Con Másmóvil empezó todo: récord de portabilidades y un viraje al 'low cost'

  • La compra de Yoigo  y el acuerdo para acceder a la fibra de Orange en 2016 cambiaron el mercado. El ERE duro de Vodafone es el último movimiento.
Meinrad Spenger
Meinrad Spenger
Másmóvil

Octubre de 2016. Másmóvil acaba de ejecutar un golpe de efecto en el sector de las telecomunicaciones en España: sacó la chequera y pagó 770 millones de euros para comprar Pepephone y Yoigo. Se convertía 'de facto' en el cuarto operador, pero le quedaba el último movimiento clave: lograr un buen acuerdo mayorista para tener la capacidad de ofertar paquetes convergentes con los que competir de tú a tú con los tres grandes. Ese mes se produjo el anuncio: Orange le abrió las puertas.

A partir de ahí, el sector de las telecomunicaciones en España ha vivido una verdadera sacudida competitiva. Se ha alcanzado un récord de portabilidades móviles, uno de los mejores termómetros para medir la temperatura de este mercado. Y se ha virado hacia el 'low cost', con Vodafone como una de sus 'víctimas'. El Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de la operadora británica, con el que pretende despedir a 1.200 empleados de su plantilla, es el último movimiento.

Un mercado (muy) caliente

Desde que Másmóvil tuviera la posibilidad de lograr una oferta convergente, la actividad del mercado se ha acelerado. Ese año 2016 se cerró con 5,6 millones de cambios de operador en líneas móviles. Un año más tarde, se alcanzaron los 6,5 millones, es decir, 900.000 más (un 16% de subida), según los datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

A falta de noviembre y diciembre, el año 2018 está muy cerca de los niveles del año anterior, por lo que a la postre serán ampliamente superados. La guerra del fútbol y la batalla de tarifas y de descuentos entre los tres grandes elevó durante los meses de septiembre y octubre estos cambios por encima de la barrera de los 700.000, una cifra histórica en el sector.

Este escenario de enorme competencia es el que buscaba la CNMC y del que se jacta su presidente, José María Marín Quemada, mientras suenan los tambores de consolidación en el sector. "El consumidor tiene cada vez más claro lo que quiere, si no lo obtiene en calidad de servicio, se acaba cambiando", afirmó el directivo durante una presentación el pasado mes.

Másmóvil, el ganador

En este contexto no ha habido un único perdedor, pero sí un ganador: Másmóvil. Desde enero de 2016, la compañía ha robado un total de 986.000 líneas móviles a sus competidores, según las cifras del regulador. Más de la mitad las han logrado precisamente durante los diez primeros meses del año 2018, el más intenso en competencia en el último lustro.

Los tres grandes han sido golpeados, de una manera u otra, por el aspirante. El que más heridas se ha dejado en esta batalla ha sido Vodafone, que ha perdido en el cómputo global más de 876.000 líneas. Telefónica, pese a la recuperación en la primera parte de 2018, ha cerrado con un saldo negativo de 489.000. Y Orange lo coloca en 284.000 perdidos en total.

¿Y el más de medio millón de líneas que quedan tras los cambios? Han ido a parar a las Operadoras Móviles Virtuales (OMV), compañías que no tienen red propia de 4G y que trabajan con la conectividad de las grandes.

Un viraje hacia el 'low cost'

La de la intensificación en la competencia es una de las consecuencias. La otra hay que encontrarla en las ofertas y precios. Una parte del mercado se ha 'masmovilizado', haciendo un giro hacia paquetes de gama media y baja. Las cifras que aportaba esta semana Vodafone hablan por sí solas: más de la mitad de las altas brutas que se dan en España se pueden encuadrar en 'low y medium cost'.

Las grandes operadoras se han visto obligadas a reaccionar a este movimiento sacando lustre a sus alternativas. Orange ha mantenido una estrategia multimarca, con una diversidad de enseñas con las que tratar de atacar este segmento y reservando la principal para los más 'premium', con el contenido (y el fútbol) como el activo principal. Consolidaron a Jazztel -adquirida en 2016 para la 'gama media', Amena para un cliente más digital 'low cost' y Simyo y la recién adquirida OMV República Móvil para los que sólo quieren móvil.

Vodafone inició el año 2018 con dos marcas: la principal para abarcar el segmento 'premium' y medio, y Lowi para el bajo coste. En mayo de ese año mejoró buena parte de sus tarifas de la enseña principal sin afectar al precio de los clientes ya existentes, lo que suponía 'de facto' una rebaja de precios. Y durante todo el año potenció las ofertas de la segunda. Tras el verano decidió reaccionar para atacar a lo que se conoce como 'premium asequible' con su tercera firma: Bit.

Esta reacción de Vodafone llegó después de que lo hiciera Telefónica. En un movimiento sin precedentes en la operadora presidida por Emilio Gayo en España, que estuvo años con Movistar y Tuenti como sus dos únicas opciones, se lanzó O2 para atacar ese 'premium asequible' con una oferta de móvil y fibra con móvil y con el riesgo conocido de posible canibalización de los clientes.

Todos han movido ficha, con resultados diferentes. El giro es más que evidente. Un giro que se intensificó con el pisotón al acelerador de Másmóvil. Se cierran así dos años frenéticos para el sector. Queda por ver si ese viaje hacia la parte baja del mercado es definitivo para todos, o sólo para algunos.

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