Los hermanos de María José Álvarez reabren la batalla por la gestión de Eulen

La Junta General de Accionistas que el Grupo Eulen celebrará en Madrid el próximo 20 de junio volverá a visibilizar el desencuentro familiar que agita el día a día de la gran multinacional española de los servicios fundada por el empresario leonés David Álvarez, desde que el patriarca decidiera confiar a dos de sus hijos (María José y Jesús David) el timón del grupo empresarial y apartara de sus órganos de gestión a los otros cinco hermanos (Marta, Elvira, Juan Carlos, Emilio y Pablo). La maniobra abrió un pulso familiar que desde entonces se dirime en los tribunales y se filtra de vez en cuando a la actualidad de la compañía.

Dada la estructura accionarial de la compañía - escindida entre las dos facciones de la familia Álvarez- y la porción mayoritaria que controla la actual presidenta, María José Álvarez, a través de la sociedad instrumental Daval SL todo apunta a que esta adición únicamente busca poner de manifiesto las dificultades que se encuentran los 'hermanos díscolos' para estar al día de lo que se hace en la compañía.

Así ocurrirá de nuevo dentro de unos días. Los hermanos apartados de la gestión del grupo, aglutinados en la sociedad El Enebro y poseedores a día de hoy el 40% del capital de la compañía, han forzado una modificación en el Orden del Día de la reunión anual de accionistas para que se someta a votación un nuevo punto no previsto inicialmente por el que se plantea regular "el acceso a la información periódica de la compañía y sus filiales por parte de los accionistas que superen un porcentaje de participación superior al 30%".

Los precedentes apuntan en la misma dirección. Los hermanos agrupados en la sociedad hólding El Enebro, que se quedaron con algunos de los negocios del emporio familiar como la emblemática bodega Vega Sicilia o la empresa cárnica Valles de Esla, no han dejado de poner de manifiesto durante los últimos años su voluntad de promover una gestión más profesional en la compañía y de acabar con el supuesto exotismo de que una multinacional que en 2017 esperaba facturar cerca de 1.700 millones de euros no contara con órganos de administración colegiados.

No en vano su última ofensiva interna perseguía ejercer un cierto nivel de presión social para que la administradora única de Eulen, María José Álvarez, se aviniera a constituir un Consejo de Administración para llevar las riendas de la compañía. Un planteamiento que fue rechazado de principio por la presidenta del grupo, que meses después designaría a Juan Ramón Pérez Sancho como director general ejecutivo.

Una década de embrollo familiar

El conflicto familiar en Eulen arranca en el año 2009 cuando el patriarca de la saga, el célebre empresario leonés David Álvarez, decide apartar de la gestión del futuro de Eulen a cinco de sus hijos con el argumento de que eran ellos los que querían apartarlo a él. Decide constituir entonces la sociedad Daval donde embolsa sus acciones y las de dos de sus hijos, Jesús David y María José, para agrupar el 60% del capital de la compañía y garantizar el control político de la empresa.

El problema permaneció latente hasta el fallecimiento de David Álvarez y la toma de control de la compañía por María José Álvarez. En ese momento, los cinco hermanos apartados, agrupados en El Enebro, inician una batalla judicial en la que cuestionan la legalidad de la sucesión empresarial dictada por el patriarca y reclaman la nulidad de la Junta de Accionistas del año 2011 que sancionó dicha sucesión.

La cadena de resoluciones judiciales y recursos derivada de esta batalla judicial ni ha terminado de desenredar el problema ni ha mejorado el clima familiar. El ala accionarial de El Enebro separó a María José Álvarez de la gestión de Vega Sicilia, mientras que ésta ha decidido mantener el modelo de gestión unipersonal de Eulen sin abrirla a sus hermanos.