El baile de sillas en las telecomunicaciones

Orange y Másmóvil aceleran contactos para su unión bajo el foco de la CNMC

Intensifican conversaciones para una unión al 50% con cierto recelo ante la actitud del regulador y tras el no de Vodafone a Iliad en Italia. Otras pequeñas como Digi o Finetwork están agazapadas a la espera de remedios.

El consejero delegado de Másmóvil, Meinrad Spenger.
El consejero delegado de Másmóvil, Meinrad Spenger.
L.I.

Másmóvil es el objeto de deseo de las dos grandes operadoras de telecomunicaciones en España, ante la falta de alternativas en esta ola de consolidación. El grupo dirigido por Meinrad Spenger y Orange han acelerado los contactos para alcanzar un acuerdo de unión en el que se contemplan varias modalidades, con una 'joint venture' al 50% como la que más probabilidades tiene. El objetivo del grupo francés es adelantarse a Vodafone para evitar quedarse fuera y perder no sólo el segundo puesto por ingresos en este mercado, sino también el jugoso contrato mayorista de alquiler de red a la propia Másmóvil. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) vigila muy de cerca todos los movimientos ante la reducción de competidores en el país.

Este primer semestre del año 2021 está llamado a ser el decisivo en este 'baile de sillas' en las telecos españolas. Y Orange busca no perder pie. La operadora francesa y el cuarto grupo por tamaño han intensificado esas conversaciones para alcanzar un acuerdo con el que unirse después de más de un lustro de relación por el contrato mayorista que los une a ambos, según explican fuentes conocedoras. La unión, vista con mejores ojos frente a una con Vodafone, no va a resultar sencilla por la misma razón que llevó a romper las negociaciones entre Vodafone y los 'amarillos' el año pasado: la valoración de los activos y el fuerte endeudamiento de estas compañías. 

La opción que se maneja es la unión de todos los activos en una nueva compañía con un reparto equitativo, pero, según las mismas fuentes, implicaría una serie de ajustes debido a las diferencias de tamaño. Es lo que sucedió, por ejemplo, en la 'joint venture' ejecutada por Telefónica con Virgin Media en Reino Unido. La española recibió un pago compensatorio de 2.500 millones de libras debido a que aportó los activos libres de deuda, frente a su aliado, que sí que lo engordó con un pasivo relevante.

Esta aceleración en la negociación es la respuesta que dan los franceses al segundo intento que protagoniza Vodafone para llegar a un acuerdo con la propia Másmóvil. Los británicos acaban de cerrar la puerta a la gala Iliad, el cuarto operador en Italia, al rechazar la oferta de compra presentada junto al fondo de inversión Apax en 11.250 millones de euros. Descartaron esta "indicación preliminar de interés" al entender que no valoraba en su justa medida los activos del país -similar a lo que sucedió en las conversaciones con Másmóvil de hace más de un año-. El oferente lamentó el rechazo al entender que respondía al deseo de la dirección de la operadora de ejecutar una consolidación en Italia. Esto hace pensar que centrará sus esfuerzos en España, después de que su consejero delegado, Nick Read, señalara a ambos mercados como prioritarios para la reducción del número de competidores, junto a Reino Unido. Eso sí, para que eso suceda debería rebajar de manera significativa la valoración que hace de sus activos en este mercado.

En este contexto, Orange busca tomar la delantera. En la potencial unión con Másmóvil no hay sinergias importantes en el alquiler de redes, pues los franceses son los proveedores de una parte significativa de la infraestructura que utiliza el cuarto operador para dar su servicio en España. Pero sí que existirían ahorros importantes en la integración de ambas redes y también en la estructura comercial. Existe una relación y un entendimiento evidente desde hace más de un lustro, cuando Orange decidió aprovechar que Vodafone desistió del negocio mayorista para firmar el acuerdo con el que alquilarle su red a Másmóvil tras la compra de Yoigo y Pepephone y convertirlo así en el cuarto operador 'de facto'. Prueba de ello es la renegociación relativamente rápida de los términos de este contrato firmada hace meses después de incorporar a Euskaltel en el grupo tras la opa lanzada a principios de 2021..

La CNMC, con la lupa

Una de las grandes claves en esta operación es la actitud que mantendrán los reguladores de la competencia. La imposición de unas restricciones duras, como se teme entre los grandes operadores, podría dar al traste con las sinergias y los ahorros procedentes de las operaciones. El consejero delegado de la filial en España, Jean François Fallacher, ya recordó hace varios meses que la posición de estos organismos es clave para afrontar estas transacciones. En esta ocasión, la CNMC tendría voz, aunque lógicamente habría que remitirla a la Comisión Europea, como ya se hiciera en la compra de Jazztel por los franceses en 2015, por el tamaño de la misma.

La propia presidenta de la CNMC, Cani Fernández, admitió en septiembre de 2020, tras el estallido de la pandemia global del coronavirus, que lo lógico sería una oleada de consolidaciones en los próximos años. "Somos conscientes de que en la situación postcovid de crisis las consolidaciones van a ser necesarias, pero, por supuesto, vamos a garantizar que la competencia siga existiendo y los consumidores no se vean afectados", aseguró. Admitió que vendrán muchas de estas transacciones, pero dejó esa puerta abierta a potenciales 'remedios' exigidos, como ya hiciera con Telefónica tras la compra de Movistar+ o como hiciera la Comisión Europea con la venta obligada de casi un millón de unidades inmobiliarias de fibra a Másmóvil. Pequeñas operadoras como Finetwork o la rumana Digi siguen agazapadas a la espera de esas medidas correctoras en forma de venta o cesión de activos.

Pese a que los primeros ejecutivos de las operadoras lo han exigido una y otra vez en los últimos tiempos, la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, aún no se ha posicionado en público respecto a la exigencia de más laxitud en sus criterios para permitir la reducción de cuatro a tres grandes operadores por país. Unas declaraciones a mediados de 2020 ante el diario económico Financial Times se interpretó en ese sentido: "En algunos sectores, de hecho, hay espacio para la consolidación transfronteriza; sería bueno tener más jugadores paneuropeos". Sin embargo, ha sido mucho más reticente a la hora de respaldar operaciones dentro de los países, que eliminen ese 'cuarto operador' clave para ellos desde hace años. 

Orange ha sufrido los embates de la crisis y de la guerra de precios en España. A falta de los datos del último trimestre del año, que serán presentados a finales de esta semana, la empresa ha registrado unos ingresos de algo más de 3.500 millones, un 5% menos. Acumula dos años de caídas en el negocio y en la rentabilidad que les ha llevado a dar un 'hachazo' de 3.500 millones de euros a la valoración de la filial en España, que tendrá que ser compensada por la matriz, como ya hiciera Vodafone en dos ocasiones en el pasado. La situación es delicada y buscan acelerar todo el proceso para tener un pacto lo antes posible.

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