El resultado de muchos fracasos

La máquina de hacer dinero de ABBA: un caso de éxito para escuelas de negocio

La visión promocional y la diversificación de formatos y productos permitió a la banda ir aumentando constantemente sus audiencias.

La máquina de hacer dinero de ABBA: un caso de éxito para escuelas de negocio
La máquina de hacer dinero de ABBA: un caso de éxito para escuelas de negocio
EFE

Desde su estreno en 1999, el musical "Mamma Mía!" ha recaudado mas de 4.000 millones de euros. Es más, ha sido el que más ingresos ha generado en la historia en 44 países. La película basada en el musical y estrenada en 2008 es la cinta que ha recaudado más en la historia de este género: costó 52 millones de euros y recaudó 609 millones de dólares en 24 semanas. Fue la película más vista en 2008 en 16 países. Golden Abba, un recopilatorio de las canciones del grupo sueco lanzado en 1992, ha sido el 26 disco más vendido de la historia de la música, con más de 30 millones de copias. Lo último de este grupo musical sueco es hacer una gira mundial digital: se reproducirán sus canciones pero ellos solo estarán presentes en hologramas.

Aunque a muchos les parezca increíble toda esta lista de ésxitos, ABBA es el fruto de muchos fracasos. Desde finales de los años sesenta, Björn y Benny los dos miembros varones, estuvieron componiendo canciones y presentándolas periódicamente a concursos musicales en Suecia pero no conseguían triunfar. Así lo cuenta Arturo Gómez Quijano, periodista y profesor de comunicación en ESIC Business & Marketing School. Acaba de convertir la trayectoria de ABBA es un caso de estudio. Dichos casos de estudio son documentos profesionales que sirven a los estudiantes de las escuelas de negocios de todo el mundo para aprender cualquier disciplina económica a través de casos reales.

En 1973, los integrantes de ABBA (ya se había formado el grupo) se presentaron para la preselección de Eurovisión, la cual consistía en ganar el Melodienfestival de Suecia. No lo lograron.

Fue en 1974 cuando consiguieron por fin ganar Eurovisión con “Warterloo”. Pero algo había pasado antes de ese éxito. El ingeniero de sonido Michael Tretow había logrado aplicar a las grabaciones el “Wall of Sound”, una técnica mediante la cual se superponían pistas y se lograba un sonido particular. Es decir, detrás del éxito no había "suerte", sino, como dice Gómez Quijano, estaban los factores que ellos mismos crearon: composición, voces, letra y técnicas de sonido. Ese sonido especial fue una de las razones de su éxito en Eurovisión. "Se permitió en esa edición que los participantes cantaran sobre su propia grabación y no tuviesen que tocar la música en directo", dice Gómez Quijano. Era lo mejor que les podía pasar pues su sonido era especial gracias a la superposición de las pistas.

Fue la primera vez que Suecia ganó en Eurovisión. Años después, "Waterloo" seguía siendo para los todos los europeos la mejor canción de la historia del festival.

El triunfo en el eurofestival les catapultó a nuevas dimensiones. Les empezaron a conocer en otros países europeos… excepto en Suecia. "En Suecia las emisoras decidieron no pinchar las canciones de ABBA, pues no les parecían buenas. Esto obligaba a que el que quisiera escuchar a ABBA en Suecia, tenía que comprar sus discos", afirma Gómez Quijano. Por fortuna, inmediatamente después del éxito de “Waterloo”, ABBA sacó un single con el mismo nombre que fue un enorme éxito dentro y fuera de Suecia. Fue el primer sencillo con el nombre de ABBA.

"El single fue número uno en muchos países, incluyendo Reino Unido, animado por la promoción que le supuso ganar Eurovisión", afirma Gómez Quijano en su 'caso de éxito'. Empezaron a participar en programas de televisión por toda Europa. Pero entonces dieron un giro: cancelaron una gira de conciertos para el verano de 1974 en Escandinavia y se centraron en escribir nuevas canciones y no sucumbir a los caprichos de las casas de discos. Estar en Suecia les daba la ventaja de cierto aislamiento para componer.

A partir de 1975 empezaron a sacar nuevos álbumes con canciones pegadizas: “I do, I do, I do, I do”; “SOS”; “Mamma Mia!”; “Dancing Queen”; “Knowing me, knowing you”… Habían encontrado la varita mágica porque casi todo lo que salía de sus manos se convertía en número uno en muchos países del mundo. Sus éxitos saltaron las fronteras ideológicas y desafiaron la Guerra Fría. En 1977, Polar Music, la productora detrás de ABBA, decidió hacer la película “ABBA, the movie” y logró que se exhibiera en la Unión Soviética. Como Polar Music no podía cobrar en rublos, cobró en petróleo, frutas y verduras… que luego revendieron. “Esta es otra de las constantes en ABBA: la visión promocional y la diversificación de formatos y productos, que ha permitido ir ensanchando constantemente las audiencias”, afirma Gómez Quijano.

Pocas veces se ha encontrado a un grupo musical que se haya propagado en tantas fórmulas y con tanto éxito. Por ejemplo, en el género de los musicales. Desde las películas de “Grease” hasta “La la land”, se han hecho muchos musicales en formato de película en las últimas décadas. “Mamma Mia!” es el tercer musical en película que más ha recaudado de la historia: 609 millones de dólares. Además, es el tercer musical del mundo más reproducido en los teatros de diferentes países, con unos ingresos de 4.000 millones de dólares. Probablemente, el nombre “Mamma Mia!” ha sido el más rentable para el grupo en toda su historia. Para la revista Rolling Stone no es la mejor canción de ABBA (eligieron “Dancing Queen”), pues ocupa el quinto lugar en su lista de favoritas de la banda. Pero sin duda valoran que sea muy pegadiza.

Uno de los detalles que revela el 'caso de estudio' de Gómez Quijano es que detrás del éxito del musical de ABBA hay una persona que no pertenece al grupo. Se trata de Judy Craymer. “Mamma Mia! no hubiera existido si Judy Craymer no hubiera tenido acceso directo a los dos músicos suecos”, dice Gómez Quijano.

Había conocido en 1982 a Björn y Benny, los dos compositores de ABBA, los cuales le habían regalado una cinta con todas sus canciones, que Craymer escuchó cientos de veces hasta desgastarla.

Se habían hecho varios musicales con canciones de ABBA pero no habían tenido mucho éxito y Craymer pensó que se podía aprovechar mucho más. Trabajaba como productora de televisión asociada con productores británicos de musicales, lo cual le había dado acceso a los integrantes de ABBA. Benny y Björn se dieron cuenta de que para triunfar en un musical necesitabas una buena historia. Así se lo comunicaron a Craymer, que coincidía con ellos. “Si eres capaz de encontrar al escritor adecuado, si eres capaz de encontrar la historia adecuada, entonces Benny y yo te apoyaremos”, le dijeron.

En 1995, Craymer tomó decisiones que cambiaron radicalmente su vida. Dejó su trabajo de productora de TV. Vendió su apartamento cerca de Notting Hill, montó su propia empresa, Craymer East17, y se centró hacer un musical, con una historia basada en alguna canción de ABBA. Conoció a Catherine Johnson, una guionista que había ganado un concurso de renombre. Conectaron desde el primer momento y se pusieron a trabajar. Se les ocurrió que en lugar de hacer una historia de amor entre dos jóvenes, podían reunir a dos generaciones. Y en lugar de hacerlo en un país lluvioso del norte, se debería localizar en alguno de ambiente mediterráneo. Un día a Catherine se le ocurrió la idea de una historia de amor de una mujer que había tenido relaciones con tres hombres y no sabía quién era el padre de su hija. Decidieron ambas que les gustaba y se lo comunicaron a ABBA, que lo aprobó.

La guionista se puso a leer (no a escuchar) las canciones de ABBA para saber qué querían transmitir. Así nació la historia de Donna, una madre soltera luchadora, que dirige una taberna en una isla griega (Catherine Johnson, la guionista, era madre soltera). La única hija de Donna se llama Sophie. Se quiere casar pero desea que su padre le lleve al altar. Así que invita a la boda a los tres examantes de su madre. Uno de ellos tiene que ser su padre. Ya estaba la historia. Tras trabajar varios años en la preparación, se anunció que el musical se iba a estrenar en Londres con el nombre de “Mamma Mia!” el 6 de abril de 1999. Justo 25 años después de cuando ganaron Eurovisión.

Todo estaba a punto. Se hicieron algunos preestrenos reducidos para asegurarse que gustaba al público. Y fue uno de esos preestrenos lo que lo cambió todo. Un asistente escribió una carta a Craymer diciéndole todo lo que fallaba, sobre todo en el primer número musical. Menos parafernalia y más trama, por favor. Craymer reunió a su equipo y cambiaron el orden de las escenas y los números. Y así fue como se estrenó.

Al público le sorprendió que no hubiera playback. Los actores realmente cantaban. Era más importante cantar que actuar. Y los personajes parecían reales. Además, se dieron cuenta de que era un musical construido a partir de las letras de unas canciones. Normalmente un musical se construye al revés: se componen canciones para una historia. Además, hacer un musical a partir de una canción de éxito era arriesgado porque cualquier manual de emprendimiento dice que cualquier éxito pasado no garantiza el éxito futuro. Pero la prensa y el público se rindieron ante la obra. No solo en Londres, también en el resto del mundo a medida que la franquicia se fue reproduciendo.

Y ahora, ¿por qué no ir al cine? Para dar ese salto, ABBA, Craymer y el equipo aplicaron un método que habían aprendido después de tantos años de experiencia. Crítica abierta y al mismo nivel. “Abiertamente dijeron lo que a cada uno de ellos les parecía que funcionaba en el show y lo qué les parecía que no [para la película]… pusieron todo en tela de juicio, no dieron nada por sentado. Debatieron con mente abierta y constructiva qué harían, qué no harían y qué incorporarían a la película”, escribe Gómez Quijano.

En 2008 el musical por fin dio el salto al cine. Tom Hanks fue el productor y Meryl Streep la actriz principal. “Los hombres tenían un papel secundario, al revés de lo habitual en el sector, tanto en el reparto, como en la dirección. Esta era una historia y un proyecto de mujeres y hombres, por ese orden”, dice Gómez Quijano. Desde el primer momento se convirtió en una máquina de hacer dinero: recaudó más de 609 millones y costó solo 52. Judy Craymer lanzaría la segunda parte: “Mamma Mia! Una y otra vez”. Costó más de 70 millones de dólares y recaudó más de 300 millones. “Las dos películas recaudaron casi mil millones”, dice Gómez Quijano. Ahora se anuncia el estreno de la tercera parte en julio de 2022. Nadie se puede resistir ya a la atracción de ABBA.

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