Presencia en logística de Amazon o Glovo

La oleada de despidos en tech deja en 'fuera de juego' a los grandes sindicatos

La falta de cultura sindical y la bonanza vivida en los últimos años han dejando la representación de estas organizaciones bajo mínimos en startups y grandes multinacionales, como Facebook o Twitter.

Oficinas de Typeform,
La oleada de despidos en tech deja en 'fuera de juego' a los grandes sindicatos
L.I.

Cuando Elon Musk comunicó por correo a la plantilla el despido masivo en noviembre pasado, UGT y CCOO salieron a la palestra para avisar: en España era necesario un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), por lo que si no se negociaba así las salidas se podrían declarar nulas. El aviso fue al más alto nivel, con el propio secretario general de UGT, Pepe Álvarez. Las organizaciones sociales se habían mantenido muy alejados del sector tecnológico durante años. Y tanto en este ERE, como en el de Facebook o el de la startup con sede en Barcelona Typeform, que suman más de un centenar de salidas, su papel en la negociación ha sido testimonial. La falta de cultura sindical y la bonanza vivida en los últimos años ha dejado su representación está bajo mínimos.

El caso de Typeform es uno de los más característicos. La empresa no tenía representación sindical, como la inmensa mayoría de las startups locales. Cuando en noviembre también anunciaron el inicio de un despido colectivo para la plantilla en España, algunos empleados consultaron a varios sindicatos y la respuesta fue la misma: no había comité de empresa constituido al uso y, por tanto, la negociación de las condiciones concretas de las salidas debía llevarse a cabo por una representación de los trabajadores. Finalmente se pactó más de medio centenar de salidas y unas condiciones ampliamente por encima del mínimo establecido para un despido objetivo.

En Facebook y Twitter tampoco han tenido participación relevante, pese a esa advertencia que se hizo en noviembre para el caso de la segunda. En la compañía fundada por Zuckerberg se ha recortado la plantilla un 18%. En la adquirida por Elon Musk se han dejado sólo cinco empleados. Esta menor presencia tiene entre otros factores que lo explican, según explican diversas fuentes del sector a La Información. Por un lado, son empresas relativamente jóvenes o con una trayectoria corta en España. Las filiales locales de multinacionales operan desde principios de la pasada década. La mayoría de startups relevantes, con cientos de empleados en sus plantillas, tienen menos de 10 años de vida. No existe esa cultura sindical.

El otro gran factor es el rápido crecimiento y la idiosincrasia de las plantillas, con perfiles de alta cualificación y, en no pocos casos, con índices de rotación en crecimiento. En compañías tecnológicas ‘puras’, que no cuenten con este tipo de empleados mucho más técnicos y especializados, la bonanza ha sido lo que ha reinado en los últimos años. Y ese contexto es clave para esta evolución. Pese a ello hay que tener en cuenta que sólo entre los unicornios españoles (empresas tecnológicas valoradas en más de 1.000 millones y respaldadas por fondos de capital riesgo), las plantillas suman varios miles de trabajadores en el país.

Ese carácter más ‘tradicional’ o con mayor trayectoria vital ha contribuido precisamente a que haya otras compañías tecnológicas más veteranas en las que sí que hay presencia sindical más o menos significativa. Es por ejemplo el caso de IBM y Oracle en el caso de las multinacionales. El primero fue especialmente beligerante hace varios años contra los recortes laborales con rebajas salariales y despidos. Otras compañías vinculadas al sector tecnológico como son los proveedores de red Nokia o Ericsson también cuentan con representación.

Donde sí que ha habido una creciente presencia de los sindicatos, no sólo de UGT y CCOO, es en las compañías tecnológicas que cuentan con áreas de trabajo con empleados de menor cualificación. Es por ejemplo lo que ha sucedido en los últimos años en las áreas logísticas de Amazon o de Glovo. En la startup hoy en manos de Delivery Hero, a mediados del año pasado se constituyó un comité para la división de los llamados ‘supermercados fantasma’. También ha habido otro movimiento en este sentido en este 2023 en el almacén de la startup Lookiero, que anunció despidos a finales del pasado año. Se convocó una huelga hace un par de semanas para exigir un convenio colectivo. Todos ellos representan a repartidores, mozos de almacén y otros perfiles similares.

En Amazon, las organizaciones sociales se estrenaron hace años en el que fuera entonces el principal almacén logístico de San Fernando de Henares (Madrid). No sin dificultad, pues la compañía ha tenido tradicionalmente una visión crítica con los sindicatos. Hoy apenas uno de cada diez centros gestionados de manera directa tienen comité de empresa. En los últimos años se han vivido algunos conflictos. El último va a ser el del centro de Martorelles (Barcelona), que va a ser cerrado, obligando a los empleados a reubicaciones. El comité ha convocado una huelga del 1 al 17 de febrero.

Google y Microsoft, las siguientes

Ahora, además de los despidos colectivos de Twitter y Facebook, ya finiquitados, queda aún pendiente cómo será la afección de los recortes anunciados en Google y Microsoft y si las plantillas españolas se verán realmente impactadas. En ninguno de los dos ha habido presencia sindical no sólo en España, sino a nivel internacionales. En el gigante del buscador se creó en 2021 uno para todo el grupo llamado ‘Alphabet Worker Union’ y lógicamente no tiene presencia en mercados pequeños como el español. El dueño del sistema operativo Windows reconocía en enero la creación de otro llamado Communications Worker of America, enfocado al mercado de EEUU.

La tendencia de ajuste en el sector tecnológico continúa y todas las previsiones apuntan a que los despidos van a continuar en esta primera parte de 2023 en mitad de la incertidumbre macroeconómica y el freno en la inversión. Se trata del primer ajuste relevante desde la crisis financiera del año 2008. Queda por ver si esto implicará un cambio en la organización de las plantillas o seguirán siendo un terreno prácticamente 'vedado' para los sindicatos tradicionales.

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