Ni hablar de ERTE

Mamparas, negocio en boga: "Las ventas se han multiplicado y nos falta material"

Mamparas
Mamparas
EFE

El negocio de las mamparas protectoras durante el desconfinamiento es una historia que se cuenta sola. En boca de Artemio Echeverribar, director general de Sugraf, "el repunte de la demanda y el ritmo de trabajo están siendo una locura". Su empresa distribuye placas de metacrilato (con el que se fabrican las mamparas) y opera en Aragón, Navarra, País Vasco y La Rioja: "Los pedidos se han multiplicado por 300 o por 400". Por supuesto, ni hablar de ERTEs. "Nosotros hemos tenido que reforzar la plantilla con más trabajadores porque, si no, no llegamos", tercia Echeverribar. 

Aunque el Gobierno no ha incluido la instalación de esas protecciones entre las normas para comercios y otros establecimientos, muchas tiendas y locales de restauración están apostando por esa precaución para ofrecer una mayor seguridad a sus clientes. Echeverribar ha facilitado a La Información unos datos que manejan empresas del sector y que cifran en "unos 400.000" los comercios que, potencialmente, van a tratar de encargar un juego de mamparas. "Hay que considerar", avisa el director general, "que cada uno de esos negocios no pide solo una pieza, sino que, dependiendo del tamaño y el tipo de actividad, puede precisar de cinco, diez, 100 o 500". 

Los números no fallan. El incremento en la demanda va a traducirse en un aumento sin precedentes en los beneficios del sector. "Si, en el terreno en el que opera Sugraf, la venta de mamparas puede generar unos cuatro o cinco millones de euros al año; ahora estamos hablando de unos 70 u 80". Al calor del nicho de mercado que ha generado la Covid-19, toda una legión de empresas que se desempeñan en sectores ajenos a la producción de mamparas, pero que, por la naturaleza de su actividad, tienen la posibilidad de producir piezas de metacrilato o policarbonato (los dos materiales con los que se fabrican) han decidido lanzarse a la piscina y aprovechar la corriente. 

Escasez de material: "Hay que traer aviones de Turquía"

"La realidad es que, ahora mismo, ya no tiene materiales casi nadie". Los clientes, apunta Echeverribar, "deberían esperar hasta un mes para recibir sus placas". Pero desde Sugraf han tomado la iniciativa de "traer aviones desde Asia y Turquía directos hasta Zaragoza" para poder satisfacer a los compradores con más urgencia. La falta de material viene dada por el cerrojazo del envío de materiales desde países que, como el Reino Unido, también pasan por una grave situación de pandemia y necesitan disponer de todo el volumen posible. 

Con Echeverribar coincide Quim Aliu, director general de Polímer Tècnic, otra empresa del sector, que, además de distribuir, también se dedica a la fabricación. "Nosotros podemos atender a una cuarta parte de los pedidos que nos hacen". En primer lugar, expone Aliu, "porque cada vez hay menos material" y segundo "porque las dos plantas de producción que tenemos dan para lo que dan". Hasta hace un par de meses, empresas como Sugraf o Polímer Tècnic recibían "cuatro o cinco llamadas diarias" (en el caso de Sugraf), ahora reciben hasta 600

Primero hospitales y ahora tiendas de todo tipo

Desde sus oficinas en Astigarraga (Guipúzcoa), el gerente de la fábrica de transformación de policarbonato y metacrilato Vascoplast, Gorka Molina, da cuenta de las distintas oleadas de demanda de mamparas que se han sucedido desde el inicio de la pandemia. A los primeros que "hubo que abastecer", recuerda, "fue a hospitales, supermercados y farmacias" y, en esta segunda fase, "estamos teniendo que proveer de nuestros productos a pequeños comercios, peluquerías y demás establecimientos que podrán ir abriendo sus puertas de ahora en adelante". Tanto el director general de Sugraf, como el de la catalana Polímer Plàstic coinciden con la versión. 

En definitiva, la historia de las mamparas es la de siempre. Las crisis, por catastróficas que sean, abren huecos y lanzan oportunidades. En este caso, los afortunados han sido los empresarios del plástico, que han visto como, de la noche a la mañana, sus productos son cruciales para –así de simple– salvar vidas. Las piezas que fabrican y distribuyen en Vascoplast, Sugraf, Polímer Plàstic y tantas otras compañías serán el pan nuestro de cada día durante los próximos tiempos. Eso sí, "hay que cuidarlas y lavarlas con productos que no las dañen", avisa Quim Aliu, "si queremos que aguanten en buen estado sus 20 o 30 años de vida útil". 

Mostrar comentarios