Pugna empresarial por el negocio de la transición energética

La ofensiva renovable de las eléctricas y las petroleras arrincona el autoconsumo

La CNMC prepara medidas para cortar la burbuja de las renovables.
La CNMC prepara medidas para cortar la burbuja de las renovables.

El autoconsumo de electricidad crece. Así lo indican los datos sobre nuevas instalaciones. Tras años de impedimentos y penalizaciones, la potencia fotovoltaica en instalaciones de autoconsumo llegó a 459 MW en 2019, según datos de la Unión Española Fotovoltaica (Unef). La cifra duplica la registrada en 2018 -235 MW-. Para el sector es una buena noticia, aunque engañosa. Si se compara con el total de la potencia renovable instalada el pasado año -6.456 MW, cifra récord- el autoconsumo apenas si representa el 7% del total.

Del total de potencia renovable instalada, 3.975 MW se agruparon en grandes plantas fotovoltaicas, lo que supone otro récord para el sector. El autoconsumo queda como una gota en un mar controlado cada vez más por los grandes grupos energéticos tradicionales y por inversores que reproducen el mismo modelo de búsqueda de rentabilidad que afectó a las redes de distribución de energía años atrás.

La petrolera Repsol es un buen ejemplo de lo que está sucediendo en el sector energético. El último anuncio de la compañía  detalla un nuevo proyecto eólico en Aragón, con 26 parques ubicados entre las provincias de Huesca, Zaragoza y Teruel. Las petroleras, Repsol, BP o Galp han puesto los ojos -y la chequera- en la misma dirección. Compran proyectos a empresas como Forestalia, creada en 2011, con una cartera de proyectos de 5,5 GW de potencia eólica y fotovoltaica alimentada en las subastas renovables convocadas en 2016 y 2017. Los grandes de la energía, incluidas las eléctricas como Endesa quieren entrar en el negocio verde a toda costa.

El marco normativo en desarrollo no diferencia la inversión en renovables a gran escala de las pequeñas instalaciones, lo que anima un  proceso de concentración. En España, hay dos docenas de empresas que trabajan sobre todo en el sector eólico y termosolar y que controlan la mayor parte del negocio renovable. En lo más alto del podio se encuentra Iberdrola (15% de la generación renovable), seguida de Acciona (13%) y Enel Green Power-Endesa (6,4%), según la clasificación que elaboró en su día la asociación de productores fotovoltaicos Anpier.

El gestor del sistema eléctrico, Red Eléctrica de España(REE) ha recibido solicitudes para enganchar a la red más de 100.000 MW eólicos y fotovoltaicos. Pero si la tendencia del autoconsumo se mantiene, el sistema corre el riesgo de acabar descompensado territorial y tecnológicamente, según sostienen fuentes del sector renovable. 

Los macroparques, al estilo del anunciado por Iberdrola en Extremadura o los que impulsan en Murcia empresas como Cobra (ACS) y fondos austriacos, copan las solicitudes de puntos de conexión a REE, lo que dificulta que empresas locales y explotaciones agrarias de la zona puedan poner en marcha sus propios proyectos. Así, el 90% de los 3.000 MW fotovoltaicos de la última subasta que se celebró en España se repartieron entre menos de 30 empresas y un 25% está ya en manos de fondos internacionales.

Aunque el autoconsumo ha crecido en los últimos meses a golpe de decreto -RD de Autoconsumo 244/2019 y el RDL 15/2018-, hasta los  1.000 MW, el horizonte es complicado. Expertos como Javier García Breva sostienen que se registra el mismo proceso que ya tuvo lugar con las redes de gas y electricidad. El sector renovable pasa a ser propiedad en su mayor parte de inversores extranjeros, sin beneficio alguno para los consumidores ni el sistema eléctrico.

Chocan dos modelos. El que impulsa el Plan Nacional Integrado de  Energía y Clima (PNIEC), con grandes instalaciones renovables, y el que respaldan las directivas comunitarias -Directiva (UE) 2018/2001, de renovables- centradas en el autoconsumo, las comunidades de renovables y la generación distribuida, la más próxima a los centros de consumo. De momento, España apuesta por los grandes parques. Lo contrario de lo que sucede en países como Alemania, donde más de la mitad de la potencia fotovoltaica corresponde a proyectos de menos de 40 kW . También en Francia el 98% de estas instalaciones tienen potencias inferiores a 100 kW.

Es otro camino. El informe Solar Power Europe, de junio de 2018 la sitúa junto a Rumanía y a Bulgaria. Son los países que apuestan por megaproyectos de renovables. Una estrategia alejada también de mercados como el austriaco, el suizo y el holandés, en los que las grandes instalaciones fotovoltaicas sobre suelo han jugado un papel muy residual, frente al mayor desarrollo que se ha producido en las instalaciones sobre cubierta. Choque de modelos en el camino de la transición energética.

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