Propuesta del Consejo de SEPI

Montero sitúa a otro 'ex' de la Junta de Andalucía en la Presidencia de Navantia

El Gobierno se decanta por Ricardo Domínguez, exviceconsejero andaluz y jefe de gabinete de la presidenta saliente, en perjuicio de la exsenadora socialista, Susana Hernández, la otra candidata. 

El Gobierno se ha inclinado por el exviceconsejero andaluz, Ricardo Domínguez, para presidir Navantia.
SEPI ha propuesto al exviceconsejero andaluz, Ricardo Domínguez, para presidir Navantia.
SEPI

El Consejo de Administración del hólding de empresas públicas, SEPI, ha propuesto este lunes a Ricardo Domínguez, exviceconsejero de la Junta de Andalucía y desde hace unos meses director de gabinete de la Presidencia de Navantia, como nuevo presidente de Navantia, en sustitución de Belén Gualda, otra exalto cargo de la Junta de Andalucía a la que el Gobierno de España decidió promocionar hace apenas una semana desde el sillón de la empresa de astilleros públicos hasta la Presidencia del hólding que aglutina a las principales empresas de titularidad estatal.

Domínguez, que acredita una dilatada carrera política en diferentes puestos de responsabilidad siempre bajo gobiernos del PSOE, ha sido viceconsejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio - donde fue jefe directo de la nueva presidenta de SEPI - y de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural en la Junta de Andalucía, y antes de eso fue director de gabinete de Rosa Aguilar, en su etapa como ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino en el último gabinete de José Luis Rodríguez Zapatero. El futuro presidente de la empresa de astilleros públicos llegó a Navantia reclutado por Belén Gualda desde el cargo de director gerente de la Fundación Patrimonio Comunal Olivarero, una suerte de lobby dedicado a la promoción y divulgación de las cualidades del aceite de oliva.

Su nombramiento como director de gabinete de la presidenta de Navantia ya levantó suspicacias en su día en el seno de la empresa estatal por su escasa o nula vinculación con el sector naval y por el hartazgo que existe entre los cuadros y las factorías de los astilleros del Estado por la utilización de la empresa como una especie de "agencia de colocación de los amigos del Gobierno de turno", según denuncia un miembro del Comité de Empresa de Navantia. Un estado general de insatisfacción que había vuelto a aflorar en los últimos días con la filtración del nombre de Susana Hernández, una exsenadora socialista por Murcia situada hace seis meses como presidenta de Sainsel, la filial tecnológica cuya titularidad Navantia comparte con Indra, como probable nueva presidenta de la compañía. 

Durante los últimos días los sindicatos habían venido manifestando públicamente su descontento por lo que entendían como un nuevo 'dedazo' movido más por motivaciones políticas que por razones de gestión. Finalmente la elegida no ha sido Susana Hernández, pero fuentes sindicales aseguran a La Información que el argumento continúa siendo igualmente válido para el caso de Ricardo Domínguez, otro presidente sin histórico en el sector y cuya carta de servicios se vincula al partido en el Gobierno.

Según una nota difundida por SEPI, el nombramiento de Ricardo Domínguez García-Baquero es una apuesta por la continuidad en el rumbo emprendido para cumplir el Plan Estratégico. Un plan que, según el hólding, persigue aumentar la carga de trabajo de todos los centros mediante una activa política comercial, la diversificación de la actividad de la empresa con la vista puesta en las energías verdes y la transformación digital del negocio, unido todo ello a un Plan de Empleo que rejuvenecerá la plantilla.

Otro exalto cargo de la Junta de Andalucía

El más que probable nombramiento de Ricardo Domínguez como nuevo presidente de Navantia viene a ensanchar la lista de altos cargos procedentes de la Junta de Andalucía en el Ministerio de Hacienda y las inmediaciones del departamento dirigido por la que fuera consejera de Hacienda y Función Pública andaluza y hoy ministra de Hacienda, María Jesús Montero. En Hacienda y alrededores se asientan a día de hoy no menos de una decena de exaltos cargos de la Junta, en un patrón que la ministra sitúa dentro de la normalidad en la conformación de los equipos, pero que no tiene precedentes al menos en los ministerios del área económica del Gobierno de España. 

Montero ya reservó desde el principio los dos puestos clave del Ministerio a personas de su máxima confianza: situó a Inés Bardón, la que fuera su secretaria general de Finanzas y Sostenibilidad en Andalucía como secretaria de Estado de Hacienda, y a Maria José Gualda, la que era su secretaria general de Hacienda al frente de la Secretaría de Estado de Presupuestos. También reclutó de Andalucía a la actual subsecretaria de Hacienda, Pilar Paneque, y por supuesto a su jefe de gabinete, Carlos Moreno Medina, además de al menos un par de los asesores de su gabinete.

La ministra de Hacienda también ha confiado a altos cargos de su confianza procedentes de la Junta de Andalucía puestos de relevancia como la Presidencia de SEPI, que antes ocupó el ex de la Junta, Vicente Fernández Guerrero, y que ahora está en manos de otras exalto cargo de esa Administración como es Belén Gualda;, la Presidencia de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT), donde ha situado a la que fuera su secretaria general de Administración Pública en Andalucía, Lidia Sánchez Milán; o la Presidencia de la Sociedad Estatal Lotería y Apuestas del Estado (Selae), donde nombró al que fuera su director general de Presupuestos, Jesús Huerta, entre otros.

Navantia perdió 144,7 millones de euros en el último ejercicio para el que se dispone de datos oficiales (2019), acumula pérdidas por más de 1.000 millones de euros en el último lustro y en los últimos años ha recibido inyecciones públicas por más de 600 millones de euros para taponar el agujero patrimonial que le generan sus pérdidas recurrentes. A esta situación se le ha unido la inestabilidad en la dirección de los astilleros públicos, por el que desde hace años desfilan los presidentes ya no sólo al ritmo de los cambios de color político en el Gobierno sino también dentro de los diferentes ciclos políticos. En los últimos tiempos el ciclo más largo ha sido el de José Manuel Revuelta Lapique, que estuve al frente de la empresa de astilleros entre los años 2012 y 2017.

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