Másmóvil mira a su 'hermano' alemán y reclama privilegios en la subasta de 5G

  • El cuarto operador pide más facilidades en la compra de espectro de 2020 en un mercado dominado por los tres grandes Telefónica, Vodafone y Orange.
Meinrad Spenger
Meinrad Spenger
Másmóvil

Drillisch. Su nombre es desconocido en España, pero no tanto en Alemania. Es el cuarto operador germano. Y en la dura subasta de frecuencias para redes ultrarrápidas 5G que concluyó a principios de este mes tuvo un papel significativo. Con este movimiento aún en la retina, su homólogo español, Másmóvil, sigue exigiendo privilegios en la venta de espectro que tendrá en 2020. Competencia es uno de sus grandes aliados en esta batalla.

La cuenta atrás para la licitación de la banda de 700MHz en España ya ha empezado y todos los actores echan sus cuentas. Esta será la principal operación de venta pública de espectro donde habrá cuatro operadores consolidados. La de 2011, que sacó a la venta frecuencias de la banda de 800MHz, sólo tenía a los tres grandes junto con los operadores regionales. Másmóvil confirma que participará, aunque aún no se ha fijado ningún objetivo de compra.

En este contexto, el operador liderado por Meinrad Spenger, que acaba de estrenarse en el Ibex 35, reclama de nuevo privilegios en esta subasta, según explican fuentes oficiales de la compañía. ¿La razón? Será difícil competir en igualdad de condiciones contra los otros tres grandes operadores, con capacidades de desembolso mucho más amplias. Mayores facilidades, por ejemplo, en la financiación o en la disponibilidad de frecuencias.

En esta particular batalla, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) es uno de los grandes aliados de Másmóvil. Lo ha sido desde el principio, pues el regulador, presidido por José María Marín Quemada, ha defendido desde siempre su existencia y las facilidades para que siga sacudiendo el mercado controlado por los tres grandes. En la subasta del pasado año ya advirtió de que el grupo no dispone de las bandas 'bajas' de frecuencias, lo que le obliga a salir al mercado para alquilar las redes, principalmente, de Orange. "La situación de Yoigo/Másmóvil, que necesita un acceso mayorista para seguir prestando sus servicios en el mercado minorista, es un aspecto a considerar en el análisis del uso de la banda de 700MHz [que será la que se subaste el próximo año]", apuntaba la CNMC en un informe el año pasado.

Los antecedentes alemanes

En el caso germano, el 'Másmóvil alemán' Drillisch no ha tenido grandes ventajas. Como cuarto operador, y a diferencia de los tres competidores grandes (Vodafone, Telefónica y Deutsche Telekom), ha tenido que poner sobre la mesa una presentación detallada de su capacidad para financiar el despliegue de las redes 5G y quiénes son los proveedores con los que trabajaría. Le ha obligado a recaudar 2.800 millones de euros gracias a un préstamo sindicado con varios bancos europeos para respaldar su oferta. Este esfuerzo económico para un operador móvil que 'tira' de las redes de terceros ha sido motivo de castigo de los inversores, que entienden que puede suponer un duro golpe para su rentabilidad: en lo que va de año sus acciones han caído más de un 35%.

La alemana Drillisch y también la española Másmóvil tienen el as en la manga de utilizar las redes de terceros. En el caso de la germana, tiene el acceso garantizado al 30% de la capacidad de la red de Telefónica, heredado de las imposiciones exigidas por la Comisión Europea tras la adquisición de E-Plus en 2014. La española sigue teniendo la opción de explotar el acuerdo mayorista con su socio preferente, Orange.

¿Qué sucedió en la subasta del pasado verano en España de la frecuencia entre 3,6 y 3,8 gigahercios? Másmóvil participó (y contribuyó a elevar los precios) pero, al contrario de lo que sucedió con su homólogo alemán, no compró ninguna frecuencia nueva. ¿La razón? Adquirió megahercios en el mercado a Eurona, a un precio más económico (30 millones de euros) y un plazo de explotación inferior al de sus competidores. La solvencia económica que le exigió el Gobierno no fue especialmente difícil de abordar: debió acreditar un volumen de negocio anual de más de 90 millones de euros -muy por debajo de sus cifras- y unas redes instaladas y servicios prestados en los últimos tres años cuyo importe anual se superior a 42 millones.

Fuerte deuda como trasfondo

Con todo, Másmóvil llega en un momento delicado en sus cuentas a la subasta del próximo año. No por el crecimiento en clientes, ingresos y Ebitda, sino por el lado del endeudamiento, después de completar la adquisición de Yoigo y Pepephone, tras la digestión de los dos bonos convertibles que heredó de esa época, la compañía liderada por Meinrad Spenger.

El primer trimestre del año, Másmóvil situó su deuda neta en 2.000 millones de euros, lo que supone casi cuatro veces el resultado bruto ajustado. Es un nivel alto, que no haría fácil afrontar fuertes inversiones no sólo de compra de espectro, sino también de despliegue de las redes en el mercado español.

La cuenta atrás ha arrancado. Y los diferentes operadores quieren jugar bien sus cartas. Las conexiones móviles del futuro están en juego. Másmóvil quiere su sitio en un contexto competitivo especialmente complicado.

Mostrar comentarios