Álvaro Nadal se aferra al carbón frente a las exigencias de la UE y las eléctricas

  • En el año 2018 deberán cerrar las explotaciones mineras no rentables o devolver las ayudas cobradas del Estado 
De izquierda a derecha: el presidente de Castilla-León Juan Vicente Herrera; el ministro Álvaro Nadal; el presidente de Asturias Javier Fernández y el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán
De izquierda a derecha: el presidente de Castilla-León Juan Vicente Herrera; el ministro Álvaro Nadal; el presidente de Asturias Javier Fernández y el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán
EFE

Puede ser el año más polémico de uno de los ministros más polémicos de los Gobiernos de Mariano Rajoy. El responsable de Energía del Ejecutivo, Álvaro Nadal, tiene que pilotar a lo largo de este año el cierre de hasta 26 minas de carbón no rentables, de acuerdo con el plan pactado con Bruselas en 2016. Y lo tiene que hacer en medio de un fuerte debate empresarial y político que tiene como punto central el cierre de centrales eléctricas de carbón. Nadal, con apoyo de las comunidades mineras, se opone al cierre de las centrales de carbón menos rentables como han adelantado Iberdrola y Enel.

El primer hito y quizá también la primera polémica del año puede surgir en la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC). El organismo que preside José María Marín Quemada, enfrentado a Nadal por una disputa de competencias, tiene que informar este mes sobre el borrador de decreto elaborado por el Ministerio de Energía para frenar el cierre de centrales de generación de electricidad por criterios económicos.

Informe de la CNMC

Fuentes de la CNMC sostienen que el informe se aprobará a mediados de enero "como estaba previsto". Para la "guerra del carbón", el decreto es clave. Una vez aprobado, a la empresa que pida cierre de instalaciones se le exigirán informes económicos, pero también técnicos y/o ambientales que justifiquen la medida. Si el Ministerio de Energía se opone al cierre por cuestiones como la seguridad en el suministro, la empresa deberá mantenerla o o vender la central en una subasta. Si no es posible la venta, se podrá aprobar un mecanismo de compensación económica.

La norma concreta buena parte de la filosofía del responsable de Energía del Gobierno. Esa filosofía sostiene que pese a los compromisos medioambientales asumidos por España, pese al abaratamiento de las energías renovables y pese a la presión de las asociaciones ecologistas, España no puede prescindir del carbón para generar electricidad. Porque encarecería el recibo de la luz hasta un 15% y dificultaría la actividad industrial.

Las cuestiones político-empresariales se imponen a las razones medioambientales pese a que todos los análisis advierten de la gravedad del problema de la contaminación y el calentamiento. La consultora PWC estimó que el crecimiento de las emisiones energéticas en España ha sido del 29% en el periodo 1990-2012 y se espera que lo hagan entre el 72% y 83% para 2033 si no cambia la actual política energética.  Para reducir emisiones habría que incentivar el autoconsumo para todo el parque de edificios y alcanzar más de un 50% de vehículos eléctricos, sin centrales de carbón ni nucleares.

Apoyos para Nadal

Nadal cuenta con el apoyo de las comunidades más directamente afectadas por el cierre de minas y de centrales, como Asturias, Castilla-León o Aragón. Y por las mismas razones. El presidente de Asturias, Javier Fernández, en su mensaje de fin de año calificó de imprescindible contar con un suministro eléctrico “competitivo, estable y predecible”, un objetivo que “no es compatible” con el cierre “precipitado” de las centrales térmicas.

El Gobierno español, con Nadal al frente, está dispuesto a dar la batalla para templar y dosificar una transición que ya se acelera en muchos lugares. Por ejemplo en Gran Bretaña. Según un artículo publicado por la Escuela de Estudios Ambientales de Yale, Gran Bretaña abandona la que fue su principal fuente energética en más de 200 años a toda velocidad. Hace cinco años las centrales de carbón británicas generaban un 40% de la electricidad en el Reino Unido. Este verano sólo un 2%.

De vértigo. En el conjunto de la UE, y pese al gran consumo de Alemania, la producción de energía de carbón  se ha reducido en un 20% en la última década.

También en EE UU

Sucede también en EE UU. A pesar del escepticismo del presidente Donald Trump respecto al cambio climático, la generación eléctrica con carbón descendió del 53% en 1997 al 32% el año pasado. Hay situaciones muy reveladoras para ilustrar la tendencia que se da en las grandes economías.

En Reino Unido, la sala de generación de la antigua central eléctrica Bankside de Londres ahora alberga la galería de arte Tate Modern. Apple, por su parte,  está a punto de trasladar su actividad en el Reino Unido a la estructura de la central eléctrica de Battersea. Nuevos tiempos.

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