Las cinco incógnitas que sobrevuelan a Dia para asegurar su viabilidad en 2019

  • Tiene que cerrar los detalles de su reestructuración financiera, saber qué papel tendrá Fridman en el capital o si venderá el negocio no rentable.
Imagen de una tienda Maxi Dia.
Imagen de una tienda Maxi Dia.
Dia

Este lunes, a las 14.00, Dia cerrará un año en bolsa en el que, prácticamente, le ha ocurrido casi todo lo que le puede pasar a una cotizada: ha cambiado su accionariado, revisado a la baja sus resultados a través de 'profit warning' y reformulado sus cuentas del ejercicio anterior tras destituir a su director financiero. Ha sembrado dudas sobre la estabilidad de su capital, anunciado el adiós de su presidenta y ha ejecutado dos relevos de consejero delegado en tan sólo cuatro meses. Una crisis que se ha llevado por delante 2.400 millones de euros de capitalización. Vale 290 millones.

Este viernes, la compañía ha dado nuevos pasos para tratar de afrontar un 2019 con más oxígeno en su balance. Por un lado, da por ultimada la reestructuración de su deuda (aunque sólo a unos meses vista) y logra 200 millones de euros con los que seguir pagando a sus proveedores. Por otro, coloca al frente de la empresa a un peso pesado del sector de la distribución, con experiencia en dos 'buques insignia' como Inditex y El Corte Inglés, Borja de la Cierva.

Sin embargo, no parece que Dia tenga por delante unos meses excesivamente tranquilos. Al contrario, sobre su futuro sobrevuelan incógnitas sobre cómo será capaz de afrontar un año clave para su supervivencia.

1. La reestructuración de su deuda

Casi atada. La compañía de supermercados comunicó este viernes a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que tiene prácticamente lista la reestructuración de su deuda financiera. Sólo le falta el 'ok' del comité de crédito de uno de los bancos (más de diez) a los que adeuda más de 1.400 millones de euros, según las cifras que comunicó a cierre de septiembre. Aunque, según indican fuentes financieras, esa cifra se eleva ya por encima de lo 1.800 millones.

No es un acuerdo que le permita olvidarse de sentarse con los bancos. Al contrario, es sólo hasta el 31 de mayo de 2019. En esa fecha, previsiblemente, ya contará con la inyección de capital de 600 millones que prevé realizar en rampa de salida del año. 

Ese acuerdo le da aire porque le permite acceder a líneas de liquidez por importe de cerca de 200 millones de euros, con los que podrá ir pagando a sus proveedores. Eso sí, a 30 de septiembre la cifra que adeudada a las compañías a las que compra rozaba los 830 millones de euros

Con lo que gana tiempo es con sus ratios financieros. La empresa madrileña suspende, eso sí sólo de forma "temporal", según indica a la CNMV, la "medición de sus 'covenants' financieros. Este término recoge las garantías que Dia había comprometido con su banca acreedora, liderada por el Santander. Unas contrapartidas que se empezaban a ejecutar en caso de incumplimiento de ratios vinculados a su pasivo. En concreto, si su deuda financiera superaba un múltiplo de 3,5 veces Ebitda (resultado de explotación) y, al cierre de septiembre, ya llegaba a 3,1 veces, con lo que los 'covenants' estaban a punto de saltar.

2. Las emisiones de bonos... en Irlanda

Lo que debe a los bancos y a sus proveedores no son los únicos elementos que componen su deuda. Dia mantiene en Irlanda tres emisiones de bonos por un importe ligeramente superior a los 905 millones de euros. Eligió ese mercado hace poco más de cuatro años movido, al igual que otras compañías (como El Corte Inglés) por las facilidades que permite ese país a la hora de realizar emisiones.

Las 'prisas' las tiene con 305,7 de esos 905 millones de euros, porque son los que le vencen en julio de próximo año. Así que tiene algo más de seis meses para decidir si renueva esa emisión, por la que abona un tipo de interés anual del 1,5%. Además, tiene colchón para aumentar su apuesta por las emisiones de bonos en Irlanda porque, hace sólo unas semanas, se otorgó la posibilidad de elevar desde 1.200 a 1.500 millones de euros el importe máximo de la emisión. Sería una fórmula para lograr otros 600 millones con los que capear el temporal. 

3. ¿Cómo va a quedar su accionariado?

Como máximo, en cuatro meses, esa duda debería estar resuelta. En cuanto acabe el año, el nuevo consejo de administración de Dia (sin el respaldo de su principal accionista) tiene que aprobar las cuentas de 2018 que, ya ha reconocido, cerrará con un desequilibrio patrimonial. Para capearlo, tiene que convocar un junta de accionistas en la que aprobar una ampliación de capital estimada en 600 millones de euros. Y ahí se tienen que ver las cartas. 

El magnate ruso Mikhail Fridman controla el 29% del capital de Dia y la banca ya le ha preguntado cuáles son los pasos que pretende dar. Lo previsible, que acuda a la ampliación a la que tendría que destinar 174 millones de euros para quedarse como está. Si no lo hace, se arriesga a perder cerca de 700 millones de euros, que equivalen a las pérdidas latentes que acumula entre el precio al que compró las acciones de Dia y al que se encuentran actualmente. Si invierte más de esa cifra, rebasará el 30% del capital y tendría que lanzar, previsiblemente, una oferta (opa) por el 100% del accionariado, aunque puede jugar con la CNMV la baza de que su inversión es imprescindible dada la delicada situación de Dia.

Si Fridman no acude a la ampliación, Dia tendría que buscar un nuevo socio de referencia, aunque la ampliación está garantizada por Morgan Stanley, siempre que se cumplan determinadas condiciones que la empresa no ha desvelado.

4. ¿Quién va a mandar en Dia?

De cómo quede configurado el accionariado dependerá la futura dirección de Dia. La compañía ha cambiado dos veces en cuatro meses de consejero delegado, dejando en evidencia los vaivenes de su consejo. Nombró a Antonio Coto en agosto para sustituir a Ricardo Currás y, este viernes, anunció el cese de Coto (muy ligado a la anterior dirección, porque era su hombre fuerte en Latinoamérica) y la elección de Borja de la Cierva.

El problema es el paso atrás de Fridman, tras la marcha de sus representantes en el consejo de administración. No cuenta, voluntariamente, con ningún asiento en el consejo y, si va a la ampliación y supera la barrera del 30% puede 'revolucionar' el órgano de dirección y marcar el paso con nombres de su plena confianza. En ese compás de espera llega, además, el nombramiento como consejero independiente de Jaime García-Legaz. El ex secretario de Estado de Comercio se perfila como futuro presidente no ejecutivo de Dia. Un cargo que, en función de los acontecimientos, podría ser breve.

5. ... Y el negocio

Al final ésa es la clave. Dia tiene se mantiene como tercer operador, por detrás de Mercadona y Carrefour, con las que ha ido perdiendo cuota de mercado. No tiene fácil recuperar terreno, porque tiene a la venta dos divisiones: la de perfumerías (Clarel) y la de 'cash & Carry' (Maxi Dia), además de revisar las alternativas para determinados locales que no considera estratégicos.

En el negocio de la distribución alimentaria los márgenes son la clave. La guerra de precios entre operadores no ha dejado de estar presente tras la última crisis y a eso se suma Amazon y la competencia de los 'super' online, donde Dia ejerce como socio del gigante estadounidense en 'Prime Now', su servicio de entrega rápida.

Además, está en plena transformación de su red de venta, tras la integración de las tiendas de El Árbol y Caprabo, bajo la marca La Plaza de Dia; y la creación de la enseña Dia & Go, en tiendas que abarcan más horas y más productos. Antonio Coto ya dejó claro a los inversores que las cuentas de Dia no darían alegrías hasta 2020. Habrá que ver si Borja de la Cierva tiene tiempo para cambiar el paso y dar un giro a Dia desde los primeros compases de 2019.

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