Fallece a los 67 años

Pedro Ferreras, el abogado que pilotó el gran plan de privatizaciones en España

El expresidente de la SEPI se empleó a fondo en el objetivo de transferir al sector privado algunas de las principales joyas de la corona del Estado ,con el fin de asegurar la estabilidad de las cuentas públicas.

La salida a bolsa de Iberia fue la última operación que coordinó Pedro Ferreras antes de dimitir como presidente de SEPI
La salida a bolsa de Iberia fue la última operación que coordinó Pedro Ferreras antes de dimitir como presidente de SEPI
Agencia EFE

Pedro Ferreras (León, 1955) llegó a Madrid siendo un desconocido en la escena económica y política, pero tardó poco tiempo en hacerse un nombre propio en la corte, al igual que en labrarse una fama de hábil negociador. Casualidades del destino, la noticia del fallecimiento del expresidente de la SEPI coincide con un reverdecer de sus viejos laureles por parte del organismo público, reconvertido a raíz de la pandemia en un hospital financiero para empresas. Sin ir más lejos, es el cargado de gestionar el Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas, dotado con 10.000 millones de euros.

Corría el año 1996 cuando el entonces ministro de Industria, Josep Piqué, hizo venir a Ferreras desde su despacho de abogados en Barcelona para recibir un encargo muy conciso: impulsar la mayor política privatizadora de la empresa pública española. Para dar forma a estas instrucciones,  impuestas a España en la firma del Tratado de Maastricht para permitir su entrada en el euro, accedió a convertirse en subsecretario de Industria y presidente de la SEPI: "Entendemos que el Estado no debe ser empresario ya que tiene otras funciones que hacer", aseguró nada más tomar posesión de su cargo.

Durante los siguientes cinco años, Ferreras se empleó a fondo en el objetivo de transferir al sector privado algunas de las principales joyas de la corona propiedad del Estado. Se le considera el artífice de sacar al mercado insignias nacionales como Repsol, Santa Bárbara, Sefanitro, Aceralia, Casa, Endesa, Indra e Iberia

La salida a bolsa de la aerolínea de bandera-que se recuerda como la privatización más complicada de todas por su dimensión- fue la última operación en la que participó antes de su dimisión en 2001, cuando pidió el relevo al frente del grupo público, que acababa de transferido al Ministerio de Hacienda. En el momento de su marcha ya había despojado al brazo de inversor de Industria de los activos más estratégicos, aunque dejó pendiente la reestructuración de RTVE.

Durante su mandato el Gobierno ingresó casi 17.000 millones de euros con la venta de empresas

Tras dejar la SEPI alegando razones personales, decidió volver a Barcelona para centrarse en la dirección en su propio despacho. Poco después, en 2003, presidió la cementera catalana Uniland y durante su trayectoria profesional ha sido consejero de empresas como NH Hoteles, Abertis Telecom, Renta 4, Oesía y Vueling.

Bajo el lema personal de 'sanear, consolidar y privatizar', Ferreras logró disminuir la presencia estatal en empresas y relanzar la economía nacional, al tiempo que reducía el déficit público y saneaba los balances de empresas deficitarias. Con él al frente de la SEPI, se vendieron un total de 34 sociedades de forma total y parcial entre 1996 y 2001. Un ritmo frenético que permitió ingresar casi 17.000 millones de euros (unos 3 billones de pesetas) en las arcas públicas del Gobierno presidido por José María Aznar.

Tal y como recuerdan sus allegados, uno de sus principales logros es que basó su modelo de gestión en criterios técnicos y al margen de la política. Durante todo su mandato mantuvo a toda la dirección de la SEPI y respetó el organigrama directivo de muchas empresas públicas. En su papel como impulsor del proceso de privatización se le recuerda un gran sentido común y empatía, capaz de desbloquear cualquier negociación por difícil que pareciese. Lo hizo formando tándem con Jordi Dagâ, fallecido también hace cinco años y que fue su mano derecha como vicepresidente de la SEPI.

Licenciado en Derecho por la Universidad de Oviedo, Ferras ingresó en 1984 en el cuerpo de abogados del Estado, donde ejerció hasta 1989, cuando fundó el bufete profesional Ferreras abogados asesores legales y tributarios. En esos años fue secretario del consejo de Iniciatives, la sociedad de capital riesgo de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona. Es ahí donde toma contacto con Josep Piqué a finales de los ochenta. Ya en Industria, ambos forman, junto a  Anna Birulés, el conocido como clan de Urus, que toma el nombre del pueblo de la comarca de la Cerdanya, en el Pirineo catalán, donde los tres tenían residencia.

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