Agitación en el negocio de las energías limpias

Naturgy y Repsol se la juegan en la gran subasta renovable convocada por Ribera

La petrolera y la gasista necesitan asentar sus posiciones en  energías limpias para cumplir con sus planes de reconversión en plena pugna con el Gobierno por la subida de impuestos a los hidrocarburos.

Francisco Reynes Chile
Reynés (Naturgy) ha decidido acudir a lasubasta renovables del 26 de enero.
La Información

Repsol y Naturgy se la juegan. La petrolera y la gasista, en pleno proceso de reconversión al negocio verde, han presentado las credenciales para participar en la primera gran subasta convocada por el Gobierno esta semana para adjudicar 3.000 MW renovables -1.000 MW eólicos, 1.000 fotovoltaicos y 1.000 sin restricciones-. Las dos compañías van a apostar fuerte porque, aunque no dependan de ingresos garantizados por el Estado, sí necesitan un hueco para cumplir sus objetivos. De negocio y de imagen. Para Naturgy, la subasta es una forma de calentar motores y de inyectar sustancia al plan estratégico que presentará en febrero junto con los resultados de 2020. En el caso de Repsol, la subasta es una buena oportunidad para consolidar posiciones y nutrir la división de renovables que baraja sacar a Bolsa.

Ambas compañías están en una encrucijada en un momento clave. Las dos compañías han retocado el balance por la pérdida de valor de los activos relacionados con el negocio tradicional -1.500 millones Repsol y 4.900 millones Naturgy- y las dos están inmersas en la pelea desatada por los planes del Ministerio de Transición Ecológica para repartir entre todas las compañías energéticas y no solo las eléctricas los cargos de 7.000 millones que financian el despliegue renovable. Un golpe al negocio, según afirman.

El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, tiene como guía  alcanzar 7.500 MW de generación con bajas emisiones en 2025. Es más del doble de la cifra en operación y las subastas son un peldaño más. "Estamos abiertos, y no descartamos el que podamos utilizar esos mecanismos (las subastas) y que los complementemos con otros proyectos que podamos llevar fuera de las subastas" explicó Imaz a finales del pasado año, en la presentación de su plan estratégico. Ahora ha llegado la reválida. La petrolera se presenta al examen con una previsión de inversiones en España hasta 2025 de 7.700 millones y una inversión global en renovabes de 4.300 millones.

Precio garantizado

Para Naturgy, la primera convocatoria desde 2017 para instalar renovables, con precio garantizado por el Estado durante el plazo de adjudicación, es el comienzo de un baile anunciado.  En palabras de su presidente Francisco Reynés: "Ha llegado el momento de aprovechar las oportunidades que brinda la transición energética". La compañía dispone de mayor liquidez tras la venta de la venta de la filial chilena CGE a China State Grid (SGID) por 2.570 millones y tras el cierre del pleito de Egipto por el que ingresará otros 750 millones. Con menos deuda -la operación chilena alivia 4.000 millones-, sobre el papel está preparada. 

El plan de la gasista, armado con directivos fichados para tomar posiciones en las renovables -caso del expresidente de X-Elio Jorge Barredo-, tiene que confirmar al menos tres puntos: que la empresa seguirá ofreciendo una rentabilidad atractiva a los accionistas; que la apuesta por las energías limpias es seria y que la decisión de sacar el máximo partido a activos no estratégicos no se limita a operaciones menores. La compañía ha engordado la caja con las  ventas de activos y también se ha desprendido del peso que suponían los grandes contratos de suministro acordado se  con Argelia. A cambio, ha entrado en renovables en EE UU con una operación de compra inicial de 47 millones. 

Naturgy y Repsol competirán en la subasta con todas las grandes compañías. Ganará quien ofrezca producir energía al precio más barato. A cambio, cobrarán durante todo el periodo de concesión un precio fijo. El plazo máximo de entrega de la energía comprometida es de 12 años para las tecnologías fotovoltaica, solar termoeléctrica, eólica terrestres y marina e hidroeléctrica y de 15 años para las tecnologías de biomasa, biogás y biolíquidos.

La participación es casi obligada. En general, el declive económico de las nucleares, la depreciación de las infraestructuras gasistas, la desaparición del carbón y la depreciación de los activos petroleros empujan a todas las empresas, forzadas a sustituir los viejos activos por otros nuevos a través de inversiones y operaciones corporativas.

La subasta portuguesa

La expectación es muy grande. No se descartan sorpresas -especialmente en el apartado fotovoltaico- como sucedió en la subasta que celebró Portugal en otoño, con la participación de empresas chinas y coreanas. En el caso de España, también hay interés del capital chino en el sector. Three Gorges ha constituido su filial en España, donde ya controla 13 plantas fotovoltaicas que suman 572 MW. En el recuerdo  está la subasta de agosto en Portugal, donde la coreana Hanwha Q-Cells se hizo con la mitad de los lotes subastados en la puja, con un precio del megavatio hora solar de récord por bajo: 11,14 euros.

En todo caso, coinciden las fuentes del sector consultadas, no sucederá lo mismo que en las subastas de 2016 y 2017, que no se ajustaron a lo previsto y favorecieron la especulación. Entonces, los 5.700 MW de adjudicación de partida se convirtieron en 8.737 MW. Tampoco estuvieron nunca claros los puntos de instalación, ni su capacidad de generación. Muchos de los proyectos sólo existían en el papel por la ausencia de requisitos previos y algunos cambiaron de mano sin haber puesto la primera piedra.

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