Meliá, Iberostar y Barceló, las principales hoteleras españolas con presencia en Cuba, no han dejado pasar la oportunidad de sentarse frente a la ministra de Industria, Turismo y Comercio, Reyes Maroto, en viaje oficial en la isla. Todo ello, en plena crisis por el reciente levantamiento de la suspensión de la Ley Helms-Burton por parte de Estados Unidos que permite a los ciudadanos del país que capitanea Donald Trump solicitar los bienes que fuesen de su propiedad en la isla en el momento de las expropiaciones de la Revolución Cubana. Además, la ministra puso sobre la mesa la intención de que las firmas de infraestructuras españolas participasen en la tan importante modernización de la isla.
Las hoteleras, debidamente representadas por Gabriel Escarrer, presidente de Meliá; Miguel Fluxá, propietario de Iberostar; y Simón Barceló, dueño de la firma del mismo nombre, se sentaron frente a la titular de la cartera en un evento organizado por la Cámara de Comercio, CEOE e ICEX, en el que Maroto defendió la posición de las firmas españolas frente a la decisión de Estados Unidos.
La ministra manifestó su "total apoyo" a las hoteleras por una norma que, según el Ministerio de Industria, es "contraria al derecho internacional". "En este momento las empresas españolas en Cuba, especialmente las del sector turístico, se encuentran en una situación de incertidumbre y se mueven entre la voluntad de permanencia y crecimiento por las oportunidades que ofrece la isla y la inseguridad que se plantea", ha añadido la ministra Maroto.
Más allá de los tres grandes empresarios del sector turístico, la presencia de Maroto congregó a más de un centenar de ejecutivos de diferentes firmas que también operan en Cuba. Como representantes de organismos internacionales, también acudieron Marta Blanco, de CEOE Internacional; Inmaculada Riera, de la Cámara de Comercio de España; María Peña, CEO del Icex y Juan Fernández Trigo, embajador de España en la isla.
Desde el ministerio señalan que la decisión de Donald Trump "dará lugar a una espiral de demandas y contrademandas que empeorarán la relación económica transatlántica", algo que desde nuestro país se quiere evitar a toda costa. Es precisamente en este punto, en la importancia de la colaboración entre ambos países, en el que también se ha dado un paso importante con la visita a Cuba.
España quiere entrar de lleno en la modernización de infraestructuras que necesita la isla que ahora dirige Miguel Díaz-Canel, y por ello, ha hecho una jugada estratégica. Por un lado, ha solicitado a Ricardo Cabrisas, vicepresidente del Consejo de Ministros de la isla con el que se ha reunido, a fijar un plan de pago gradual de una deuda de casi 300 millones de euros que el Ejecutivo cubano mantiene con firmas españolas, con el fin de que estas "sepan cuándo van a cobrar".
En cambio, y durante la misma visita, se ha abordado la puesta en marcha de un fondo dotado con 375 millones de euros para reforzar las inversiones de las mismas empresas en la isla. Este plan es la continuación de una primera 'línea de crédito' de 40 millones que se lanzó hace unos meses y se agotó el pasado noviembre. De esta forma, tratará de reforzar sectores estratégicos para el desarrollo de Cuba como son las energías renovables, las infraestructuras y la automoción.
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