Casi 3.000 trabajadores en el alambre

Nissan barajó fabricar en Barcelona un coche eléctrico, pero "no era rentable"

La dirección de la rama industrial se planteó asumir la producción para Europa de un coche eléctrico, pero al final descartó la idea porque "no era rentable".

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Nissan España luchó para salvar la planta de Barcelona con un nuevo coche.
Europa Press

El futuro de los casi 3.000 trabajadores de la planta de Barcelona de Nissan -16.000, si contamos el empleo indirecto- es más incierto que nunca, después de que la semana pasada anunciasen que rompían las negociaciones con la empresa para gestionar el cese de actividad de la fábrica, en principio anunciado para el próximo mes de diciembre. En su defensa, la compañía nipona acaba de desvelar que durante el último año incluso se planteó traer a España la producción para Europa de un nuevo modelo, que se anunciará en los próximos días, para salvar a la planta del cierre. Pero que, finalmente, descartó la idea porque "no era rentable".

Así lo ha desvelado Marco Toro, consejero director general de Nissan Iberia, en una charla con varios medios. "Se han valorado todas las opciones posibles, incluso traer un nuevo vehículo a España, pero lamentablemente, mirando las cuentas, no era rentable la inversión", señala el máximo responsable del área comercial de la marca en España, que dejará el puesto el próximo 1 de agosto en favor de Bruno Mattucci, hasta ahora presidente y consejero delegado de Nissan Italia.

Para esta semana hay convocada una manifestación frente al Congreso, mientras la marca nipona busca una solución con el Gobierno y la Generalitat, que le han pedido que retrase el cierre al menos hasta 2022. Una fecha que, por el momento, Nissan no contempla en su calendario, tal y como señala Toro: "No hay marcha atrás". Eso sí, el directivo italiano vuelve a tender la mano a la plantilla para evitar que el cierre de la planta de Barcelona termine afectando a la situación de Nissan en España: "Hay que sentarse para negociar las mejores condiciones posibles para nuestros empleados".

Y es que Nissan trata de desligar el cierre de la planta de Barcelona de su rama comercial en España, clave para su ambicioso proceso de transición energética que pretende culminar en 2023. Toro explica que el objetivo del plan es, por un lado, rejuvenecer su flota por debajo de los cuatro años de edad media y, por otro, continuar con los buenos resultados en nuestro país, que llevaron en 2019 a la compañía japonesa a copar el 3,7% de la cuota de mercado, muy por encima del trozo de pastel que tiene en Europa, del 2,5%.

Para ello, la clave es la electrificación, en palabras de Toro: mientras que la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac) prevé que para 2030 solo el 35% del parque automovilístico español sea eléctrico, "Nissan quiere anticiparse a este cambio" y pretende que la mitad de su flota sea eléctrica en Europa en 2023. Durante el año pasado, España lideró el rendimiento comercial de Nissan en el continente, con 565 coches vendidos por concesionario. 

El objetivo para el final del período es llegar al 6% de cuota de mercado y a un 5% de beneficio operativo, todo ello basado en un modelo orientado a aminorar la producción y el portfolio de productos (en ambos casos, un 20% en ese tiempo) para conseguir una reducción de costes fijos de en torno al 15%.

El coste en el rating del cierre de la planta

Pero el plan de desinversiones de Nissan en todo el mundo -no solo en España- no ha sentado bien en los mercados. Al margen del conflicto con los empleados, la agencia de calificación crediticia S&P rebajaba la semana pasada un escalón, hasta BBB- (calidad aceptable, con cierta sensibilidad a largo plazo a entornos adversos), el rating a largo plazo de la firma automovilística japonesa, que tiene ahora una perspectiva 'negativa'.

La agencia explicó que esta decisión sobre el rating de Nissan se debe principalmente a la presión que experimentará sobre su rentabilidad en los próximos uno o dos años, debido al empeoramiento de las condiciones de negocio de la empresa en sus principales mercados por el coronavirus. Pero, al mismo tiempo, S&P señaló que el plan de reestructuración que prevé implementar la compañía automovilística supondrá una "barrera de costes" y resaltó que el flujo de caja libre de la entidad seguirá siendo negativo.

La firma de calificación crediticia también destacó que la condiciones adversas del mercado dificultarán que Nissan recupere rápidamente sus ganancias operativas y que mejore su capacidad para generar flujo de caja, a pesar de las perspectivas de crecimiento y de reducción de costes que plantea Toro. En este sentido, S&P subrayó que el plan de reestructuración que llevará a cabo Nissan, que contempla el cierre de plantas en Cataluña, generará unos costes temporales que repercutirán en el rendimiento operativo de la multinacional y en su solidez financiera.

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