En 2021 y 2022

Orange gasta 8,5 millones en dos años para cerrar tiendas físicas en España

Buscaba "racionalizar" la red de espacios y reducir la cifra de los menos rentables. Sumó 1,6 millones en otros trabajos para esta reorganización. Representa cerca de un tercio de todo lo gastado por el grupo.

Orange mantiene la estrategia de reducir tiendas.
Orange mantiene la estrategia de reducir tiendas.
L.I.

Orange ha gastado algo más de 10 millones de euros en los últimos dos años para clausurar una parte de la red de tiendas y reorganizar el canal de ventas físico para redistribuir la cartera de clientes de manera más eficiente. Esta cifra representa cerca de un tercio de todo lo que ha registrado el grupo como gasto de reestructuración en los establecimientos de todos sus mercados. La multinacional francesa ya anunció, tras ejecutar el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para 400 empleados, que finiquitaría los espacios que no fueran realmente rentables para el grupo o que hubieran reducido de manera significativa el tráfico de clientes.

Entre 2021 y 2022, el gasto para el cierre definitivo de tiendas, principalmente en modo franquicia, asciende a 8,5 millones de euros, según confirma a La Información una portavoz autorizada de la compañía. A esto hay que sumar 1,6 millones de euros para lo que la compañía califica como "acciones para redistribuir la cartera de clientes" entre los diferentes canales y las marcas del grupo. En este mismo periodo 'post-pandemia', todo el grupo -donde se incluyen las divisiones europeas y África- registró un desembolso de 34 millones de euros.

Ya en 2021, el grupo francés anunció que de manera progresiva iría reduciendo su planta de tiendas en España. Ese año se clausuraron más de 40 espacios. La inmensa mayoría de las cerca de 800 que tiene en el país son franquicias, y unas 25 están gestionadas de manera directa por la compañía. En aquel ejercicio, insistió en que el objetivo era “racionalizar” la red de establecimientos y explotar un canal online que se había impulsado después del estallido de la pandemia del coronavirus. Todo ello en un entorno de "menores ingresos" con caídas de tráfico y un mercado "muy competitivo", cada vez más enfocado hacia productos de conectividad de bajo coste.

El propio CEO, Jean François Fallacher, señaló que iban a ser cuidadosos en los cierres, que se analizaban “mes a mes”, basándose en la facturación y el tráfico de visitantes (este se redujo durante el año 2021 un 25% frente a los niveles pre-Covid). Estas clausuras se concentraron en tiendas franquiciadas y gestionadas por distribuidores con los que la operadora alcanza un acuerdo de comercialización.

A cierre de aquel 2021, la plantilla de la filial de distribución era de 280 trabajadores. Era una cifra prácticamente calcada a un año antes. De 2022 aún no está disponible, pero todo apunta a que no ha habido cambios significativos. La práctica totalidad de las afectadas habrían sido franquicias relativamente pequeñas. El último recorte de plantilla de la empresa a nivel global en España fue en 2021, con las 400 salidas voluntarias en el marco de un ERE que acabó con un coste de reestructuración de 155 millones de euros, como admite en su memoria anual. Fueron 10 millones de euros más de los provisionados para abordar las indemnizaciones y prejubilaciones.

Vodafone ejecutó un plan de salida de la gestión de los espacios físicos propios. En el marco precisamente del ERE de 2021 anunció la decisión de desvincularse de las 34 tiendas que tenía en el país. En el marco de la negociación con los sindicatos, los cerca de 230 empleados que trabajaban allí podían optar por integrarse los distribuidores que asumieran la gestión de esos espacios o acogerse a las indemnizaciones pactadas con los sindicatos en ese expediente.

Otras cifras

En las cuentas del grupo en Francia se encuentran algunos datos relevantes de las operaciones en España durante el pasado año, en el que los ingresos cayeron un 1% pese a la remontada de la segunda parte. Por un lado, el crecimiento de los saldos vivos de financiación de terminales móviles que pasaron de 469 millones de euros a casi 600 millones -son los préstamos aportados a los clientes para la compra de ’smartphone’-. Esto refleja el buen comportamiento de sus ventas de dispositivos (como en el resto del sector). Por otro lado, están los créditos fiscales ejecutados. La compañía preservaba sin utilizar más de 2.100 millones de estas pérdidas fiscales para compensar a futuro.

Respecto a la contabilidad de la potencial ‘joint venture’ con Másmóvil al 50% y lo que ingresará a través del 'megadividendo' pactado, la empresa ha optado por la prudencia y no ha colocado los activos de la filial española como ‘operaciones discontinuadas’, como se categoriza en la regulación fiscal internacional. Entiende que al no haber obtenido aún la luz verde por parte de autoridades administrativas y la Comisión Europea, debe mantener la estructura del holding sin cambios. La valoración del fondo de comercio, sobre el que se ejecutó un duro ajuste en 2021 ante las dificultades económicas percibidas en el sector de las telecomunicaciones en España, se ha mantenido a la baja, pasando de 3.170 a 2.700 millones de euros.

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