Más nubarrones sobre los fabricantes de coches: cae la producción... y el empleo

  • Ford y Nissan anuncian una rebaja de sus plantillas en sus factorías españolas y la industria asume la debilidad del mercado español y europeo. 
Linea de montaje del nuevo Audi A1 en la planta de Seat de Martorell
Linea de montaje del nuevo Audi A1 en la planta de Seat de Martorell
AUDI - Archivo

No sólo es la guerra al diésel. Los grandes fabricantes de automóviles presentes en España asumen que el mercado no vive uno de sus mejores momentos. La caída de producción y de ventas que han ido asumiendo a lo largo de los últimos meses ya tiene un reflejo directo en el empleo de sus factorías. Sólo en los últimos días, dos de los gigantes del sector, Ford y Nissan, han comunicado sendos recortes a sus plantillas locales. 

Este lunes se desvelan los datos de producción durante el pasado mes de febrero y las previsiones no anticipan un cambio de tendencia. "Podemos esperar una caída en los datos de producción a cierre de febrero", asume la patronal del sector, Anfac. Un recorte que está motivado "por la debilidad de los mercados europeos y el propio español". Seguirán el mismo rumbo que en el mes de enero, cuando las fábricas españolas colocaron en el mercado 240.225 vehículos, un 1,4% menos que en el mismo mes de 2018. Al menos, de cara al conjunto del año, Anfac es más optimista, porque prevé repetir el mismo dato y alcanzar los 2,8 millones de vehículos producidos.

Y la producción tiene un efecto directo en el empleo. Una de las grandes en anunciar un recorte de plantilla en España es Ford. La multinacional estadounidense comunicó la pasada semana que transfiere parte de la producción de la furgoneta Transit Connect a México. Se trata de un modelo dirigido al mercado estadounidense, por lo que el traslado le permite aprovechar sinergias de producción porque, también en México, va a fabricar su nuevo modelo de todocaminos eléctrico. Una producción 'verde' en la que prevé invertir 900 millones.

A este anuncio ha seguido el de Nissan. La multinacional japonesa prevé recortar entre 400 y 500 empleos de factoría en la Zona Franca de Barcelona. La demanda no tira en una planta que opera al 40% de su capacidad. Y hay más noticias agridulces para la industria en Cataluña. Seat ha anunciado en las últimas semanas que prevé lograr, de nuevo, un récord de producción, de 548.000 unidades. Sin embargo, revisa esta cifra a la baja porque el utilitario de Audi, el A1 que se fabrica en la planta, no ha logrado el tirón de ventas esperado.

Las ventas... y el discurso político

Los últimos datos de ventas, desde luego, tampoco llaman al optimismo. Febrero cerró como el sexto mes consecutivos de caídas en tasa anual en las nuevas matriculaciones y solo en los dos meses que se llevan contabilizados de 2019 el descenso acumulado supera el 8%, según Anfac.

El cambio de color del verde al rojo en el semáforo fue abrupto. Hasta agosto, España sumaba récord tras récord. Tanto que, pese a que de septiembre a diciembre las ventas pasaron a ser menores que las de 2017, el ejercicio en su conjunto terminó con un aumento de hasta el 7% en las unidades de turismos y todoterrenos vendidos. En total 1,3 millones, la cifra más elevada desde el año 2007. Es decir, el mejor año desde que España cayó en la profunda crisis financiera, económica y social.

¿Qué pasó entre agosto y septiembre? Lo más inmediato y tangible, la entrada en vigor del nuevo modelo de holomogaciones y consumos WLTP. Con esta incorporación de unas nuevas exigencias ambientales, los concesionarios echaron el resto en los meses de verano y eso produjo un efecto escalón al llegar el otoño. Después, vino el remate en forma de Ministerio de Transición Energética.

Y fue doble. El primer golpe vino con la confirmación de que habría un nuevo impuesto para los vehículos que usaran el diésel. Pese a los esfuerzos del Gobierno de asegurar que apenas se haría notar, las ventas de este combustible sufrieron un frenazo abrupto (de hasta un 20% en el conjunto de 2018) y los españoles se han pasado en masa a la gasolina en el último medio año (con un aumento anual del 30%). El segundo golpe también vino del Ejecutivo cuando su primer adelanto de la Ley del Clima consistió en anunciar el fin de la combustión tradicional para el año 2040.

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