Netflix, Disney, Warner y Universal: los ejércitos de la TV se retan en las pantallas

  • Las grandes compañías de entretenimiento lanzan nuevas plataformas de 'streaming' y refuerzan su catálogo al tiempo que se lo restan al adversario. 
Gráfico TV
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Nerea de Bilbao

El año 2019 será muchas cosas para las pantallas (hablar de televisión se queda muy corto ya). Sí, se sabrá quién sienta sus posaderas en el Trono de Hierro allá por verano y eso bastaría por sí mismo para alentar la expectación. Sin embargo, y teniendo en cuenta los miles de millones de dólares (y de euros y yenes y libras...) que se están moviendo en los últimos meses en el mundillo del entretenimiento, el año que está a punto de comenzar va a deparar la mayor de las batallas comerciales y financieras jamás conocidas en el sector del ocio. Un móvil, un ordenador, el televisor de toda la vida, hasta la vieja pantalla del cine... Ya no hay barreras ni fronteras. Lo que hay es mucho dinero en juego y quien ofrezca el mejor paquete de contenido saldrá ganando. La oferta, siempre la oferta. 

Los tres gigantes del entretenimiento han tomado ya posiciones entre 2017 y 2018, con compras históricas entre ellos (el primero -Disney- se comió al cuarto -Fox- tras ganarle la partida al segundo -Comcast-) y enseñan los dientes a una Netflix que, durante el último lustro, ha sido el gran referente. En su papel de pionera, la compañía de Reed Hastings parte con la vitola de haber enseñado el camino. A punto de cumplir 22 años, lejos queda la compañía que empezó como una especie de videoclub en línea y que en 2007 trasladó el modelo de la televisión por cable (algo tan antiguo y asentado como la propia televisión en Estados Unidos) al universo digital. Sobre todo, cuando en 2013 pasó de ser un simple videoclub 2.0 a producir su propio contenido. Arrancó con lo que se llevaba, que era la televisión en plena época dorada, y hace un par de años dio el salto a producir y estrenar películas al más puro estilo blockbuster. 

Aunque tampoco se olvidó que tenía que ofrecer variedad a los millones de suscriptores que se apuntaban mes a mes a su servicio. Catálogo y más catálogo. Según reconoció a sus inversores hace unos días, la compañía de Los Gatos terminará 2018 con una factura de 7.500 millones de dólares en derechos comprados para emitir contenido ajeno, algo así como dos trimestres enteros de su facturación. Ya en 2011 pagó a Disney 200 millones al año por emitir sus contenidos. Por meter en su catálogo 'Perdidos' se dejó 45 millones por ejercicio y por 'Mujeres Desesperadas' otros 12 anuales. Esta última es una producción de ABC (perteneciente a Disney) y la historia de la isla misteriosa es de Fox, es decir, de Disney también. Todas ellas dejarán de estar en Netflix muy pronto.  

Así que el objetivo es acelerar con la producción propia. A finales de este 2018 de inflexión, Netflix ingresará 4.000 millones de dólares por trimestre y se acerca a los 140 millones de suscriptores. Arroja incrementos de facturación interanuales de más del 30% y acaba de anunciar su expansión definitiva por Asia. Gastará 1.000 millones solo en un set de producción en Albuquerque (Nuevo México), un lugar emblemático para los seriéfilos y según se vayan acabando los contratos con otras cadenas por su contenido podrá destinar ese dinero a producto propio. Arrastra 18.400 millones de inversión sin amortizar a septiembre pasado de los que enjugará un tercio de aquí a un año; no obstante, el ritmo medio de amortización de su catálogo es de cuatro años después de haberse ofertado por vez primera, según ha admitido a la SEC. Este modelo salvaje de expansión le va a suponer terminar el año con una deuda de 12.000 millones de dólares, es decir, el equivalente a todos sus ingresos de un año y se acerca a los 1.000 millones en negativo de flujo de caja. Y aun así, Hastings sonríe a la cámara. 

Es lo que pide la jugada de póker a la que se han sentado los cuatro competidores. No mostrar síntomas de nerviosismo. Porque 2019 va a ser muy duro para Netflix. Va a ser una guerra sin cuartel. Ya no estará sola y destacada en el panorama de los contenidos en streaming. Disney, la vieja Disney que anda celebrando los 90 años de Mickey Mouse estas semanas y que tiene en sus manos nada menos que todo el universo de la Marvel y el de Star Wars, se ha gastado más de 70.000 millones en Fox y la Comisión Europea ha bendecido la operación a este lado del Atlántico.

Con estas reservas, la casa de los sueños ha confirmado que el año que viene será el del lanzamiento de su nueva plataforma de streaming, Disney+. Con todo lo mejor de su catálogo y un puñado de estrenos exclusivos con series incluidas de sus superhéroes y naves favoritas. La suma de Fox, una de esas cadenas con más tradición televisiva y descendiente de uno de los estudios clásicos, solo añade más capacidad de fuego de artillería contra Netflix. 

Luego está AT&T, unas siglas que en Europa suenan vagamente y cuya mayor fuente de ingresos se encuentra en los servicios de telecomunicaciones. Pero que en junio de este 2018 se metió de lleno en el mundo del espectáculo cuando cerró la compra, por más de 100 millones de dólares, de Time Warner. En efecto, otro estudio clásico que también cuenta con su particular joya de la corona televisiva: la HBO. Para completar el cerco sobre Netflix, la nueva división de entretenimiento surgida de la adquisición, llamada Warnermedia, desveló su gran movimiento: el lanzamiento durante el último tramo de 2019 de su propio servicio de streaming. 

El cuarto gran competidor, y el único que quizá se ha quedado algo fuera de foco en esta guerra por llegar a toda pantalla posible, es Comcast. Pero claro, es que la empresa con sede en Filadelfia es enorme de por sí. Es la segunda mayor cadena por cable del mundo y la primera cadena de pago en Estados Unidos (además de principal proveedor de internet a los hogares). Durante meses pugnó con Disney por comprar Fox y llegó a superar los 60.000 millones de dólares de oferta. Pero el Tío Gilito se rascó el bolsillo en esta ocasión y venció el duelo. Los inversores, cuentan algunos medios americanos, respiraron. Porque su negocio es más tradicional: tiene los deportes (con los derechos del Mundial de Fútbol para medio continente americano como último ejemplo de poderío), la Universal de toda la vida (la saga Jurásica o de la de 'A todo gas' salen de sus estudios) y un puñado de parques de atracciones que le generan la nada despreciable cifra de 5.000 millones al año de ingresos.  

¿Y en qué deja todo esto a Netflix? Con los nervios a flor de piel. Una señal inequívoca de que en el contenido está el éxito se ha demostrado hace apenas unos días. Esta misma semana trascendió que Netflix pagará la friolera de 100 millones de dólares por ofrecer solo un año más, durante 2019, la serie 'Friends', perteneciente a esa Warnermedia que empezará con su propio streaming a finales del año próximo. Con ese dinero, por ejemplo, se hace una temporada completa de 'Juego de tronos' y podría pensarse que es incluso un ahorro considerable. Ya se verá hasta dónde llega Netflix y hasta dónde es capaz de producir antes de que le quiten todo su archivo. Porque el fondo de armario es esencial en todo buen videoclub. Como bien sabe Hastings, a quien la leyenda urbana que persigue a todo emprendedor le sitúa el nacimiento de la idea de Netflix cuando se retrasó en la devolución de una película en su formato físico. 

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