Contrarrestar la prociclicidad del sistema

Una oleada de países activará el colchón anticrisis mientras España se resiste

Quince economías europeas exigirán un mayor capital a sus entidades financieras tras detectar que las tensiones están aumentando. El Banco de España rechaza por ahora aplicar esta herramienta. 

Hernández de Cos, BdE
Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España.
Europa Press

Quince países de los 27 que conforman la Unión Europea (UE) -más Noruega, Islandia y Liechtenstein- ya han activado, o lo harán en los próximos meses, el conocido como colchón anticíclico (CCA). Se trata de una herramienta en virtud de la cual se exige un esfuerzo adicional a la banca en términos de capital cuando se detecta un aumento de las tensiones financieras con el fin de contrarrestar la prociclicidad del sistema. En nuestro país, donde siempre ha permanecido apagado, el Banco de España se resiste a darle al 'botón' de su puesta en marcha a pesar de que ya existen algunos desequilibrios. 

Prácticamente todas las economías lo habían desactivado durante la pandemia con el objetivo de respaldar la capacidad de sus bancos y que pudieran transitar más holgadamente por el contexto de crisis generado por las medidas aprobadas por los gobiernos para contener la expansión del Covid-19. No obstante, la situación ha tornado hacia una de mayor incertidumbre y ya empieza a palparse la acumulación de riesgos, por lo que muchas autoridades prudenciales han decidido elevar estos requerimientos para amortiguar el potencial shock ante una desaceleración del ciclo.

La autoridad que gobierna Pablo Hernández de Cos acaba de decidir hace apenas unos días que mantendrá el CCA en el 0%, aunque reconoce que está realizando un especial seguimiento al sector inmobiliario. Los precios de la vivienda han intensificado su ritmo de avance con una variación anual del 8,5% en el primer trimestre de 2022. Los indicadores sobre desequilibrios en los precios de este mercado han mostrado algunas señales de sobrevaloración desde el inicio de 2020, pero el Banco de España cree que todavía está lejos de los niveles alcanzados en la crisis financiera de 2008.  

Las grandes economías del Viejo Continente ya han anunciado su activación. Alemania lo hará el 1 de febrero de 2023, cuando lo colocará en el 0,75%. Francia hará lo propio unos días más tardes, el 7 de ese mismo mes, para situarlo entonces en el 0,5%, según los datos actualizados a 30 de junio de la Junta Europea de Riesgo Sistémico (ESRB, por sus siglas en inglés). El fuerte crecimiento de los precios de la vivienda es uno de los principales factores que han llevado a las autoridades reguladoras de ambos países a pedir más capital a sus entidades. 

Bulgaria ya pide a sus bancos un 0,5% y les hará apretarse el cinturón al 1% en octubre y al 1,5% en enero de 2023. Croacia aplicará el 0,5% a finales de marzo del próximo año; mientras que en República Checa tienen que 'guardar' un 1% desde este mismo mes de julio, aunque en octubre pasará al 1,5% y se producirán otros dos incrementos más en 2023 hasta fijarlo en el 2,5% en abril. Las entidades de Dinamarca tendrán que crear un colchón del 1% a la vuelta del verano y del 2% al final del presente ejercicio. Estonia también pedirá un 1% en diciembre. Irlanda esperará hasta el verano del próximo año para exigir el 0,5%, nivel en el que ya se encuentra el CCA de Luxemburgo. Eslovaquia lo mantiene en el 1%. 

En Países Bajos se requerirá el 1% en mayo de 2023 y en Rumanía el 0,5% el próximo mes de octubre. Las autoridades de Noruega activaron el colchón anticíclico el pasado mes de junio colocándolo en el 1,5%, y lo elevarán en diciembre al 2% y en marzo del año siguiente lo situarán en el 2,5%. En Suiza acometerán dos subidas. La primera se llevará a cabo en septiembre, hasta el 1%, y se dará otro salto en junio de 2023 para incrementarlo hasta el 2%.

Estos colchones son requerimientos adicionales a los requisitos microprudenciales de capital y están diseñados tanto para frenar el crecimiento del riesgo sistémico como para reforzar la solvencia de las entidades, de forma que puedan absorber las pérdidas que generarían en el caso de la materialización de problemas. Al elevarles los requisitos, los bancos se ven abocados a tomar acciones que moderan el ciclo económico y los precios de los activos financieros. Por ejemplo, reduciendo el volumen de crédito y aumentando los tipos con un impacto directo en el consumo y la inversión.

Lo habitual es activarlo en las fases alcistas de los ciclos crediticios para frenar el desarrollo de desequilibrios sistémicos, elevar el nivel de solvencia de las entidades y mejorar así la capacidad de absorción de este tipo de riesgos. Luego el colchón se libera de forma total o parcial durante las fases bajistas para ayudar a mitigar el impacto negativo de las crisis sobre la provisión de crédito a la economía real. 

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