Las terapias contra el cáncer de 350.000€ de Novartis y Gilead: ¿Quién fija el límite?

  • Sanidad financiará un tratamiento muy efectivo y que se lleva a cabo en una sola operación de 30 minutos. Los pagos se harán según resultado.
Novartis
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EFE

Una sola dosis personalizada, una única operación de menos de 30 minutos, un seguimiento semestral de 15 años y unas tasas de curación, según los ensayos, superior al 80% para la leucemia linfoblástica aguda. Así es 'Kymriah', la revolucionaria terapia genética celular de Novartis, a la que el pasado agosto dio luz verde la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y que el Sistema Nacional de Salud español financiará gracias a un convenio con la multinacional suiza.

Tanto el tratamiento de Novartis como el desarrollado por el laboratorio estadounidense Gilead para el linfoma no Hodgkin en adultos, que lleva el nombre de 'Yescarta', marcan una nuevo camino en la innovación médica para combatir los cánceres más agresivos, gracias a la reprogramación de las células del paciente para que ataquen directamente al origen de esta enfermedad mortal. Los linfomas representan el 4% de todos los nuevos diagnósticos de cáncer que se dan en España cada año, 6.100 pacientes que necesitan iniciar el tratamiento de forma inmediata tras el diagnóstico.

Sin embargo, la excelente noticia, que abre una importante vía de esperanza y evitará muchos de los complejos tratamientos actuales se ha visto empañada por el precio con los que han salido al mercado: 475.000 dólares (417.000 euros) para el 'Kymriah' y 373.000 dólares (328.000 euros) en el de 'Yescarta'. Injustificado para algunos; una puerta abierta para que los próximos tratamientos para el cáncer tengan un precio similar e incluso mayor, para otros; y una cantidad proporcionada teniendo en cuenta los años de inversión e investigación en sus desarrollos y el limitado número de pacientes a los que van dirigidos, para los demás.

"Hemos gastado una cantidad considerable de dinero para llevar esta terapia al mercado, en su desarrollo y en su proceso de fabricación, inversiones que no hemos revelado pero que empequeñecen cualquier inversión del gobierno", aseguraba Joseph Jiménez, CEO de Novartis, a Forbes en referencia a 'Kymriah' y como respuesta a los que criticaban haber recibido mucha financiación pública. Sólo en el centro de producción del denominado CAR-T (terapia de antígenos receptores de células T) en Morris Plains (Nueva Jersey) la compañía ha invertido 1.000 millones de dólares. Allí tardan de media 22 días en procesar las células del paciente y en desarrollar un tratamiento individual. 

Mientras, Gilead decidió apostar fuerte por esta terapia. La multinacional estadounidense adquirió en agosto del año pasado Kite Pharma, una de las principales compañías en el campo emergente CAR-T y pagó por ella 11.900 millones de dólares (10.500 millones de euros).

El precio de la innovación

Desde Farmaindustria, la patronal de la industria farmacéutica, se ponen cifras a la inversión en el desarrollo de un nuevo medicamento y la apuesta arriesgada que supone. Si en la década de los noventa los costes no clínicos llegaban a 436 millones de dólares y los clínicos a 608, una década se multiplicaban por seis los primeros y alcanzaban los 1.400 millones los segundos. Según señalaba recientemente Pedro Luis Sánchez, director del Departamento de Estudios de Farmaindustra, apuntando a los esfuerzos de las compañías, el 90,4% de los medicamentos que hoy están en desarrollo no lograrán aprobarse y un 62% no superan la primera fase de experimentación.

Por su parte, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha apuntado que estas terapias conllevan un coste abusivo para el paciente y que pueden suponer una amenaza a medio y largo plazo para la sostenibilidad de los sistemas nacionales de salud. Mientras, desde la Asociación Acceso Justo al Medicamento, señalan que estas terapias, que dan muchas esperanzas a los enfermos de cáncer, también marcan un punto de partida en cuanto el coste que podía ser una clara referencia -negativa- para los tratamientos CAR-T que se desarrollaran en el futuro. 

Tanto Estados Unidos, el año pasado, como Europa, hace cuatro meses, han dado luz verde a estas terapias con un coste difícilmente asumible por muchos. La diferencia está en que el primer país el Gobierno no soporta la financiación en exclusiva de los fármacos como ocurre en Europa y los costes recaen en su mayoría en  aseguradoras privadas. La farmacéutica suiza, consciente del elevado  precio de su terapia anticáncer y asumiendo la eficacia de este acordó que si los enfermos no respondían al tratamiento en el primer mes, el laboratorio se haría cargo del coste del medicamento.

En España, hace apenas diez días, el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social aprobó el precio y la financiación en el Sistema Nacional de Salud de 'Kymriah', dirigido al tratamiento de pacientes pediátricos y adultos jóvenes hasta 25 años con leucemia linfoblástica aguda, con un premisa importante: los pagos se harían de acuerdo a los resultados.

"Se ha trabajado conjuntamente con las autoridades locales con el fin de establecer un precio que sea sostenible para la sanidad pública, a la vez que reconozca el valor que Kymriah proporciona a los pacientes, al sistema sanitario y a la sociedad en general. Así, finalmente hemos acordado un modelo innovador de pago basado en resultados en salud", aseguraba Marta Moreno, directora de Acceso al Mercado y Relaciones Institucionales de Novartis Oncology en España, para poner en valor un proyecto que garantiza un largo futuro a muchos enfermos de cáncer .

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