Reconversión empresarial

La 'ludopatía' de Codere: la compañía se aferra a un clavo ardiendo para subsistir

El grupo vive inmerso en una profunda crisis desde el año 2016 y las pérdidas provocadas por la pandemia le han obligado a tomar un camino drástico: el de la liquidación para renacer en forma de holding.

Codere
La 'ludopatía' de Codere: la compañía se aferra a un clavo ardiendo para subsistir.
Omar Jair Hernandez Malmodo

"Hagan sus apuestas". La ludopatía es una adicción patológica a los juegos de azar; quien la padece, se ve impulsado a hacer apuestas por mucho que esto suponga endeudarse exponencialmente: perdidas, deudas; más pérdidas, más deudas... "No va más". Como si de un ludópata se tratara, la compañía operadora de juegos de azar Codere, altamente endeudada, busca de forma desesperada financiación para seguir ejerciendo su actividad en una transición hacia un holding. Pero... ¿de dónde vienen sus problemas económicos? Para entenderlo, hay que remontarse a 2016, un ejercicio en el que la compañía superó los 1.000 millones de euros en pérdidas.

Codere gozaba (y goza) de una importante exposición a Latinoamérica: un 68% de sus ingresos procedían de esta zona. Argentina era, por aquel entonces, el principal mercado del Grupo Codere. Lo constaban hechos como que la compañía era el mayor operador de salas de bingo en la Provincia de Buenos Aires, con 14 salas y cerca de 7.000 terminales de juego. Otro de sus mercados importantes era el de México, donde disponía de 19.184 máquinas, 90 salas de juego, 85 puntos de apuesta, un hipódromo y licencia para actuar también de forma online

Tal y como recoge la Memoria de aquel año, las divisas de Argentina y México se depreciaron un 59% y 17%, respectivamente, lo que hizo que la compañía del por entonces presidente ejecutivo José Luis Sampedro se viera inmersa en una profunda crisis de la que nunca ha logrado recuperarse completamente. También fue reseñable la caída de un 13,9% de los ingresos en Colombia, a causa, igualmente, de la depreciación del peso colombiano frente al euro. Un caso el de Codere en el que, en contra de lo que se piensa habitualemente, la banca no siempre gana.

Al año siguiente, en 2017, Codere aplicó un plan de reestructuración con el que consiguió remontar ligeramente el vuelo, e incluso volvió a lograr unos beneficios de 19 millones de euros. Pero solo fue un ligero espejismo, ya que en los dos ejercicios posteriores incurrió en pérdidas de 33 y 62 millones de euros, respectivamente.

El coronavirus, la gota que colmó el vaso

Cuando Codere estaba aún en pleno proceso de recuperación del durísimo golpe que sufrió en 2016, 2020 puso en escena la inesperada irrupción de la Covid-19. El sector del juego fue uno de los que se vio más perjudicado por los confinamientos y los cierres, ya que, al no ser un servicio esencial y desarrollarse en interiores, fue una de las últimas actividades en entrar en la llamada 'nueva normalidad'.

De hecho, a día 31 de diciembre de 2020 la compañía operaba tan solo 23.074 terminales de juego de las 57.000 con las que obraba a 31 de marzo del mismo año. Lo mismo ocurrió con los puestos de bingo, que se vieron reducidos desde 30.000 a únicamente 941.

En términos económicos, el grupo vio como sus ingresos de explotación cayeron un 57%, desde los 1.389 millones de 2019 a los 594 de 2020. Esta cifra dejó a la compañía en una posición de liquidez muy delicada, con una deuda financiera total de 1.020,6 millones. La crisis del coronavirus también tuvo sus consecuencias a nivel laboral: la firma despidió al 12% de su plantilla, desde los 12.529 trabajadores con los que contaba en 2019 a los 10.998 que tenía a día 31 de diciembre de 2020.

La penúltima apuesta de Codere

Durante este verano, antes de optar por la reciente decisión de acometer la liquidación de la compañía, hizo uso de una penúltima apuesta para lograr financiación: la salida al Nasdaq de su filial de juego 'online'. La operación se basó en segregar ese negocio (el de mayor potencial del grupo) en la sociedad luxemburguesa Codere Online Luxembourg (Luxco) y fusionarla (manteniendo Codere una participación mayoritaria) con una empresa de propósito especial de compra (SPAC) de Estados Unidos: DD3 Acquisition. 

El movimiento fue acogido en bolsa con una subida del 18,48% el día que se anunció. Pero en las dos sesiones posteriores volvió el sentimiento bajista al valor con caídas del 14,67% y del 6,72%, respectivamente. En cualquier caso, la compañía aclaró en su momento que esa operación no alteraba la necesidad de implementar su reestructuración, ya que su negocio continuaba "muy afectado por la evolución de la pandemia de Covid-19" y su liquidez seguía siendo "limitada".

Así lo demuestran los últimos resultados económicos presentados por Codere, los correspondientes al primer semestre de 2021. La deuda financiera ha aumentado otros 130,5 millones de euros para alcanzar los 1.151,1 millones a 30 de junio de 2021, mientras que el efectivo del que dispone asciende a 93,1 millones. Más allá de las cifras, la firma ha confirmado que, en base a análisis realizados por expertos independientes, el valor de empresa del grupo era inferior al de su deuda.

Pero Codere no se rinde, y ahora, pese a que, tal y como ha confirmado la compañía "ya no podrá continuar como una empresa en funcionamiento" sí que continuará operando a través una nueva sociedad 'holding' de la que los bonistas tendrán un 95% y los accionistas de Codere el 5% restante. La firma se niega a aceptar su 'game over' y quiere jugarse el todo por el todo para sobrevivir. "Tres últimas manos: hagan sus apuestas".

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