes, que consiguieron transformar la urbe barroca en una ciudad moderna. Todos esos movimientos ciudadanos trataron de que las instalaciones fueran declaradas un Bien de Interés Cultural (BIC), lo que haría inviable la reforma de la zona.

En la memoria de todos ellos ya ha pesado, y mucho, la demolición en 2016 del Taller de Precisión de Artillería de Raimundo Fernández Villaverde, pese a las numerosas protestas del vecindario. Hace apenas mes y medio, una sentencia del TSJM daba portazo a sus pretensiones con esta histórica infraestructura. Este tribunal emitía una sentencia en la que ratificaba la decisión de la Dirección General de Patrimonio de no considerar la actual instalación de las cocheras de Metro como BIC.

Pero, al margen del necesario debate ciudadano, la política se encargó de enviciar el ambiente, sin pensar en la repercusión que eso podía tener en las familias que se habían embarcado en la aventura de tener su soñada casa en una zona en plena resurrección de la capital.

Según el proyecto que se contempla ahora, las cocheras de Cuatro Caminos seguirán existiendo, reformadas y convertidas en una instalación digna y moderna para sus trabajadores. La famosa entrada del túnel que marca la belleza de las instalaciones -ahora inaccesible al ciudadano- seguirá en pie y podrá verse desde una pasarela superior gracias a una cristalera. Y la zona ganará la apertura de las calles Virgen de la Nieva, Esquilache y una tercera de nueva creación, quitando por fin el embotellamiento que en la zona provoca el cercado de las instalaciones del Metro. 

Pero claro, para llegar hasta ello han hecho falta muchos pasos. El plan que la cooperativa, de la mano de Ibosa, ha proyectado para el solar es mucho más ambicioso que en su origen. Al margen de los 88 millones que pone en las arcas públicas, el proyecto final de 'Residencial Metropolitan' al que ha tenido acceso este diario contempla 17.000 metros cuadrados de zonas verdes, la construcción de más de 60 viviendas protegidas (VPO) y la cesión al Ayuntamiento de Madrid de suelo finalista para levantar más de 70 viviendas. El nuevo pulmón verde de Cuatro Caminos se extenderá sobre la parcela en la que están las actuales cocheras, a la manera en que se ha desarrollado en proyectos como los de Madrid Río, o en las Cuatro Torres Business Area.

Recreación del futuro aspecto que tendrá la zona tras su reforma (Foto: Ibosa)
Recreación del futuro aspecto que tendrá la zona tras su reforma (Foto: Ibosa)

Uno de los aspectos sobre los que se ha hecho menos incidencia a pesar de su importancia es la eliminación de la subestación eléctrica de Metro que linda con el Colegio El Porvenir. Levantada en una época en la que convivían en espacios urbanos gasolineras con bloques de pisos, el riesgo que representa no deja de ser real. El proyecto hará que se entierre esa instalación y se aleje de la institución educativa, que lleva años pidiendo su desaparición. 

"Odia el delito y compadece al delincuente", fue el lema de vida de Concepción Arenal (1820-1893), y parece adecuado traerlo a colación para señalar la estrategia de Metro en el embrollo. Si bien las instalaciones de Cuatro Caminos, estrenadas en 1919, perdieron su importancia en 1992 cuando se decidió la mudanza de los Talleres Centrales del suburbano a Canillejas, la dirección de la empresa debería haber realizado un mejor mantenimiento de las mismas. En las instalaciones originales aún se puede apreciar lo que supuso crear una ciudad de la nada para sostener el servicio de un transporte que, entonces y hoy, suponía una de las claves para poner a Madrid entre las ciudades más avanzadas del mundo. Un mínimo de memoria histórica hubiera impedido el deterioro brutal que han sufrido las mismas, y que -en caso de haberlo intentado- haría imposible una reforma de las mismas. Amianto, oxido, chatarra, cristales rotos, son adjetivos que se adecuan a cada uno de sus rincones. Y no es un problema de años, ni de lustros. La dejadez se ha construido durante décadas, a espaldas de la ciudadanía.

Obras de construcción de las cocheras de Cuatro Caminos (Archivo fotográfico de Metro de Madrid).
Obras de construcción de las cocheras, 1918  (Archivo fotográfico de Metro de Madrid).

Ahora parece que, finalmente, Sísifo podrá dejar su roca en la cumbre de la colina. Las 443 familias que llevan años con los ahorros de toda su vida 'estancados' por la pelea de administraciones han recibido la promesa del Consistorio de Manuela Carmena de que llevarán su aprobación al Pleno municipal antes de las elecciones. No las tienen todas consigo, pero prometen hacer ruido si algo vuelve a torcerse. Fuentes consultadas entre los propietarios saben incluso lo qué votará cada grupo municipal, y qué concejales de la corporación harán 'mutis por el foro' en el día clave. El problema, consideran, puede que ya no sea político, sino de capacidad municipal para llevar adelante las gestiones necesarias. El tiempo dirá, pero parece que la luz comienza a verse al final del túnel de las cocheras de Cuatro Caminos.

El papel de Ibosa

Pero, ¿quién es Ibosa y cómo llega a hacerse con uno de los terrenos más codiciados de la capital? Esta gestora de cooperativas es uno de los principales operadores del sector de promoción 'alternativa'. Según ellos mismos indican, gestionan más de 1.500 viviendas por un valor superior a 500 millones de euros bajo la dirección de Juan José Perucho Rodríguez y Leopoldo Moreno Manso.

Tanto es así que la gestora también está presente en otros desarrollos aún en ciernes en la capital. Es el caso del 'Mahou-Calderón' -en los terrenos en los que aún hoy se levanta el antiguo estadio del Atlético de Madrid y en el que históricamente se localizaba la fábrica de la cervecera- en el que Ibosa intenta entrar con dos proyectos. 

Y de solares representativos y codiciados sigue la cosa. La gestora que capitanean Perucho y Manso consiguió quedarse con el solar de la Fábrica de Moneda y Timbre hace solo unos meses al poner sobre la mesa 33,5 millones de euros, una cifra millón y medio por encima de la que pusieron los Nozaleda, 32 millones de euros. 

Ahora, una próxima luz verde definitiva al proyecto de las Cocheras de Cuatro Caminos que parece que irá al último pleno de esta legislatura, puede hacer que las grúas se adueñen de la histórica parcela desde la que Metro de Madrid comenzó su andadura en 1919. 

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