Primer examen

Murtra salva la junta de Indra y la Sepi logra el respaldo para una 'tricefalia'

El presidente promete apoyar a los dos CEO "desde el liderazgo del consejo". Los nuevos ejecutivos coinciden en la necesidad de recuperar el crecimiento y mantener las medidas de "eficiencia".

El presidente no ejecutivo, en el centro, junto a los dos consejeros delegados antes de la junta.
El presidente no ejecutivo, en el centro, junto a los dos consejeros delegados antes de la junta.
L.I.

Era el primer examen ante los accionistas después de la importante crisis de Gobierno vivida el pasado mes de mayo en Indra. Y el presidente no ejecutivo, Marc Murtra, lo ha superado. La gran apuesta de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) ha conseguido el respaldo mayoritario para consolidar, al menos por ahora, una 'tricefalia' en la cúpula de la empresa tecnológica semipública: los dos consejeros delegados y el propio Murtra. El directivo, cercano al PSC en Cataluña, promete que apoyará a los dos CEO, Cristina Ruiz e Ignacio Mataix, "desde el liderazgo del consejo". Ante las dudas sobre cómo afectará la estructura a la gobernabilidad, insiste en trasladar su apoyo a los dos responsables de Defensa y Minsait, que cuentan con su confianza "para liderar a Indra en esta nueva etapa".

Un mes después de la sacudida directiva tras el despido de Abril-Martorell como presidente ejecutivo, la junta general de accionistas de este miércoles iba a servir para refrendar lo aprobado en ese dividido consejo de administración de mayo. Y también para tratar de arrojar un poco de luz sobre los planes futuros y las implicaciones de los nuevos cambios en el día a día. Respecto a lo primero, la junta ha sacado adelante con los votos favorables de accionistas de referencia. Durante la junta no se dieron los porcentajes, posteriormente se confirmó que la llegada de Murtra la apoyaron el 90%. Sobre lo segundo, no hubo muchas pistas sobre la organización.

El propio Murtra sólo se limitó a asegurar en su discurso que busca "potenciar las fortalezas de Indra" y apoyar a los responsables ejecutivos "desde el liderazgo del consejo y a través de las funciones que me han sido encomendadas". Admitía, como era previsible, que su papel va a estar especialmente limitado al no contar con poderes ejecutivos después de la presión de los consejeros independientes para arrebatárselos tras la imposición de la Sepi. Y vendió como el principal logro del gobierno corporativo el hecho de que se hayan separado los roles de presidente y de consejero delegado, algo que fue lo que 'conquistó' a los asesores de voto (proxy advisors). Ante las posibles dudas dentro del propio consejo sobre su capacidad para liderar una compañía de casi 49.000 empleados en todo el mundo, trató de reivindicarse insistiendo en que contribuirá a esos objetivos "desde mi trayectoria, conocimiento y experiencia".

Los nuevos consejeros delegados, Ignacio Mataix y Cristina Ruiz, tomaron la palabra para analizar el ejercicio 2020 y los retos de futuro de las dos áreas que dirigen: Defensa y Transporte, por un lado, y Minsait (Tecnologías de la Información), por otro. Ninguno de los dos hizo referencia a esa nueva estructura, ni dieron ninguna pista sobre cómo será su funcionamiento (cómo se reportará, la coordinación de las dos áreas...). Lo que sí que hicieron fue repartirse los papeles para hablar de la compañía en su conjunto. Mataix, además de analizar los datos de Defensa, hizo mención a lo logrado el pasado ejercicio en todo el grupo, mientras que Ruiz se encargó de hablar sobre los retos de futuro para superar el 'guidance' ofrecido a los analistas para 2021.

En lo que sí que coincidieron ambos es en el mensaje de que la firma necesita importantes dosis de "eficiencia". Lo hacen justo después de haber cerrado el grueso de la reestructuración laboral en la plantilla en España y antes de tomar la decisión de si se amplían las prejubilaciones en el área de Defensa, como le reclaman los sindicatos, para dar respuesta a la alta demanda recibida. "Debemos profundizar en las medidas de transformación de la empresa y en la mejora de la eficiencia; es importante que para garantizar la ejecución de los contratos de larga duración hay que actuar en el corto plazo sobre nuestra agilidad, eficiencia y competitividad", aseguró Mataix, pese a que desde los sindicatos insisten en que en su área necesitan centenares de incorporaciones para hacer frente al fuerte incremento de pedidos. "Tenemos que seguir actuando sobre la productividad, perjudicada por el impacto de la crisis y la caída de ingresos", apuntó Ruiz, quien insistió en que la plantilla con la que arrancaron la pandemia en el área de Tecnologías de la Información estaba "dimensionada para un año de crecimiento".

Defensa fue la gran apuesta de Abril-Martorell. Uno de sus grandes hombres de confianza durante la última etapa ha sido Mataix, que fue fichado en 2018. El exdirector general de ITP agradeció durante su discurso la "renovada confianza" para mantenerse en el puesto pese a la falta de confianza que desveló la Sepi en su gran valedor para justificar la destitución. Trató de reivindicar su área insistiendo en que cuentan con un negocio "muy sólido y con excelentes perspectivas estratégicas" gracias a "decisivos éxitos" en la reordenación del negocio hacia los grandes programas públicos y al "fuerte crecimiento de la cartera y la contratación". Entre las prioridades que fijó está adaptarse a los cambios tecnológicos; profundizar en la diferenciación tecnológica y la digitalización de todos los productos, y centrarse en geografías clave para la creación de valor.

Ruiz también defendió unos "buenos resultados" en 2020 de la división tecnológica (Minsait), especialmente castigada por la pandemia y su impacto en todos los sectores de sus clientes principales como la banca, con una caída de la rentabilidad; las energéticas, con una crisis de demanda; las aerolíneas, con un golpe "sin precedentes", o las administraciones públicas, con retrasos en las inversiones. "Empezamos a vislumbrar el final de la pandemia", advertía. Entre las tendencias del negocio, la directiva resalta la creciente polarización geográfica entre mercados más o menos atractivos; la aceleración crítica de la digitalización de los sectores (con el aluvión de fondos europeos); la importancia de la escala para afrontar la "fuerte competencia en precios" en este segmento, y la concentración de valor en el desarrollo de productos digitales frente a los servicios.

La CEO de Minsait, que fue fichada por Javier Monzón en el año 2011 desde la consultora Boston Consulting, se encargó de resaltar la importancia de cumplir con las previsiones comunicadas al mercado para este 2021, que fueron ratificadas. En concreto, se espera superar los 3.200 millones de euros de ingresos en moneda constante (es decir, eliminando el efecto de las divisas latinoamericanas), con un flujo de caja libre de 120 millones, antes de la salida de efectivo por las indemnizaciones y pagos para las salidas de los empleados en las dos grandes divisiones en España. "Consideramos que en sus dos negocios, Indra entra en una nueva etapa con bases sólidas", admitía.

La junta era clave para tratar de abordar el futuro a corto plazo con esta 'tricefalia' directiva en Indra. Con la 'luz verde' de los accionistas para los nombramientos, y también para otros asuntos como las retribuciones para los próximos tres años, queda por demostrar lo más complicado: que esta no es una solución "temporal", como voces críticas temen en el seno de la compañía, y que la gobernabilidad está garantizada sin ralentizar decisiones en un momento especialmente crítico para el negocio, con los fondos europeos ya sobre la mesa.

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