La competencia como argumento

Orange presiona pero evita 'líneas rojas' ante Bruselas con la fusión española

La teleco da por hecho que el dictamen de la Comisión sobre la 'joint venture' con Másmóvil  no llegará antes del verano, pues pasará a una fase de investigación a fondo. 

El consejero delegado de Orange España, Jean-François Fallacher.
El consejero delegado de Orange España, Jean-François Fallacher.
Europa Press

Arrancan los meses decisivos para la fusión de Orange y Másmóvil en España. Esta semana se notificó formalmente la operación tras meses de diálogo con las autoridades europeas. Y la compañía francesa presiona para esquivar restricciones, en forma de ventas de activos o cesiones de red, que puedan reducir los efectos positivos de la operación. La consejera delegada global y el hasta ahora homólogo en España apretaron este jueves y advirtieron a la comisaria de la Competencia, Magrethe Vestager, que no caben esos 'remedies' alegando la mayor competencia del mercado español. Pero evitan establecer 'líneas rojas' ni avisan de una potencial marcha atrás en caso de que las medidas correctoras exigidas sean demasiado duras.

¿Tiene usted alguna línea roja en cuanto a esas medidas correctoras o 'remedies'? La pregunta era de uno de los analistas tras la presentación de resultados de Orange este jueves. Iba dirigida a la CEO global, Christel Heydemann. Y la respuesta fue clara: "Este acuerdo creará valor para los clientes; no debe haber ningún 'remedio'". No contemplaba, al menos en público, ningún escenario que no fuera ese. Jean François Fallacher, el máximo dirigente del grupo en España hasta el próximo mes de abril, repitió el mensaje en la presentación posterior de los números locales: "Permítanme ser muy claro: en Orange creemos que, mirando la situación del mercado y todos los argumentos aportados, este acuerdo debería autorizarse sin 'remedios'".

En una operación de este calibre, con antecedentes en Europa como el bloqueo de la venta de O2 (el negocio de Telefónica) a la hongkonesa Hutchison en 2016, los contratos suelen contemplar potenciales salidas en caso de que las medidas regulatorias sean excesivas. Y este previsiblemente es el caso. Pero desde el lado francés no quieren enseñar las cartas de potenciales 'líneas rojas' que harían tumbar el acuerdo, aunque se haya analizado como una posibilidad internamente. "La decisión es de la Comisión Europea; es muy temprano para decir algo sobre posibles 'remedios'", apostilló Fallacher.

A diferencia de lo que sucedió en Reino Unido con la fusión de O2 y Virgin Media, que fue analizada y autorizada por el regulador británico al no formar parte de la UE, esta transacción española pasará por las manos de Vestager (aunque seguramente se pedirá opinión a la CNMC española). Y como admite el primer ejecutivo, existe una cierta "complejidad" para entender el mercado español y su idiosincrasia para determinar la influencia de esta concentración. Esto hace que todos los equipos y asesores den por hecho que se irá a una 'Fase 2' para que haya un veredicto definitivo en torno al verano. No hay un plazo estipulado máximo, pues 'el reloj' de los plazos se puede ir parando de manera sistemática en cuanto existan peticiones de información o ampliaciones.

Esa visión de una reducción de operadores es la que quieren contrarrestar desde el lado francés. Insisten en que hay ocho operadores nacionales con oferta convergente (fibra y móvil) y hay casi cien competidores, incluyendo los regionales y locales. Pero, según las cifras a cierre de 2021 de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), el 85% de los ingresos minoristas se concentran entre los cuatro principales operadores (Telefónica, Vodafone, Orange y Másmóvil), por lo que sólo el 15% lo generan esas telecos alternativas, entre las que despunta la rumana Digi.

El otro gran argumento que esgrimió esta semana Orange y anteriormente su potencial socio, Másmóvil, es que la unión no implica la consolidación en el lado de las infraestructuras. Defienden que el cuarto operador no cuenta apenas con infraestructura propia. "No es la unión de dos operadores de infraestructura", aseguraba Fallacher. Pese a que la teleco dirigida por Meinrad Spenger -y controlada por tres fondos de capital riesgo- se ha apoyado en la red fija y móvil de Orange y Telefónica en acuerdos mayoristas, sigue contando con torres de Yoigo y más activos. Eso sí, se ha ido desprendiendo de las unidades inmobiliarias que tenía pasadas con fibra. De hecho, la última transacción se produjo en septiembre pasado, después de la propia firma de la 'joint venture': 500.000 accesos al fondo Macquaire.

A por Vestager

La comisaria europea, que se ha caracterizado por ser especialmente dura en cuanto a la concentración de los mercados más regulados, ya advirtió el pasado mes de noviembre que no lo iba a poner fácil. En una visita a España, defendió que la Comisión esperará a la investigación para determinar si realmente se trata de una concentración que convertiría el mercado español en uno de tres (frente a uno de cuatro). Esto es lo que quieren evitar ambos protagonistas a toda costa, pues implicaría medidas correctoras muy relevantes que alimentarían a un cuarto operador relevante como Digi o Avatel y mantendrían la presión comercial.

Donde también contará con aliados es entre los principales competidores relevantes. Otras operaciones de consolidación han tenido a sus rivales como enemigos. Pero en este caso, tanto Telefónica como la propia Vodafone, que se levantó de la mesa en 2021 sin acuerdo para unirse con Másmóvil, han dado la bienvenida a este acuerdo. La primera respiraría porque pese a que tendría un segundo contendiente mucho más duro, se beneficiaría de una potencial reducción de la agresividad comercial. La británica entiende, en palabras de su todavía consejero delegado, Colman Deegan, que generará "grandes oportunidades". El ejecutivo irlandés exigió hace ahora un año que no hubiera 'remedies' duros que repitieran lo sucedido con la compra de Jazztel por Orange en 2015.

La realidad es que la intensidad comercial en el mercado se ha reducido. Al menos en cuanto a cambios de operador se refiere. Las portabilidades no dejan de reducirse. Y los operadores han eliminado las ofertas agresivas en sus portfolios públicos de productos, además de subir los precios ante el incremento del IPC. Desde Orange no quieren que esto se pueda interpretar como un enfriamiento que acabe por dar argumentos para tumbar la operación. "Sigue siendo un mercado muy dinámico; lo que sí que vemos es que el comportamiento de los consumidores está cambiando; hay una mayor consciencia de la importancia de un servicio de conectividad y tienen menos razones para cambiarse", explica el vicepresidente de la división de consumo en España, Diego Martínez.

Hay mucho en juego. La consecución de esta transacción es una de las dos grandes prioridades de Orange en España, que será liderada por el que hasta ahora era el responsable financiero, Ludovic Pech. La otra es recuperar el crecimiento de la rentabilidad. El año 2022 se cerró con una recuperación de los ingresos, que crecieron en el segundo semestre del año con dos trimestres consecutivos en positivo. Pero el Ebitda se resintió y pese a la remontada, se quedó con una caída del 4%. La batalla en los despachos para lograr la fusión ya arrancó.

Mostrar comentarios