El negocio de Amazon, El Corte Inglés y las telecos, en juego por el veto a Huawei

  • Los móviles de la china generan millones de facturación a la gran distribución, las telecos o la propia Google, que cobra por cada móvil con Android.
Huawei
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EFE

Google romperá relaciones comerciales con Huawei tras el veto exigido por ley por el Gobierno de Estados Unidos y su ejército de abogados ya estudia cómo (y hasta dónde) hacerlo. No hay plazos, ni mucha información sobre esta decisión, pero ha sacudido los cimientos de unos de los mayores imperios del teléfono móvil a nivel global. También en España. El bloqueo deja en el aire un negocio millonario en el que los grandes distribuidores, como Amazon o El Corte Ingles, las grandes telecomunicaciones, como Telefónica o Vodafone, o la propia Google pelean por su parte.

Según las propias cifras de Huawei, la compañía vendió más de tres millones de unidades en el mercado español (un millón más que lo logrado en el año 2017). Eso le ha permitido escalar en cuota de mercado hasta situarse a la par que la coreana Samsung. No hay cifras oficiales de lo que ingresa anualmente por esta división de 'Consumo'. Si se hace una estimación de entre 250 y 300 euros por cada uno de los móviles (tiene modelos en todas las gamas, pero sobre todo en la media y baja, con precios más reducidos), la facturación total sumaría entre 750 y 900 millones de euros al año.

De ese pastel, lógicamente, las grandes distribuidoras se llevan una parte significativa. Son las que adquieren los productos al fabricante, para venderlos al consumidor final tanto en las tiendas físicas como en internet. El Corte Inglés, MediaMarkt, Fnac... o Amazon. ¿Qué margen le queda? Normalmente no son especialmente amplios, según confirman varias fuentes, aunque varía dependiendo de la gama del producto y del precio (de compra al fabricante y de venta al consumidor). La mayoría guardan silencio a la espera de acontecimientos.

Las telecos, según confirmaba el consejero delegado de Orange en España, Laurent Paillassot, centralizan algo menos de la mitad de todas las ventas de móviles en España. Se juegan mucho en esta batalla. Tanto Telefónica, como Vodafone y Orange guardaron silencio y sólo se limitaban a despejar dudas sobre los móviles ya adquiridos en sus tiendas: seguirán disfrutando del mantenimiento y actualizaciones de la propia Huawei. Según las cifras hechas públicas por las tres grandes operadoras a sus inversores o aportadas a La Información, durante su último año fiscal completo sumaron casi 1.800 millones de euros de ventas de terminales: Vodafone, 693 millones; Orange, 684 millones, y Telefónica, 386 millones.

Tanto en el caso de los grandes de la distribución como de las operadoras, su particular preocupación es la afección hoy, tanto a los móviles recién vendidos (que puedan ser devueltos en masa por una parte de los clientes ante el temor de los efectos de la desactualización del dispositivo) como de los que hoy puedan tener en stock preparados para la venta. Por eso, su objetivo fue despejar los efectos que tiene la decisión de Google -obligada por el Gobierno de Donald Trump- de no prestar algunos de los servicios vinculados a Android. "Huawei nos asegura que todo el portfolio actualmente vigente tienen garantizada su operatividad actual, así como sus futuras actualizaciones", explicaba Orange.

Lo que se juega Google

Este es el negocio de la distribución. Pero aunque quien ejecuta la decisión es Google, el gigante estadounidense también se ve afectado en el lado del negocio. El más evidente: las comisiones que cobra a los fabricantes por la licencia del sistema operativo completo de Android que llega hasta los 40 dólares en Europa, después de la modificación de las tarifas implementada a finales del año pasado tras la sanción de la Comisión Europea por conducta anticompetitiva. Lo habitual es el cobro de unos 20 dólares. En el caso de Huawei en España, son unos 60 millones de dólares al cruzarlo con las unidades vendidas.

A esto habría que sumar el negocio que Google explota a través de su tienda de aplicaciones (Google Play). Allí su comisión general es del 30% para todo el contenido y 'apps' descargados, que es cobrada al distribuidor o al dueño de ese 'software'. Además está toda la publicidad servida y la cantidad de datos que recaban de los usuarios que luego son útiles para otros muchos servicios.

Hay una ventaja para todas estas compañías: el mercado de los móviles tiene un gran dominio de Android (90% en España, según Kantar) pero no de marcas de fabricantes. Además de Huawei (y su segunda enseña Honor), están en los primeros puestos por ventas Samsung, Xiaomi, la 'vietnamita' BQ, LG, Sony o ZTE. Sería un negocio que pasaría de un productor a otro, pues aunque la demanda de teléfonos móviles se ha frenado ligeramente en los últimos trimestres, la necesidad de renovar de terminal seguirá estando ahí para ser cubierta. Y hay alternativas.

Apple... ¿será la siguiente?

Al margen de los números económicos de Huawei, la realidad es que ya muchos dan por hecha una dura respuesta de China ante este movimiento de Estados Unidos en plena guerra comercial. Y no hay muchas opciones, pues entre los gigantes tecnológicos sólo Amazon y Apple operan en el país asiático. Una medida restrictiva contra el gigante fabricante del iPhone le podría pasar mucha factura. Se juega un lucrativo negocio que, además, ha sido golpeado precisamente por el auge de firmas como Huawei en el país asiático.

Durante los primeros seis meses de su año fiscal -que acabó en marzo de 2019- Apple facturó casi un 25% menos en China hasta colocar las ventas en los 23.387 millones de dólares. Es decir, el mercado asiático generó 16 de cada 100 dólares para el fabricante. Mucho en juego.

La guerra comercial no deja de intensificarse. La escalada continúa y ya las empresas son las verdaderas armas. El primer golpe se lo ha llevado Huawei y los efectos pueden ser importantes, no sólo en el mercado de los móviles, sino también en el de las telecomunicaciones (hoy es uno de los tres proveedores de infraestructuras para redes junto a Nokia y Ericsson). Queda por ver hasta dónde llega la partida de ajedrez.

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