Norma estrella del Gobierno de coalición

La Ley del Clima pasa a ser hija adoptiva del pacto presupuestario de ERC y Bildu

El posible apoyo de los independentistas vascos y catalanes a las nuevas cuentas públicas permitiría una negociación más fluida de la pieza clave para atraer los fondos de reconstrucción.

La ley del Clima se convierte en un cajón de presiones políticas y empresariales
La ley del Clima se convierte en un cajón de presiones políticas y empresariales
EFE

La negociación de los Presupuestos Generales del Estado condiciona la tramitación de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, la norma estrella del Gobierno de Pedro Sánchez. No se trata sólo de los plazos, que también, sino de la negociación con los grupos parlamentarios para dar luz verde a la herramienta clave para asegurar los fondos europeos de la reconstrucción. Según fuentes cercanas al Gobierno de coalición PSOE-UP, la negociación de las cuentas del Estado va a aclarar cómo se articulan los bloques de respaldo y rechazo al Ejecutivo. El sí de ERC y Bildu a los presupuestos permitiría una negociación más fluida y con los mismos apoyos de la futura ley, según apuntan las mismas fuentes.

De momento, la negociación de los presupuestos generales, ha tenido como consecuencia el retraso en la constitución de la ponencia que debe discutir las enmiendas al borrador de ley del Clima aprobado por el Gobierno. La ponencia se constituirá en principio el próximo día 24, lo que empuja el horizonte de aprobación de la norma más allá de fin de año y hacia la primavera de 2021.

Las negociaciones entre los grupos sobre la legislación que debe guiar la transición energética y la descarbonización de la economía ni siquiera han empezado. Sí ha habido negociaciones y acuerdo entre los socios de coalición, PSOE y Unidas Podemos, para introducir una enmienda a la ley que prohíbe la extracción de minerales radiactivos en España, una carga de profundidad contra el polémico proyecto de la minera australiana Berkeley para extraer y tratar uranio en Retortillo (Salamanca).

Tanto a favor

De momento, y a la espera del inicio de las negociaciones, la Comisión para la Transición Ecológica del Congreso se ha anotado un tanto con la aprobación de la ley que regula el comercio de derechos de gases de efecto invernadero por vía de urgencia y con 29 votos a favor, ninguno en contra y cinco abstenciones, procedentes del grupo parlamentario Vox.

La negociación de la ley del Clima va a ser más complicada. Hay una avalancha de enmiendas sobre, al menos, tres frentes: la industria del automóvil -y las petroleras-por la prohibición de vender nuevos coches contaminantes a partir de 2040; las comunidades autónomas por sus competencias en edificación y transporte -los sectores clave para reducir emisiones- y las empresas que transportan y distribuyen electricidad y gas porque la norma estrecha el control sobre sus operaciones.

Además, habrá polémica. Grupos como Vox -abstención en la ley de emisiones- rechazan la idea de que el calentamiento global obedezca a la acción del hombre. Otros agentes del sector energético consideran insuficientes las acciones que se plantean para los sectores difusos -edificación y transporte-, y critican la escasa iniciativa del Ministerio de Transportes, con una Estrategia de Rehabilitación (ERESEE 2020) que lo fía todo a la electrificación de la edificación en 2050.

Clave de acción política

La aprobación de la ley de Cambio Climático es importante para Sánchez y una prueba de capacidad política y técnica para la vicepresidenta cuarta Teresa Ribera. La ministra de Transición Ecológica ha demostrado cintura para negociar cambios en sectores clave para la economía con el  empuje al  cierre de las centrales de carbón de las eléctricas, el pacto con las grandes compañías para clausurar las centrales nucleares en 2035 y el impulso del sector renovable tras la moratoria de los Gobiernos del PP. 

Pero también se ha visto obligada a bajar de pulsaciones. El Ministerio de Transición Ecológica ha tenido que aligerar las primeras redacciones de la futura Ley del Clima para cambiar el objetivo de emisiones cero para 2050 por el de emisiones netas cero, que parece lo mismo pero no lo es, sobre todo para las empresas relacionadas con los hidrocarburos. También ha habido alguna cesión respecto al automóvil -no se habla de motor de combustión, sino de emisiones directas de carbono- tras la polémica que desató el anuncio de la entonces ministra a finales de 2018 sobre la prohibición de los motores de combustión a partir de 2040. El punto final aún queda lejos.

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