Contactos congelados

La crisis de Argelia pilla a las eléctricas en plena negociación del precio del gas

Naturgy, Cepsa, Repsol, Endesa y varios mayoristas temen que el deterioro de la situación política suponga un varapalo para la generación de luz en sus centrales de ciclo combinado a medio plazo. 

Francisco Reynés, presidente de Naturgy
Francisco Reynés, presidente de Naturgy
EFE

La crisis política y económica en las relaciones entre Argelia y España ha explotado en uno de los peores momentos para las grandes empresas energéticas españolas que usan el gas para generar electricidad en sus centrales de ciclo combinado, justo en plenas renegociaciones del precio al que se debe pagar ese gas al país norteafricano durante los próximos años. El Gobierno español, a través del ministro de Asuntos Exteriores, dejó cerrado el pasado mes de septiembre un contrato de garantía de suministro ampliado a 10.000 millones de metros cúbicos (10 bmn), a expensas de que las empresas renegociaran el precio con Medgaz de forma particular, pero la falta de acuerdo en los primeros meses y el giro que España dio en el caso del Sáhara y Marruecos en marzo, en contra de los intereses argelinos, han hecho estallar toda la relación y han abocado a las empresas a una negociación dura y ‘a cara de perro’ para garantizarse el suministro a un coste asumible.

La situación más complicada en estos momentos es para Naturgy, la gasista española que controla un 49% de Medgaz junto con el 51% de la argelina estatal Sonatrach, y tiene pendiente fijar el precio del gas con el que genera más de la mitad de la electricidad que vende cada año en sus centrales de ciclo combinado. Sus responsables, con Francisco Reynés a la cabeza, han admitido en varias ocasiones que la situación no es buena porque el deterioro político ha enturbiado una relación comercial que hasta ahora funcionaba bien. Naturgy negocia desde finales del año pasado un nuevo precio para el suministro de gas para este año y los dos siguientes, pero los contactos han sido muy pocos desde el apoyo de Sánchez a Marruecos en la postura sobre el Sáhara.

Junto a Naturgy, petroleras como Cepsa o Repsol, y la eléctrica Endesa, son las compañías más implicadas en las negociaciones con Argelia, con otros operadores mayoristas del mercado que se encargan de vender ese gas a generadores de menor envergadura. Fuentes cercanas a ese proceso aseguran que cada una de ellas tiene unos intereses específicos y unas necesidades de volumen y duración de los contratos muy diferente, que ahora se ha complicado por la ruptura comercial en ciernes, a pesar de que la llegada de gas a España sigue siendo fluida y no está amenazada de forma clara por el momento. 

Moncloa en alerta

Desde las empresas intentan quitar hierro al asunto, a la vista de que las represalias de Argel son por el momento sobre el Tratado de Amistad y el comercio exterior, y no suponen una amenaza todavía para las empresas asentadas en aquel país. Pero fuentes empresariales admiten que lo que en principio era una negociación para revisar al alza un precio del gas que se ha incrementado en los mercados internacionales, se ha complicado con la enemistad política. 

El ministro de Exteriores, Manuel Albares, asegura por activa y por pasiva que la llegada del gas no está en peligro, pero fuentes diplomáticas consultadas, conocedoras del mercado argelino aseguran que en Argel entienden que ha habido "un ninguneo" a los mandatarios de ese país que no va a pasar inadvertido a la hora de hacer negocios. "Siempre han sido muy duros en las cuestiones empresariales y les gusta ganar la partida como sea", advierte un técnico comercial tras advertir que "los casos de éxito de empresas españolas allí en los últimos años se pueden contar con los dedos de una mano".

El gabinete de crisis que ha montado el Gobierno de Sánchez se ha llegado a poner en contacto con algunas de las energéticas más afectadas y ha mostrado su preocupación porque la situación no afecte por el momento a los grandes proyectos de infraestructuras que algunas constructoras tienen en esa zona. Fuentes de la diplomacia económica consultadas aseguran que en Argel cayó como un jarro de agua fría la destitución de Arantxa González Laya de la cartera de Exteriores, una ministra que consideraban "amiga" y que tuvo que salir tras el caso Ghali. A partir de ahí, la decisión de poner por delante de Argelia a Marruecos en las relaciones económicas y políticas españolas tras el giro sobre el Sáhara se recibió muy mal por las élites dominantes de Argel, que han estado meditando desde entonces su respuesta, hasta la ruptura comercial ahora anunciada. 

Por otro lado, el acercamiento de Italia en los últimos meses para convertirse en el socio de referencia de Argelia en el seno de la UE, muy de la mano de Alemania, necesitada de su gas para rellenar las reservas a través del conducto transalpino, ha abierto un nuevo plano de discusión en el país africano, que quiere hacer valer su posición económica en Bruselas a través del suministro de gas sin tener que depender del Gobierno español para ello. Las empresas españolas implicadas en la negociación de los precios del gas esperan que todo se quede en el ámbito comercial y diplomática, de forma que se pueda avanzar en los próximos días en las negociaciones, a sabiendas de que deberán pagar un precio más alto que el que hasta ahora tenían.  

 

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