"Hay que actuar de inmediato"

Pallete lanza un grito de auxilio ante el Gobierno: fusiones para sobrevivir

El primer ejecutivo endurece su mensaje ante la presión de los inversores que llevan la acción a mínimos y se consolida como el 'abanderado' de las fusiones.

El presidente de la Fundación La Caixa, Isidre Fainé, con Pedro Sánchez
El presidente de la Fundación La Caixa, Isidre Fainé, con Pedro Sánchez
EFE

"Hay que actuar de inmediato". El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, tiene prisa. Los inversores no dejan de apretar, con la acción en mínimos de casi dos décadas. El antiguo monopolio de las telecomunicaciones hoy vale 17.000 millones de euros en bolsa.  Y en este contexto de fuerte presión, el ejecutivo español ha decidido tomar la iniciativa ante una potencial oleada de fusiones y adquisiciones de operadoras de telecomunicaciones en España y Europa. Este jueves el primer ejecutivo esgrimió esa bandera ante la ministra de Asuntos Económicos, con el fin último de contar con el Gobierno de Pedro Sánchez como gran aliado.

Agosto de 2019. La cúpula directiva de Telefónica era llamada a rebato. Las alarmas habían saltado después de un verano negro en el que la acción sufrió y mucho, despertando los fantasmas de la llegada de un socio activista no bienvenido que sacudiera las estructuras del grupo. Como resultado llegó un plan de acción que arrancó en noviembre. Álvarez-Pallete pedía una tregua a los inversores de tres años para implantar su 'nueva Telefónica' con una hoja de ruta que perseguía exprimir activos 'escondidos' como las torres (Infra) o su división de servicios digitales (Tech) y preparar otros para una venta. A la luz de los números, no le han otorgado esa bula: los títulos valen hoy la mitad que aquel 28 de noviembre.

En la hoja de servicio del equipo directivo liderado por el presidente están avances desde la presentación de ese plan: el cierre del acuerdo de fusión de O2 con Virgin Media en Reino Unido; las diferentes ventas de torres de filiales del grupo a Telxius -con Amancio Ortega y KKR como aliados-, o los trabajos de escisión de la división tecnológica. Pero Latinoamérica, con sus problemas con las divisas, sigue siendo el quebradero de cabeza: no se ha concluido el 'spin off' financiero de la división y tampoco se ha encontrado un potencial comprador o socio estratégico que se quede con todo o una parte de este negocio. Incluso se ha caído una operación que parecía cerrada como la venta de El Salvador al magnate mexicano Carlos Slim por las exigencias regulatorias. A esto hay que sumar las dificultades para sumar a su causa un 'caballero blanco' que se convierta en accionista de referencia, pese a las ingentes negociaciones mantenidas con fondos estadounidenses y asiáticos en el último año y medio. En cambio, sí han mantenido a Isidro Fainé y Caixa como su gran valedor.

Este complicado terreno de juego ha llevado a Álvarez-Pallete a acelerar en sus exigencias de consolidación. La ambición de las grandes operadoras europeas de fusionarse para ganar tamaño no es nueva. Pero las urgencias económicas han colocado estas operaciones como un salvoconducto: consolidar para sobrevivir. "Competimos no sólo con OTT sino con cientos de pequeñas operadoras de telecomunicaciones que nacen fuera de las dinámicas competitivas, amparadas por una regulación obsoleta, y así no se puede competir", apuntaba el directivo, quien amenazó con una tecnología que va a ser clave: "Hay que actuar de inmediato sobre los sistemas de regulación, de lo contrario, tecnologías como el 5G se perderán incluso antes de desarrollarse". Las diferencias en el tono respecto a lo pronunciado en una entrevista en el diario Financial Times en junio son significativas. Allí se limitó a asegurar que algo estaba cambiando en Europa: "Las estrellas se están alineando para la consolidación".

El Gobierno como aliado

La intervención de este jueves la hizo en un momento muy concreto: se está jugando su operación estrella, la fusión de O2 con Virgin, pues los reguladores de la competencia aún no se han pronunciado. Y la hizo también mirando de reojo al Gobierno de Pedro Sánchez. Más concretamente a Nadia Calviño, vicepresidenta de Asuntos Económicos, que asistía al mismo. Él es consciente de que el Ejecutivo ha de ser su aliado. Ya lo demostró cuando rescató la conocida como 'golden share' para garantizar el veto del Gobierno a casi cualquier operación no europea sobre empresas españolas. En su mano estaría, por tanto, una transacción intraeuropea, que es la que, al fin y al cabo, persigue Álvarez-Pallete. Como lo estuvo en el año 2013, cuando frenó una opa de AT&T sobre la teleco que contemplaba el pago de hasta 70.000 millones de euros.

Con esa necesidad de tener aliados en Moncloa, el primer ejecutivo de Telefónica ha hecho varios guiños al Gobierno en estos últimos meses. En junio resaltó el trabajo "espectacular" de la administración y los funcionarios, con la gestión de los miles de ERTE y de las operaciones de financiación del ICO: "Es un falso dilema entre Estado o empresa; hemos construido un magnífico pasado entre todos y el presente tiene que ser conjunto". Unas semanas más tarde se abonó a los 'brotes verdes' defendido por Sánchez al insistir en "expectativas positivas" para el segundo semestre de este año. Por último, este mismo jueves, en el foro organizado por Kreab y El País, argumentó que desde el departamento de la propia Calviño se están dando "pasos decididos en la dirección correcta, en el marco de la adaptación de la nueva ley de Telecomunicaciones". Una ley que muchas voces en el sector critican, por las limitaciones que tiene en el cobro de la tasa a gigantes tecnológicos como Facebook o Google.

"Debemos recuperar la soberanía digital que hoy se disputan otras potencias"

El objetivo parece ser tomar la delantera en este potencial movimiento hacia la consolidación y así acelerarlo. De esta forma también ganaría la iniciativa, incluso esquivando alguna operación menos amistosa. En el territorio europeo hay quien ya ha dado pasos, pero con una estrategia defensiva pura. Es el caso de British Telecom, el antiguo monopolio británico. Según desvelaba el pasado mes de agosto Sky News, el grupo, dirigido por Philip Jensen, ha contratado a Goldman Sachs que actualice su estrategia de defensa frente a ofertas no deseadas de rivales del sector o de fondos de inversión. Sus acciones se encuentran en el nivel más bajo en más de una década. En Telefónica no ha habido ningún aterrizaje inesperado y hostil de fondos activistas como Elliott Management, que llegó a sobrevolar la sede del madrileño de Las Tablas durante el año 2018 sin finalmente ejecutar ninguna compra de una participación relevante.

BT Group se encuentra en problemas y necesita un plan de modernización que ejecutar en los próximos años. Y su desplome en bolsa es importante: 36% menos en los últimos doce meses. Aún así, se trata de un comportamiento mejor que el de la propia Telefónica (-50%). ¿Y el resto de antiguos monopolios en las principales plazas europeas? Todos ellos sufren, pero en menor medida. Dos de ellos, Orange y Deutsche Telekom, que protagonizaron varias informaciones hace casi un año por un potencial intento de resucitar la fusión entre ambos. La alemana, que es señalada por muchos como el probable 'agente consolidador' del mercado continental, es la que mejor resiste el embate, principalmente por su negocio estadounidense (T-Mobile).

El momento actual es especialmente delicado para el sector de las telecos, a las puertas del despliegue de las redes ultrarrápidas 5G. Éstas tendrán una influencia decisiva en el dominio tecnológico mundial y prueba de ello es la batalla comercial entre Estados Unidos y China a cuenta de la seguridad de la tecnología del gigante Huawei. Operadoras como Telefónica quieren también ejercer ese poder. "Debemos recuperar la soberanía digital que hoy se disputan otras potencias", concluyó el ejecutivo español. La bandera ya la ha tomado.

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