Los efectos de la  pandemia y de la caída del petróleo

Las petroleras suspenden los planes de inversión para transformar las refinerías

Gráfico refinerías.
Gráfico refinerías.

Los datos son frescos pero parecen de otra época. La empresa que gestiona las reservas de combustibles y petróleo, Cores, ha adelantado que febrero -ayer mismo- registró el mayor consumo de combustibles en diez años, 2.251 kt. Es pasado. Son números de la economía antes del virus. Un mes después, la situación es otra: el consumo se ha desplomado, el precio del petróleo ronda los 20 dólares y las petroleras han dejado en suspenso los planes de inversión adelantados para transformar las refinerías y producir combustibles más ecológicos sustituyendo petróleo por biomasa, basura e hidrógeno. Un plan con el que aspiraban a conseguir la neutralidad de emisiones en el horizonte -lejano- de 2050.

Hace apenas cuatro meses, la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), en la que se integran Repsol, Cepsa, BP, Galp y Saras,  presentó un plan para sustituir petróleo por otros materiales y producir ecocombustibles. Una revolución para convertir las ocho refinerías españolas -cinco de Repsol, dos de Cepsa y una de BP- en centros de producción "ecológicos". Iba a ser la concreción en España de los planes adelantados por las grandes multinacionales del petróleo en la iniciativa FuelsEurope. Un gran plan para ajustar el negocio petrolero a las nuevas exigencias medioambientales hasta 2050.

La crisis sanitaria y el parón de la economía ha trastocado todos los planes. La asociación de petroleras AOP admite que el panorama "complica las inversiones previstas". Todo depende de cómo evolucione la situación y de los escenarios de recuperación. Los planes y objetivos a largo plazo se mantienen. Pero sobre el papel. Para cumplir con las estrategias que adelantaron las compañías se precisan hitos intermedios, explican fuentes de la asociación. Y no son fáciles de alcanzar partiendo de una situación excepcional como es la actual.

Plan estratégico de Repsol

Repsol ha aplazado la presentación del plan estratégico previsto para el 5 de mayo. En su lugar, y en función de cómo evolucione la crisis y de los resultados, expondrá su perspectiva sobre el negocio. Fuentes de la compañía admiten que la prioridad en estos momentos es sortear las dificultades de 2020. El escenario previsto es un precio medio del barril a 35 dólares entre abril y diciembre, con medidas de recortes de inversión y de gasto que permitirán mantener el dividendo. Los planes a largo plazo se difuminan.

BP destaca que "a medio y lago plazo, los objetivos se mantienen". No hay dudas del modelo que se va a imponer. Pero el corto plazo está marcado por una economía "de guerra" que impone el pragmatismo. "Las inversiones" apuntan fuentes de la compañía " están enfocadas hacia el mantenimiento del empleo. "No contemplamos el cierre de minguna gasolinera" precisan. La idea de apostar por los ecocombustibles y la transformación de las refinerías sigue en pie. Pero los planes estarán marcados por precios del petróleo de en torno a 20 dólares. Materia prima prácticamente regalada que puede enfriar la transición energética y la electrificación del transporte.

Pese a todo, la industria petrolera piensa en planes de transformación a largo plazo porque sienten el aliento de los nuevos tiempos en la cuenta de resultados. Hasta fechas recientes, la reconversión del negocio se veía todavía como algo lejano. Estaban convencidos  -algunos lo están todavía- de que los cambios en la industria de suministro de energía se producen lentamente. Porque los hidrocarburos son abundantes y porque hay mucho dinero invertido en infraestructuras que tienen vocación de largo plazo.

Crecimiento renovable

Aunque estudios como el BP Energy Outlook 2030 predijeron que las fuentes renovables de energía iban a crecer rápidamente, también consideraron que el nivel de partida era muy bajo y se iban a enfrentar a muchos retos técnicos y económicos. Todavía, sostiene el estudio, toda la electricidad eólica, solar, maremotriz y geotérmica mundial solamente representa alrededor del 1% del consumo total.

Pero la tendencia a la descarbonización de las economías es cada día más rápida. Hasta hace poco, las propuestas para lograr sistemas viables 100% renovables, se consideraban utopías, ejercicios llamativos pero inútiles en el corto plazo. Universidades como Stanford (Escuela de Ciencias de la Tierra, Energía y Medio Ambiente) elaboraron propuestas para que 130 países, entre ellos España, lograran el objetivo del 100% renovable en 2050. Se criticaron por utópicas. Hoy las  han asumido Gobiernos como el de España.

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