Demasiados obstáculos

El juego a la contra de ACS, Brookfield y GIP en la partida italiana de Atlantia

Con la acción en un nivel muy elevado y la oferta de los Benetton ya sobre la mesa, cualquier ofensiva por la compañía italiana tiene posibilidades muy reducidas para salir adelante. 

Florentino Pérez
Florentino Pérez, presidente de ACS.
DPA vía Europa Press

Apunta a ser una de las operaciones corporativas del año y no parece que ACS tenga las de ganar. La opa por la italiana Atlantia se ha inclinado hacia la familia Benetton y su socio Blackstone en la última semana, paradójicamente desde que se anunció que el grupo de Florentino Pérez preparaba una oferta por la cotizada por más de 45.000 millones, incluyendo la deuda. Desde ese momento, la sucesión de los hechos -un rechazo frontal por parte de los Benetton y una revalorización de la acción de Atlantia en bolsa- ha ido alejando las posibilidades de que la constructora española engulla los negocios de infraestructura con parte de la venta de Cobra.  

Las circunstancias han obligado a Pérez y los fondos a jugar a la contra, o sea, esperar a que sean los Benetton quienes muevan ficha primero. Y ya lo han hecho. El holding familiar Edizione, el vehículo inversor que mantiene la mayoría del capital social de la compañía -también otras participadas como Cellnex o la cadena de ropa Benetton-, se reunió en una junta extraordinaria el pasado miércoles, para anunciar un día después una opa junto a Blackstone por la compañía de la que ya son propietarios. 

La oferta por la compañía de infraestructuras italiana llega finalmente a los 23 euros por acción y tiene como objetivo excluir a Atlantia en bolsa. La propuesta, que se dirige al 66,9% del capital que no controla Edizione, supone un desembolso máximo de 12.706 millones de euros para la familia italiana y su socio de viaje estadounidense, quien ya fue necesario para que la compra de Autostrade no terminase en manos de ACS en 2021. Ahora, el objetivo principal ya se ha conseguido: blindar a la compañía de las intenciones de terceros para hacerse con la compañía. 

La respuesta a por qué ACS ha esperado a lanzar la opa no se debe únicamente a que el 33% del capital de Atlantia ya está en manos de la familia Benetton y que, sin su plácet a la operación, una opa tendría posibilidades reducidas. El juego a la contra se explica al repasar la evolución de la cotización de la compañía. La capitalización bursátil de Atlantia se ha disparado más de un 20% y ha pasado a superar los 18.000 millones de euros en la última semana, coincidiendo justo con las filtraciones del interés de los fondos de ACS por Atlantia. 

El precio se ha calentado tanto que distintas casas de analistas han advertido de la complejidad de la operación y de la poca racionalidad que tendría lanzar una opa a precios tan elevados. Por ejemplo, desde el área de research de Banco Santander recomendaban no lanzar una oferta que estuviese por encima de los 21 euros por acción (Atlantia cerró la última sesión a 22,83 euros por acción). Cualquier propuesta superior desde ACS por la compañía italiana sería desmedida.   

Fuentes consultadas por La Información inciden en otra de las claves: para valorar Atlantia hay que descontar el dinero que tiene en caja (8.000 millones de euros) de la venta de Autostrade per l'Italia (ASPI) y que habría recibido recientemente. Así, la valoración más exacta de los activos sería únicamente de 10.000 millones y, por tanto, el incremento en bolsa real de la compañía habría sido mucho mayor durante estas últimas jornadas. 

ACS, en busca de la 'nueva Cobra'

Los planes de ACS en Atlantia responden a la necesidad de la cotizada española de reposicionarse tras la venta de Cobra a la francesa Vinci por 5.000 millones de euros y redirigir parte del dinero de la transacción -3.500 millones, aproximadamente- hacia nuevos negocios de infraestructuras. Aunque Atlantia tiene en su portfolio distintos negocios como aeropuertos, a ACS le interesa principalmente el negocio de concesiones en autopistas, donde Abertis, de la que ACS ya participa, tiene mucho peso. 

La intención de la compañía española estaba planificada bajo otras premisas. Una de ellas era no asumir la deuda de Atlantia, que asciende a 30.000 millones de euros, según los últimos datos divulgados por la compañía italiana. Para esquivar esta situación, ACS se quiso apoyar en Brookfield y GIP, con quienes se repartiría un tercio de este pasivo a través de un vehículo de inversión conjunto. Esa misma estrategia ya la lleva a cabo en la propia Abertis, controlada con la fórmula del 50% menos una acción a través de la propia ACS y su filial alemana Hochtief.

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