Mantiene sus plantas en España

Los 'indultados' de la automoción: "En Renault todavía tenemos miedo"

Renault./ EP
Renault./ EP

"Cuando anunciaron el cierre de la fábrica de Nissan nos temimos lo peor. Al final somos parte del mismo grupo. En el momento en que nos llegó el mensaje de Renault diciendo que no va a cerrar sus plantas  españolas sí sentimos alivio... pero leve. Tenemos contratos que renegociar en diciembre y el hecho de que mantengan las instalaciones hoy no significa que lo harán mañana o que no habrá recortes y despidos. Todavía tenemos miedo". Esther, empleada de la línea de motores de Valladolid, explica de esta forma el sabor agridulce que ha dejado la decisión de Renault de mantener sus operaciones en España, especialmente después de que el nuevo plan estratégico de Nissan amenace el futuro de 33.000 trabajadores en España.   

"Es pan para hoy y hambre para mañana". Blanca también trabaja en la línea de montaje de Valladolid, fabricando culatas para los motores. Asegura que todavía no siente que su puesto de trabajo esté 'asegurado'. "La decisión no inspira confianza. Lo más seguro es que Nissan no tenía pensado irse antes de la Covid-19. Pero, como son empresas extranjeras, parece que cuando se cansan, o simplemente las cosas van mal, se van, sin importar las subvenciones millonarias de los contribuyentes españoles que han acaparado, y nos dejan a la deriva. La mayoría de nosotros llevamos más de 20 años trabajando en la fábrica y tenemos una edad... Encontrar un nuevo empleo de la noche a la mañana no es nada fácil".

"Como sanguijuelas". Unai Hernández Martínez, trabajador de Renault y miembro de la CGT, utiliza términos muy duros para calificar el comportamiento de la compañía hacia los fondos públicos y los trabajadores españoles. Para Hernández, el hecho de que Reanult pretende recortar 2.000 millones de euros en costes no es una buena noticia porque "de ahora en adelante tendremos que negociar todo bajo esa sombra. El convenio colectivo que tenemos que acordar el 31 de diciembre nos obligará seguramente a apretar el cinturón con un incremento de sueldo por debajo del IPC, más horas laborales, recortes de derechos..." 

Por ello, la alegría de quienes celebran que no se cierren plantas en España "es un tanto ingenua". Hernandez asegura que la crisis vivida en las últimas semanas "es solo es la punta del iceberg. Renault ya anunció que habrá 15.000 despidos, de los que 4.600 serán en Francia, pero no se sabe con seguridad dónde ejecutará las otras 10.400 bajas". El dirigente sindical critica que la empresa les dejase al margen de todas las decisiones durante la crisis, una dinámica que, asegura, comparte el resto de compañías del sector. Así, denuncia que a los trabajadores de Nissan no les permitieron participar en las reuniones que definirían su futuro. "Quizás nos toca organizarnos de otra manera y no caer en acuerdos y pactos. Tal vez tenemos que adoptar una actitud de confrontación ahora", dice.

La comunicación no ha sido buena, según los trabajadores. De hecho, "la decisión se filtro antes a los medios que a nosotros", según Hernandez, que asegura que los acercamientos de los directivos durante la crisis causada por la Covid-19 han sido escasos: "Hemos recibido algunos mensajes de ánimo, pero ningún tipo de invitación a participar de conversaciones o actividades para ser parte de la decisión". Esther añade que la medida fue comunicada a los empleados a través de un comunicado enviado por una aplicación interna de la empresa y la jornada de trabajo se vivió con normalidad.

La incertidumbre económica ha generado mucha inseguridad en la planta y la adaptación de los centros a la Covid-19 no ayuda a calmar los ánimos. "Las mascarillas, guantes y gafas que tenemos que ponernos te asfixian y la subida de las temperaturas lo empeora todo". Aún así, Esther siente cierto alivio al mantener su empleo: "Algunos compañero siguen con un ERTE. En mi línea nos vamos turnando para no coincidir tanto y tratar de mantener las distancias de seguridad, porque estamos codo con codo". 

Toño trabaja en otra cadena de montaje de la planta. Sostiene que el ritmo de trabajo, "con los materiales de protección contra la Covid, que producen mareo o incluso asfixia", es agotador. "Los procesos están optimizados al 120% y el panorama actual es demoledor. El ritmo no para porque hay que cumplir con todos los pedidos. Ya llevamos como un mes y medio así...". Pese a todos los esfuerzos, lamenta, "habrá muchos despidos y recortes de beneficios laborales". 

Los empleados de Renault han logrado 'esquivar' el cierre de plantas del grupo automovilístico. Han tenido más suerte que sus compañeros de Nissan, para quienes el Gobierno busca soluciones. Una de las propuestas, obra del vicepresidente Pablo Iglesia, implica nacionalizar las empresas. Otra ha sido propuesta por el Gobierno catalán y apuesta por el abandono de la vía de la subvención en pos de la entrada en el capital para ganar influencia en las decisiones de las compañías. Todo para salvar a un sector que representa cerca del 10% del PIB nacional y cuenta con un gran peso de participación extranjera.

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