El retorno de las 'Streaming Wars' (I)

Netflix y su indiscutible liderazgo entre el vértigo de los récords y la suficiencia

El gigante de las plataformas ha cerrado un semestre histórico, se acerca a los 200 millones de usuarios en todo el mundo y bate récord en nominaciones a los Emmy. Pero la dirección avisa que el paraíso se acaba.

La serie 'Stranger Things' es uno de los buques insignia de Netflix en público y crítica.
La serie 'Stranger Things' es uno de los buques insignia de Netflix en público y crítica.
EP

¿Vértigo o prudencia? ¿Falsa modestia o miedo? ¿Realismo o pesimismo? Netflix se mueve durante estos días indeciso en el catálogo de sensaciones antes de convertirlas en estrategia para los próximos meses. En este nuevo mundo de pandemia que se resiste a la vacuna y a su control, y con los datos de mayor consumo de intertet y de la televisión en casa de la historia, el gigante de las plataformas de ‘streaming’ presume de vitola de líder y de resultados económicos históricos

Roza los 200 millones de usuarios en todo el planeta y, por primera vez, en el segundo trimestre de este 2020 (el del confinamiento más duro en el mundo desarrollado) superó la barrera de los 1.000 millones de dólares de beneficios en un solo periodo de 90 días (y de los 6.000 millones de ingresos totales). Además, vienen los Emmys y le regalan nada menos que 160 nominaciones, a años luz de los 108 de HBO, la segunda en liza cara a la gala, y los inversores parecen cómodos en pagar 500 dólares por acción y hay quien habla del asalto al millar. 

Entonces, ¿cuál es el problema? La propia Netflix se contesta: la ley de la gravedad. No se pueden romper techos de forma indefinida y en la reciente presentación de esos resultados de récord, la compañía ahora codirigida entre Reed Hastings y Ted Sarantos, se presentó ante los inversores con una serie de gráficos en los que aplanaba su propia curva disparada de resultados (por ejemplo, en los primeros seis meses sumó 26 millones de nuevos usuarios de pago nuevos frente a los 28 de todo 2019). 

Para justificar este (auto) jarro de agua fría en las expectativas empezó con lo básico: el confinamiento ha terminado y la gente querrá salir de casa. También en junio empezó la política de cancelaciones de cuentas fantasma (o sin uso) y, en el lado del contenido, las comparaciones con la segunda mitad del año pasado nacen tocadas por-que fue entonces cuando se estrenó la nueva temporada de ‘Stranger Things’ y el fenómeno de ‘La Casa de Papel’ tomó el planeta. 

Posiblemente, es en este último punto donde se esconde el verdadero temor de Netflix. Porque tras las cifras y el brillo de las acciones en Wall Street, es una empresa que ofrece contenidos y la oferta con la que llega al segundo tramo de 2020 no le convence demasiado. Durante el enclaustramiento en los hogares llegó un momento que casi cualquier estreno podría convertirse en éxito. Fue el momento en el que documentales en el límite de la cordura como ‘Tiger King’ o de nicho deportivo como ‘El último baile’ lograron resultados de escándalo y repercusión (aunque Netflix no ha dado datos concretos sobre ellos). Incluso una película erótico-festiva turca, como ‘365 días’, fue número uno en visionados en España (y en numerosos países más) durante semanas. Entre el algoritmo y la insistencia con repicar lo que es un éxito en otras latitudes cada vez que un usuario se conecta y le salta la publicidad, la fórmula Netflix se desparramó a lo largo y ancho de los continentes. 

Sí hay cifras oficiales de sus estrenos más sonados, con series por encima de los 40 millones de visionados como ‘Yo nunca’ o ‘Space Force’, así como los 99 millones reconocidos de la película ‘Tyler Rake’ (el cine tampoco le va mal con varios casos por encima de los 50 millones de usuarios y hace poco la empresa de Los Gatos informó de sus diez películas más ‘taquilleras’, con la española ‘El Hoyo’ en novena posición con 56 millones de usuarios). Una vez más, ‘La Casa de Papel’ fue un valor seguro y solo en el mes de abril atrajo a 65 millones de personas.

Eso sí, antes de comprar todos estos datos en su máximo esplendor habría que aclarar que Netflix computa como visto un producto a los pocos minutos de conectado. No hace falta ver entero un episodio o ni siquiera media hora de una película. Sea como sea, son minutos delante de una pantalla, que es a lo que apuestan Hastings y su ahora nueva mano derecha oficial en forma de coCEO. 

Y el ritmo no va a parar. Incluso desde esa postura de supuesta humildad, Netflix adelanta que espera que el regreso a las filmaciones y a las producciones les lleve a una segunda parte de 2021 con alguno de sus mejores productos de regreso, pero, por si acaso la pandemia se alarga más de la cuenta, asegura tener previstos más material de estreno que incluso el que va a emitir durante este año. Lo que da una idea del fondo de armario que todavía maneja.

Como es habitual, no da detalles sobre los nombres más allá de alguna filtración de lo que ha comprado a otros. Es el caso de la película de Aaron Sorkin, ‘The trial of the Chicago 7’ o ‘Cobra Kai’, la serie lanzada en su día por YouTube, y que retoma a los personajes de ‘Karate Kid’ ya de adultos. Sin dudar de que ambas serán todo un golpe en la mesa en cuanto a visionados (en especial, la serie, porque conjuga la nostalgia de las generaciones nacidas en los 70 y 80 con la novedad de las nuevas a cuenta de los hijos adolescentes de Daniel y compañía cuyo nicho tan bien explota la plataforma), no deja de ser significativo el desvío hacia producciones ajenas como reclamo. 

Hablando de otros, en su carta a los accionistas de hace unos días Netflix dejó clara su posición de mercado: "Todas las grandes compañías de entretenimiento como WarnerMedia, Disney y NBCUniversal están impulsando sus servicios de streaming y dos de las compañías más valiosas del mundo, Apple y Amazon, están incrementando su inversión en contenido premium. Además, el crecimiento de TikTok es asombroso, demostrando la fluidez del entretenimiento en internet. En lugar de preocuparnos de todos estos competidores, nosotros preferimos ceñirnos a nuestra estrategia de intentar mejorar nuestro servicio y contenidos cada trimestre más rápido que nuestros pares. Nuestro fuerte y continuado crecimiento es un testimonio de esta aproximación y del tamaño del mercado de entretenimiento". 

Un mercado global y enorme, en efecto. De eso no hay ninguna duda.  Pero cada vez más lleno de oferta. Netflix ya parte con ventaja porque fue el primero en apostar a todo o nada y de momento se lleva casi todo. Mientras tanto, seguirá exprimiendo y creciendo porque no hay nadie como ella que entendiera en el momento justo la importancia de la sinergia de producir series en cualquier país que luego podrían ser éxitos mundiales. Dinero le sobra, como atestigua además su admisión de que el confinamiento ha paralizado muchas producciones que no han tenido que sufragar por todo lo alto.

Pero algo no termina de convencer a Netflix. El respeto de la industria. Siempre ocurre con los nuevos ricos que quieren epatar a las viejas sagas. Ya no solo le duele el cine, donde cada ceremonia de Oscar supone una humillación hacia sus elevadas expectativas y cada año mayor presencia en nominaciones. Antes que a Netflix le dan los premios a un independiente coreano. También ocurre con las series y su impacto entre los críticos y la memoria televisiva. En los Emmy anunciados la semana pasada ha roto moldes, al pasar de 118 a 160 nominaciones entre 2019 y 2020. 

Aun así, su principales representantes,‘Ozark’ (18 opciones) y ‘The Crown’ (13) no están llamados a triunfar en la entrega de premios y quizá rasque algo en las interpretaciones. Un año más, HBO le gana la partida en prestigio y favoritismos en comedia y drama. De fondo, cada vez empiezan a resonar algunas quejas sobre el modelo de producción de la plataforma, que paga adelantos escandalosos a los grandes autores y les da casi carta blanca en sus creaciones a cambio de quedarse con los derechos que generan los productos en un futuro. El creador, de esta forma, pierde la posesión de su criatura nada más gritar 'corten' y no todo el mundo puede ser George Lucas y pactar quedarse con el merchandising como hizo con 'Star Wars' en aquella tan lejana década de los setenta.  

Es lo que ocurrió con Michaela Cole y 'Podría destruirte', que ha recalado finalmente en HBO y BBC, y que seguramente será uno de los grandes nombres de los Emmy del año que viene. Según ha revelado ella misma a varios medios, Netflix puso encima de la mesa un millón de dólares para que hiciera el drama con ellos, pero ella pidió a cambio el 5% de los derechos. Le dijeron que no y pidió aunque fuera un 0,5%. Tampoco. 

Detalles así no ayudan cuando toca enfrentarse al veredicto de los expertos en los premios o en las columnas de crítica especializada. Como pasa en cada carrera de los Oscar, las malas lenguas abundan en la idea de que el ingente volumen de dinero que Netflix destina a promocionar a sus criaturas solo le llega para entrar en la pugna de las nominaciones. Las estatuillas o el recuerdo futuro son otra cosa. Es calidad, no cantidad.

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